Moguer recuerda al arcipreste Borrego, el conocido como ‘padre de los pobres’

FedericoOrtega ilustró a los presentes sobre la vida del arcipreste.
FedericoOrtega ilustró a los presentes sobre la vida del arcipreste.
FedericoOrtega ilustró a los presentes sobre la vida del arcipreste.
FedericoOrtega ilustró a los presentes sobre la vida del arcipreste.

Redacción. El Año Platero vuelve a ser protagonista en Moguer con la presentación del Documento del Mes que se realizó en el Archivo Histórico Municipal, y que está dedicado en esta ocasión a la figura del arcipreste Julián Borrego, un personaje del Moguer de la época, presente en las páginas de Platero y yo.

El historiador local Federico Ortega fue el encargado de presentar tanto la figura del arcipreste Borrego como los documentos relacionados con su persona que se muestran este mes en lugar preferente en el Archivo Histórico de Moguer. Ortega, al que acompañaron la concejal Paqui Griñolo y el director del archivo Diego Ropero, explicó con detalle la trayectoria de este sacerdote nacido en Estepa que ejerció sus funciones en Moguer desde 1887 hasta su muerte acaecida en 1907.


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Julián Borrego fue un hombre generoso y desprendido que realizó una gran labor con los más necesitados, y contribuyó a mejorar la educación del Moguer de la época, y a preservar su rico patrimonio monumental.

Su gran carisma y sus constantes actos de caridad (cuentan que cuando visitaba a los pobres les dejaba la ropa que llevaba debajo de la casulla y regresaba a la parroquia muchos días desnudo bajo los hábitos), le convirtieron en una persona extremadamente querida y respetada por todos los moguereños.


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Entre esas personas que admiraban la labor altruista y la figura del arcipreste se encontraba el propio Juan Ramón, que se refiere a Julián Borrego en varios capítulos de Platero y yo y en otros muchos textos inspirados en su pueblo natal. Esa admiración del Nobel por el sacerdote llevó al propio poeta a diseñar el panteón del cementerio moguereño en el que descansan los restos del religioso, al que muchos conocían en Moguer como ‘el padre de los pobres’.

En lo que se refiere a la promoción de la educación, un valor que Borrego consideraba esencial en los albores del nuevo siglo, la amistad del arcipreste moguereño con el cardenal Spínola, facilitó la instalación en el convento de Santa Clara de Moguer de la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón, que pusieron en marcha un colegio de niñas que funcionó durante décadas. Las alumnas eran en su mayoría pertenecientes a familias acomodadas de la localidad, pero el propio Julián Borrego subvencionaba además a un grupo de niñas pobres para que pudieran también acceder a una formación académica.

El personaje del arcipreste Borrego sirvió de inspiración además de a Juan Ramón, a los hermanos Álvarez Quintero, que recrean también su figura en la obra titulada La Puebla de las Mujeres.

Borrero, que fue también socio de honor de la Real Sociedad Colombina Onubense, desarrolló además una gran tarea en defensa del rico patrimonio monumental moguereño, falleciendo en su casa de la calle Francisco Garfias en 1907, convirtiéndose su funeral en una espectacular muestra de dolor de todo el pueblo de Moguer.

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