Setas en plena ciudad de Huelva

Corro de brujas formado por Suilus bellini de la familia de los boletales, bajo un pino en la avenida de Andalucía. / Foto: Bernardo Romero.
Corro de brujas formado por Suilus bellini de la familia de los boletales, bajo un pino en la avenida de Andalucía. / Foto: Bernardo Romero.
Corro de brujas formado por Suilus bellini de la familia de los boletales, bajo un pino en la avenida de Andalucía. / Foto: Bernardo Romero.

Bernardo Romero / Huelva. Un otoño de paseos vespertinos o matinales trae una visión distinta de la ciudad. En esta que habitamos y compartimos, se pueden ver muchos tipos de setas, comestibles o no, pues también podemos encontrar algunas tóxicas y hasta mortales. En todo caso son setas nacidas en parques, que serán tratados como es natural con pesticidas y otros productos para el control de plagas, además de que las setas son excesivamente receptivas de los metales pesados que a esos niveles del suelo abundan pues están a la altura de los escapes de los automóviles, camiones y autobuses, por lo que son setas con un alto contenido en plomo, por ejemplo, lo que ya desaconseja como es natural su consumo.

Vaya la advertencia por delante y nosotros continuaremos paseando por detrás. Hace poco tiempo me llegó un amigo con una excelente recolecta de setas que había pillado en el triangulillo de césped que hay detrás del monumento que Huelva dedica a Paco Toronjo, que el hombre era bajito, pero no tanto por Dios. En fin, estaba encantado porque venía con un canasto enorme de Agaricus xanthoderma, muy parecida a la popular Josefita de olor a anís, el A. silvicola, que es un comestible excelente. La diferencia entre una diarrea y un auténtico festín, estriba en este caso en que la xanthoderma amarillea al tacto que es un escándalo y además no tiene el agradable olor a anís de la silvicola, sino que huele como a tinta. La cara de decepción de mi colega era un poema, de modo que le tuve que recordar que aunque hubieran sido setas buenas para comer, el alto contenido en metales pesados que tienen las setas en una ciudad debido al humo de los vehículos a motor, hacen desaconsejable la ingesta de estos que pudieran ser auténticos placeres, aunque ya puestos se podía ir a la balsa de fosfoyesos y lanzar la caña por aquello de que con la marea alta hubiera podido subir el Tinto algún roncaor o una herrerita y entonces podría hacer una magnífica fritura de pescaíto con salteado de champiñones urbanos, que otra cosa no, pero rica en metales pesados, yo mismo se lo podía firmar ante notario.


Festival de Cine de Huelva

 Barbuda o chipirón de campo (Coprinus comatus), a los pies del monumento al fútbol. / Foto: Bernardo Romero.
Barbuda o chipirón de campo (Coprinus comatus), a los pies del monumento al fútbol. / Foto: Bernardo Romero.

Esta mañana muy tempranito y mientras daba el paseo que me han prescrito los doctores, me he topado con un corro de brujas que no es normal ver con claridad en el bosque. La razón es que era de Suilus bellini, un boletal o, para entendernos, un tentullo, de no demasiada calidad, pero comestible si se desprecian los poros y la cutícula superior, la cual te deja los dedos negros y pringosos. Esta seta es muy abundante en los pinares de toda la zona litoral, tan abundante que puedes llenar un tráiler en media hora y tanto que no se aprecian los círculos o corros de brujas como en este caso. Tras dejarlos allí para no mancharme los deos, seguí mi camino adelante sin mirar la cara patrás, que cantaría el Camarón. Pero sólo unos pasos más allá y a las espaldas del monumento que Huelva dedica al fútbol, el chavalito churricorto que está en disposición de pegarle una patada al balón pero no termina de efectuar el chut, me encontré un comestible excelente, un Coprinus comatus o barbuda en su vulgar denominación, debido precisamente a la apariencia que tiene (melena o barba espesa). Les digo que comestible excelente, pero con precauciones. En primer lugar al poco de ser recolectada, si la encuentran en el campo o en su jardín, pero lejos de los tubos de escape, deberán cocinarlas, ya que enseguida se empiezan a licuar, primero se enrojecen y luego directamente se convierten en tinta, y sobre todo esta seta no sienta bien cuando se combina con alcohol, luego se recomienda que después de un revuelto de barbudas o chipirón de monte, que es otro nombre por el que se conoce a los C. comatus, se abstengan de consumir bebidas alcohólicas durante 24 horas.

Esta curiosidad de convertirse en tinta negra al cabo del tiempo, fue utilizada por los hijos de la gran puta de los nazis para comprobar que los documentos cifrados que circulaban entre ellos, no eran falsificaciones del enemigo, pues utilizaban tinta de C. comatus para sus estilográficas, algo que ya conocía el alto mando aliado, por supuesto.


Puerto de Huelva

En fin, un día de campo, un día para ir a por setas, pero con la cámara fotográfica en lugar de con el canasto y la navaja. En todo caso un buen día de setas y en plena ciudad.

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