Experto en turismo invita en su último estudio a centrarnos en los atractivos de la provincia para potenciar el sector

Ana Rodríguez. El doctor en Ciencias Empresariales y catedrático de la Universidad de Huelva, Alfonso Vargas, acaba de sacar a la luz a través de su blog personal un estudio titulado El turismo en la provincia de Huelva: de dónde venimos, dónde estamos y ¿hacia dónde queremos ir?, un documento que bajo el subtítulo ‘El observatorio que nunca existió’ aúna el trabajo de todo un año en el que analiza la situación de este sector en nuestra tierra.

Como el mismo Vargas indica, con esta publicación, de acceso abierto, persigue un doble objetivo «por un lado, recopilar todos los datos estadísticos existentes sobre el turismo en la provincia de Huelva, que sirvieran como una especie de vademécum para los interesados en la materia y, por otro, reflejar el pasado, el presente y reflexionar sobre el futuro de un sector clave para el desarrollo económico y social de la provincia, con propuestas en positivo a partir de una mirada crítica soportada en los datos oficiales disponibles y en los que nosotros mismos, desde la Universidad, hemos podido generar».

La publicación, dirigida sobre todo a los profesionales del sector y a quienes estudian Turismo en la Universidad de Huelva, se divide en tres grandes bloques que van del pasado al futuro del sector turístico onubense. En el primero, detalla Vargas, «la mirada al pasado nos enfrenta a una dura realidad en lo que a las infraestructuras de transporte y comunicaciones se refiere. Nuestros debates, preocupaciones y reivindicaciones de hoy son básicamente los mismos que hace 50 años. Y esto nos debe hacer pensar. En tiempos de tanta aceleración nosotros no podemos avanzar tan despacio, porque eso significa, en realidad, retroceder en términos relativos».

El siguiente punto, el presente, es el de «la crisis, que también ha afectado a nuestra industria turística. La gran cuestión es qué hemos aprendido en estos años (2008-2012) y qué hemos cambiado para hacer frente a un entorno más hostil y muy diferente al que teníamos antes. Ante estos cambios, hago una invitación a repensar nuestro modelo de desarrollo turístico. Hemos de hacer explícito lo que queremos ser como destino turístico, qué tipo de turista queremos atraer con base en las fortalezas de nuestros recursos y capacidades. Debemos entender que el tradicional turismo de masas es un modelo caduco por insostenible. Después vendrá organizar la promoción», sentencia el catedrático de la UHU.

Finalmente, AlfonsoVargas mira al futuro de manera esperanzadora, afirmando que «hay vida después de la crisis. Vida que vendrá de la mano de la creatividad, de iniciativas innovadoras, del apoyo a los emprendedores con talento y de un plan que nos facilite una hoja de ruta acorde con las tendencias que van a marcar el turismo en las próximas décadas. ¿Por qué no trabajar para convertir Huelva en un destino turístico inteligente? Sin apoyo de las nuevas tecnologías y sin datos para tomar decisiones seguiremos yendo a ciegas y moviéndonos a base de impulsos espasmódicos: la experiencia y la intuición no bastan. Felizmente hay gente que, desde su espíritu inquieto y emprendedor, está poniendo en marcha iniciativas muy interesantes que están ayudando a cambiar la faz de nuestra oferta turística, que debe ser mucho más que sol y playa, sin menoscabo, sino como complemento, de este segmento».

Asimismo, Vargas explica el modelo turístico dando un dato: «la rentabilidad no viene necesariamente de la mano de la cantidad, del número de turistas. Con el mismo número de turistas que hemos acogido en estos últimos cinco años, si hubiéramos conseguido que su estancia media y su gasto medio diario se hubieran situado en la media andaluza, hubiéramos ingresado 1.514 millones de euros más, una cifra nada desdeñable. Y que pernocten más días y gasten más depende del atractivo de la oferta que les planteemos y del público que nos marquemos como objetivo. Además, Huelva necesita vertebrarse mejor como destino turístico, pasando de la promoción a la gestión del mismo. La promoción es una parte importante, pero gestionar un destino significa coordinar la pléyade de agentes públicos y privados que conforman el complejo mosaico turístico. La capacidad de organizarnos es clave para equipararnos a nuestros competidores más directos».

Vargas señala como fundamental tener «proyectos que enamoren», ideas que atraigan al turista y que sí están más «en nuestras manos». Sobre las carencias que la provincia debería solventar para que el turismo despegue, el experto apuesta por adoptar un modelo propio y diferenciado «al que quedarán subordinadas las prioridades en materia de infraestructuras», a lo que añade que «quizás no hemos sabido superar localismos y concentrarnos lo suficiente en lo que son los grandes atractores de la provincia, aquellos recursos con mayor capacidad para movilizar al turista. Quizás Doñana sea el mejor exponente de esa infrautilización. Doñana nos sitúa en el mapa, junto a Jabugo, Riotinto, La Rábida… Lo demás terminará beneficiándose de la capacidad de atracción de estos recursos, una vez transformados en productos y en una oferta apelativa, basada en lo que hoy se conoce como el turismo experiencial».

Al hilo de su discurso, el catedrático de la Universidad de Huelva pone de relieve que para potenciar el turismo en Huelva adoptaría a corto plazo una serie de medidas, concretamente tres: «configurar espacios colaborativos entre los agentes del sector, lo que técnicamente se llama crear clusters o agrupaciones de empresas innovadoras que impulsen la creación de nuevos productos. En segundo lugar articular el sector con los agentes del conocimiento (principalmente la Universidad), a través de un Centro de Estrategia Turística que aporte datos e información para la toma de decisiones y contribuya a afrontar los desafíos a los que se enfrenta el sector. Y por último, incidir mucho más en las nuevas tecnologías para posicionarnos en un mercado hipercompetitivo, sobre la base de nuestros verdaderos atractores».

Para terminar, el catedrático pone manifiesto que su intención con este libro es «provocar una reacción, una reflexión amplia acerca de lo que hacemos, cómo lo hacemos y lo que podríamos hacer para mejorar. Que se lea y que haga pensar; que movilice al lector a compartir conmigo sus ideas, porque el turismo es una de las claves de nuestro futuro y, por tanto, nos jugamos mucho en este empeño. En última instancia, hemos de co-crearlo entre todos. El turismo es responsabilidad de todos, especialmente de quienes aquí residimos».