RFB. Nos sentamos al lado de la Mona Juana -¡que nos gusta ese nombre!- a echar un ratito charlando, y hablamos mucho del corazón de la vida. Carmen, hija de Carmen y nieta de Carmen, tiene fijada la sonrisa con naturalidad y se expresa sin pausa, en un ejercicio de transparencia que define su personalidad. Coincidimos aquí porque es nominada a los premios Buena Gente de Huelva en esta edición.
Nos parece muy joven, lo que resulta un detalle sin importancia porque, obviamente, ser buena gente no es cuestión de edad, y ella es la más joven de los nominados. En su casa están muy orgullosos de ella, de como es y de lo que ha hecho y hace. Y las cosas que nos cuenta reflejan que se nutre en esencia de su familia. Ahí hay mucha energía positiva que se mueve de uno a otro lado, en todos los sentidos y direcciones. Su admirada abuela, sus queridos padres y su inseparable hermano, amén de su marido asientan este buen corazón que en lo cotidiano se brinda a la enseñanza de la música, precisamente ese corazón de la vida que denominaba Franz Liszt.
Pero en esa juventud, y ese dinamismo que transmite, también se cobija la madurez. Porque si no no se entendería que cuando le preguntamos por la felicidad nos hiciese una reflexión tan impecable: «Creo que todos estamos a la espera de que llegue la felicidad y no nos damos cuenta que seguramente recordemos momentos de los que estamos viviendo ahora como los más felices de nuestra vida. Creo que tengo que agradecer mucho por lo que tengo, estar feliz por lo que he conseguido y seguir feliz por lo que estará por venir, porque si es malo, aprenderemos de ello y si es bueno se disfrutará«.
Carmen Borrego Rodríquez es docente en el Aula Municipal de Música de Aracena, donde imparte saxofón, lenguaje musical y musicoterapia. Estudió música en el conservatorio, en la especialidad de saxofón y se graduó como profesora de Infantil en la universidad de Huelva. A día de hoy sigue formándose y reciclándose continuamente, ya que cree que «es fundamental estar al día para dar clase con calidad«.
Desde siempre ha tenido muy claro que «quería ser profe», porque considera que se le da bien transmitir y empatizar con los demás y también tiene mucha paciencia, lo que entiende fundamental para su profesión.
Nos cuenta que «creo que se está haciendo en Aracena una labor de prevención muy necesaria con la asignatura de musicoterapia, ya que asisto a niños desde edades tempranas en la guardería con estimulación musical y desarrollo de sus habilidades, en primaria atendiendo sobre todo a niños con conductas disruptivas y en la propia Aula de música a niños con necesidades educativas especiales, usando la música como medio de integración. Tenía que mencionarlo porque me siento muy orgullosa de ello«.
Se nota que le gusta mucho lo que hace y admite que su esfuerzo ha tenido recompensa, porque se ha cuadrado todo para estar trabajando en el destino ideal, desde el punto personal y profesional. Ella, no obstante, y aunque vive en Aracena, tiene un pie allí y otro aquí, soliendo bajar como mínimo los fines de semana, para disfrutar de su familia y de la ciudad que tanto estima y donde nació hace treinta y ocho años.
Su espacio singular es el triángulo mágico de la Plaza Niña. Es el lugar de crianza donde ha hecho sus amigos más esenciales, como Laura Romero o su ‘primo’, el vecino Alvarito. Recuerda haber pasado muchísimas horas con él, de disfraces y de conversaciones a través de un yogurt con hilo de un 3er a un 1er piso. Forman parte de su pedestal de la amistad también compañeros del conservatorio y de la banda, pero «si tengo un nombre en mayúsculas es el mi hermano Pedro, ya que con él he pasado literalmente toda mi niñez«.
Le preguntamos más por sus orígenes, sobre cual es la imagen, la escena, más antigua que recuerda en su vida, sobre cómo era su familia, quienes la formaban y a qué se dedicaban, y sobre como fue su vida colegial. Todo lo que nos dice nos lleva a pensar que ella, más allá de la musica, forma parte del corazón de la vida en su casa, en su familia.
Nos responde que «en la escena más antigua que recuerdo, estoy sobre las rodillas de mi bisabuelo viendo cómo él me hacía un dibujo de un toro. Era super pequeña, pero es que dibujaba tan bien que no se me ha olvidado. Recuerdo a mis bisabuelos por parte de madre, ya muy viejitos.
A mi abuelo Antonio, que a pesar de haber muerto hace muchos años, ha sido una persona que me ha marcado mucho y siempre he tenido de referente, yo creo que por ser una persona de éxito y por cómo lo quería la gente (fue uno de los fundadores de la Caja Rural).
Mi abuela Carmen (abueloide como yo la llamo), que, a pesar de quedarse viuda tan joven, siempre se ha dedicado a cuidar a su familia y a mí, sobre todo y que a sus 93 años hoy en día tiene una salud envidiable que ya la quisiera yo para mí.
Pedro, mi padre, auxiliar de enfermería jubilado y que da igual a la hora que lo necesites, porque siempre está ahí.
Mi madre Mari Carmen, estudiante de historia que se vio obligada a trabajar en la caja rural porque mi abuelo estaba malito y quería asegurarle un futuro. Aún así, ella supo hacerse un hueco en la empresa y me atrevo a decir que ahora, recién jubilada, es una de las personas más queridas por sus compañeros y clientes. Es mi pilar fundamental, mi persona de referencia máxima en casi todos los aspectos y mi gran consejera.
Mi hermano pequeño Pedro, que, aunque nos llevamos 6 años de diferencia, hemos crecido como uña y carne a más no poder. Salíamos con los mismos amigos, se metió a tocar un instrumento y estuvimos en la misma banda, podíamos pasar horas llorando de la risa y no daba uno un paso sin que el otro lo diera detrás. Es mi persona favorita. Recuerdo esos momentos con muchísimo cariño y nostalgia, ya que ahora cada uno trabajamos en sitios diferentes y nos vemos muy poquito.
Mi vida estudiantil tiene 2 vertientes: el colegio y el conservatorio, ya que soy saxofonista y profe de música. En el conservatorio siempre he estado genial, aunque es bastante duro, pero me sentía en mi hogar. En el colegio tuve momentos mejores y peores, pero no lo pasé del todo bien sobre todo hasta secundaria, porque los niños me metían bastante caña y eso se notaba en las notas. Me llevé toda mi adolescencia pensando que era mala estudiante y hasta que no llegué a la universidad y empecé a sacar buenas notas y matrículas de honor, no me di cuenta que en realidad se me daba bien estudiar. Pero bueno, creo que es algo que necesitaba experimentar, porque todo aquello me ha convertido en la persona que soy ahora y en cómo puedo empatizar y ayudar a niños que están ahora en situaciones parecidas«.
Las personas que más han influido en su vida se encuentran en el seno de su familia, a la que se sumó su marido, Victor. También destaca a Paco Escobar, profesor jubilado del Conservatorio de Huelva. «El fue quien supo ver en mí mi potencial y me metió en el mundo de las bandas, así como me dio la oportunidad de empezar a trabajar como maestra de saxofón y al que le debo mis primeras experiencias y bagaje en este sentido«.
Los valores de sus padres recibidos son para Carmen muchos. Primero el sentido de una familia muy unida. «A mi padre -describe- lo recuerdo como una persona con una coraza muy grande, que, a pesar de tener mucho carácter, es muy gracioso y siempre nos ha animado a ir más allá, porque somos capaces de todo. Ha sido nuestro chofer particular, llevándonos a todos sitios y a todas horas (ya que con la música eso es un no parar). Me ha hecho valorar lo importante que es estar ahí cuando necesitas a alguien.
A mi madre la recuerdo echando muchísimas horas en el trabajo, siempre con una sonrisa y con ganas de guasa. Es mi lugar seguro, la que para mi tiene mas los pies en la tierra y con una educación exquisita, que pienso que nos ha sabido transmitir. Ella me calma, cuando estoy estresada, me anima y me da muchísimos consejos. Lo que me hace verla como una persona muy sabia en muchos sentidos. Ojalá yo fuera algo parecido algún día«.
Su afición es la música, el corazón de la vida, sin paliativos. Eso hace que forme parte también de la Banda Municipal de Música de Aracena, con la que hace numerosos conciertos a lo largo del año. También le encanta bailar y esta a puntada a clases de bailes latinos. Lee bastante, pero sobre todo cosas relacionadas con el trabajo. «Me encanta escuchar música -añade-, sobre todo bandas sonoras de películas, el cine y hacer planes con los amigos. Me flipa viajar, pero no tengo demasiado tiempo para ello, por ahora«.
Cuando lo preguntamos por el concepto de Buena Gente considera que «es quien se haya acordado de ponerme a mi en lugar de alguien de su familia como candidata a este premio. Ser buena gente es ayudar a los demás “como si fuera pa’ ti” entendiéndoles y apoyándoles sin esperar nada a cambio, ser buena gente es saber sacar una sonrisa cuando se necesita o saludar a un desconocido, ceder un asiento en el autobús o poner límites cuando las cosas no son como deben.
He conocido a mucha buena gente, empezando por todos los miembros de mi familia y muchas de las personas que me rodean.
Mi abuela Carmen, mi madre, mi padre, mi hermano, mi marido, mis amigos Ana, Antonio y Joselu, mi compañero Andrés y mucha gente importante que no recuerdo ahora mismo«.
Sus ilusiones principales son «que todo el mundo que quiero tenga muchísima salud para disfrutarlos el máximo tiempo posible; crecer en lo profesional y que el trabajo mejore para tener más estabilidad y tranquilidad… y aprender a disfrutar cada día de las pequeñas cosas«.
Enhorabuena, Carmen.
Fotos: Edith-HBN
Carmen Borrego, el corazón de la vida.
7 comentarios en «Carmen Borrego, el corazón de la vida más allá de la bendita música»
Acabo de leer la entrevista que se ha hecho a mi hija Carmen Borrego y me ha emocionado tanto que me ha quitado ese poco de pudor que podría frenarme para hacer un comentario favorable de alguien tan cercano. Mi hija Carmen es mucho más de lo que podemos leer en esta entrevista y también mucho más de lo que ella misma deja ver en sus respuestas. Que no diría un padre de sus hijos, en este caso a mí me faltarían palabras para poder acercarme a lo que ella da cada día a sus alumnos. Es incansable, no tiene horas el día que no esté pensando en uno u otro alumno, de que manera hacerlo mejor para ayudar y como hacer que sus clases estén llenas de alegría y positivismo. Estoy convencido que quienes la conocen saben que es una persona dispuesta a colaborar en todo y aunque su carácter desprende matices desenfadados, tiene carácter y sabe estar a la altura de las circunstancias sabiendo en todo momento lo que quiere y hacia donde va. Hay muy buena gente por todos los lugares, pero aquí y ahora no nos equivocamos en apostar por Carmen. Todos los compañeros de este certamen tienen sin lugar a dudas méritos suficientes para haber sido designados y yo aprovecho para felicitarlos a todos. Que a todos os siga latiendo el corazón con estos sentimientos de buena gente toda vuestra vida. Un abrazo.
Soy el tito Fernando, mi carmelita se merece un 15, es una niña muy buena gente, su madre mi compañera Carmen Rodríguez, más buena gente todavía y su padre Pedro gran persona, así que de tal palo tal astilla. Ojalá consigas ese reconocimiento. Besos
Para mí es Carmelita y es una niña muy muy muy ……..buenas gente.
Mi prima Carmen se merece mucho este premio Buena Gente de Huelva, es una mujer trabajadora incansable, simpática y siempre está ahí para lo que haga falta. Un 10 como persona.
Soy el tito Fernando, mi carmelita se merece un 15, es una niña muy buena gente, su madre mi compañera Carmen Rodríguez, más buena gente todavía y su padre Pedro gran persona, así que de tal palo tal astilla. Ojalá consigas ese reconocimiento. Besos
Acabo de leer la entrevista realizada a Carmen y ya de entrada le doy mi enhorabuena, no sólo por ser nominada como buena gente, sino porque a través de ella se deja entrever sus valores, su buen hacer, la importancia que tiene para ella la relación con su familia, sus amigos y el valor que le da a las pequeñas cosas que surgen en su día a día. En el terreno profesional, es admirable su dedicación.
Para mí, ya eres ganadora de ese reconocimiento.
Un abrazo.
La conocí en la playa, en la última noche de San Juan, donde fui invitada por sus padres y su grupo de amigos.
Una persona, amable, acogedora y simpatiquísima, lo que se dice, buena gente.
Enhorabuena !!!!!