RFB. Pensamos en Marismas del Odiel y se nos viene a la cabeza que suele ser relativamente común infravalorar lo propio y sobrestimar lo ajeno. Y en lo general esta anomalía se nutre de la falta de conocimiento. Es algo que sucede, cada vez menos pero aún, con esa maravillosa Reserva de la Biosfera -Unesco- que tenemos ahí, casi a tiro de piedra, en la otra banda del identitario río de nuestras vidas. Y el ‘cada vez menos’ tiene responsables. Destacan entre ellos una firma onubense, Onubaland, que cuenta con una concesión administrativa para prestar servicios en este paradisiaco lugar, y una entidad que han comprendido la relevancia del enclave y la necesidad de preservarlo y divulgarlo, la Fundación Atlantic Copper.
Nos acercamos al Centro de Visitantes ‘Anastasio Senra’, para charlar con Francisco Morales García, Paco Morales, gerente de Onubaland pero, sobre todo, apasionado de Marismas del Odiel. Nos atiende con la amabilidad que le caracteriza y caminamos hablando, adentrándonos en el paraje para dar un pequeño paseo. Trabaja desde hace décadas en la educación ambiental, la sensibilización y divulgación en este lugar incomparable del término municipal onubense.
Paco Morales empezó en el año 2000 con esta actividad. «Tenía como promotor principal a la Junta de Andalucía, que desarrollaba una serie de programas. Luego, en 2008 tuvimos un punto de inflexión con la incorporación y compromiso en los programas de la Fundación Atlantic Copper«. En este sentido Morales considera que la entidad metalúrgica onubense tiene íntimo convencimiento de lo que está haciendo en Marismas del Odiel. «Y además, nunca me han dado indicaciones para matizar mi propio discurso. Antes podíamos decir que era un mismo río con dos orillas ‘distantes’. El paradigma cambió y ambas orillas, la de la industria y la del paraje comprendieron que había que poner en valor esa coexistencia«-añade-.
A veces Paco para la conversación advirtiendo la presencia o el canto de algún pájaro singular «mira este de aquí, mira que bonito. Observa como zapatea el flamenco. Aquellas gaviotas pequeñas son distintas a las que normalmente vemos en la playa….«. En su enfoque divulgativo nuestro interlocutor aboga por un pensamiento crítico, «un pensamiento crítico limpio, informado, que permita discernir entre opiniones que pueden ser interesadas«. Considera que es fundamental partir del conocimiento, «por eso hay que traer a la gente para que conozca Marismas del Odiel. Que las conozca en todo su contexto».
Esa contextualización eleva, a juicio de Paco Morales, su extraordinaria belleza, haciéndolas «super-interesantes. Cuando levantas la vista del paisaje y amplías la perspectiva te quedas maravillado. Porque claro, aquí la complejidad ambiental que existe es brutal, la presión antrópica es impresionante, increíble. Más de la mitad de toda la población de la provincia de Huelva vive literalmente pegada a las vallas de Marismas del Odiel. Es una presión portuaria, industrial, carreteras, puentes, turismo,…. Entonces, claro, la conservación del espacio pasa porque esa población que le ‘presiona’ entienda su realidad. Cuando tu coges a alguien…, cualquiera podría dar un paseo de aquí al observatorio que está allí al fondo. Es un paisaje que, como puedes ver, tiene una riqueza impresionante, y si te voy contando cosas esa percepción se hace exponencial. Por eso lo que queremos es que la gente venga, que podamos contarlo, y que luego la gente saque sus propias conclusiones. Y estoy absolutamente convencido, al cien por cien, de cuales van a ser esas conclusiones. Y nada más, no hace falta nada más».
Habla y nos transmite sentimiento de profundo amor por esta localización tan especial. Y de feliz complacencia por esa coexistencia de este tesoro medioambiental en el referido contexto de proximidad a tantos elementos que, en teoría, podrían ir contra él. La evidencia está en la mágica realidad constituida por Marismas del Odiel. En este sentido aclara que este tesoro medioambiental tiene dos naturalezas que comparten espacio, la marisma natural y la marisma transformada como consecuencia de la explotación salinera. Esta sal que surge de las marismas onubenses tiene por destino, entre otros, las mesas de las familias españolas, cuyo 40% de consumo total nacional tiene como origen las Marismas del Odiel. En concreto toda la sal que vende la red Mercadona sale de aquí.
La historia del paraje la conoce bien Paco, entre otras razones porque le encanta preguntarle a los mayores. Nos cuenta que «antes de hablar de conservación e incluso de la titulación del espacio, era todo marisma donde algunos cazaban. Se produce la llegada del Polo de Desarrollo y se necesita la sal como insumo de procesos industriales, concretamente para producción de cloro. Luego esa fábrica declina y se replantea su uso, ampliándose para otros, incluido la de sal de mesa, dado que es una sal de extraordinaria pureza. La existencia de la explotación salinera, curiosamente, es una de las razones que haya esta cantidad de flamencos«.
Pero lo verdaderamente fascinante de las cosas que nos cuenta Morales es la riqueza ornitológica de este lugar. Resalta que es de los mejores del mundo en este sentido, y receptor de visitas de especialistas de todo el globo. Casi trescientas especies de aves han elegido este espacio para que forme parte de su existencia y que se puedan ver a lo largo del año. Pero no es solo el número de especies que se pueden ver, si no singularidad lo que hace Marismas del Odiel como un lugar especial en el mundo.
Está contento con la actuación de la Junta de Andalucía, y especialmente ilusionado con esta etapa que está viviendo con Pedro Yorquez como delegado. La cooperación entre administraciones -muchas implicadas- en todo caso considera que es también algo a destacar. Paco Morales nos cuenta muchas curiosidades sobre varias especies que uno no puede ni imaginar que estén ahí, tan cerca de la Plaza XII de Octubre o del Muelle de Levante, por decir algo. Quedamos emplazados para hacer un reportaje especial… y contamos los días. Enhorabuena.
Marismas del Odiel, Huelva.
Fotografías: Edith-HBN.