J.A. de M. No es una buena noticia, la ‘palmera de Huelva‘ ya ha visto el fin de sus días. Este medio lo es orientado a las buenas noticias, no ciego ante la realidad. Y buscamos siempre esa perspectiva que mantenga a flote la ilusión por la vida y la confianza en el horizonte para esta Huelva que tanto sentimos.
La palmera de Huelva cae por la valoración realizada por los técnicos municipales a la vista de la climatología y con el recuerdo fresco de los cientos de árboles que no pudieron sobrevivir a la tremenda borrasca del pasado domingo, 22 de octubre. Ella lo hizo, pero parece que la suerte -mala- estaba echada. Curarse razonablemente en salud, aunque esa comprensible decisión para no correr riesgo se nos lleva un pellizco de corazón.
Habrá, que gente hay por aquí poco sensible, a quien no le importe la tala, pero creemos que una mayoría de la ciudadanía siente dolor por esta pérdida patrimonial, simbólica e identitaria. Demasiados años de presencia para no formar parte de los recuerdos de cada uno.
Nuestra palmera no era una persona, pero si un ser vivo. Un ser vivo, amable, bonito, que había recorrido la historia de esta ciudad desde finales del siglo XIX. Tantas miradas hacia lo alto o en el discurrir de su base, en el trasiego de cada día.
Esa palmera que nació en una casa que fue de la familia Guisado Vides, que estaba arriba del todo en la calle Palos. Arraigó en su patio y las autoridades municipales con respetuoso criterio decidieron, al reformar la zona y crear la plaza que luego popularmente tendría su nombre -el de la palmera-, dejarla vivir.
En ese lugar de infancia, juventud y madurez, la también plaza del Bacalao, las Tres Calles o la oficial Quintero Báez, ha sido testigo del tiempo de esta Huelva que han pisado nuestros ancestros y en la que hoy hay gente decidida a promover la preservación de su patrimonio y la defensa de sus verdaderos elementos de identidad.
Hablan desde el Ayuntamiento que se repondrá el espacio con una nueva palmera. Bienvenida sea esta. Y que introducirán algún elemento que recuerde a esta que acaba de fallecer. Buena idea también. Nosotros apuntamos la posibilidad de recuperar la iniciativa no llevada a cabo en 1909, cuando desde el Consistorio se planteó erigir allí un monumento a Alonso Sánchez de Huelva, el pre-descubridor. Sería una buena forma de aliviar la tristeza producida por la perdida de nuestra querida palmera, la palmera de Huelva.