Muere el Presbítero Ildefonso Fernández Caballero

Redacción. Don Ildefonso, como era conocido por todos, partió a la Casa del Padre después de una larga vida, que había comenzado en Trigueros, el 2 de septiembre de 1927. Podrá decir con el Salmista lo que en la solemnidad de San Juan Bautista-en que ha fallecido- nos hace decir la Iglesia: «Te doy gracias porque me has escogido portentosamente».

D. Ildefonso era hijo de Manuel y de Josefa. Su padre era maestro del discipulado de San Manuel González y Don Manuel Siurot. Habiendo sentido la vocación al sacerdocio ingresó en el Seminario Metropolitano de Sevilla, fue ordenado presbítero en la capital hispalense el 19 de mayo de 1951, comenzando su andadura pastoral como párroco de Almonaster la Real y Aldeas entre 1951 y 1952. Posteriormente vino a Huelva, como Encargado de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores (1952-1956), siendo Ecónomo de la misma entre 1956 y 1957, pasando, en ese último año, como Ecónomo a la parroquia de Ntra. Sra. de la Merced, de Huelva (1957-1960). En 1960 fue nombrado Rector del Seminario Diocesano, cargo en que estuvo hasta 1962, en que fue a estudiar a Roma, donde se licenció en Sagrada Teología en la Pontificia Universidad  Lateranense, en la que también obtuvo el Diploma de Pastoral. Una vez terminados sus estudios volvió a la capital onubense, donde fue nombrado Profesor de Religión de la Escuela de Maestría Industrial y de los estudios nocturnos del Instituto Nacional de Enseñanzas Medias.


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En 1965 recibió el encargo pastoral de Ecónomo de la Parroquia Mayor de San Pedro de Huelva, en la cual estuvo hasta 1985. Simultáneamente, entre los años 1965 y 1984 tuvo otras responsabilidades pastorales: Arcipreste de Huelva, Párroco consultor, Responsable pastoral de la Zona de Huelva, Examinador Diocesano, Miembro de la Junta Superior de Conferencias Morales, Director Diocesano de la Pía Unión de las Marías de los Sagrarios y Discípulos de San Juan, Vicario General de Pastoral, Vicario episcopal de la Zona de Huelva Capital, Director Espiritual y Profesor de Religión de la Escuela de ATS, y Miembro del Consejo de Presbiterio.

En 1985 fue nombrado Vicario General de la Diócesis, cargo en el que permaneció durante los pontificados de los obispos Monseñor González Moralejo, Noguer Carmona y Vilaplana Blasco, cesando en 2007. Al mismo tiempo, en algunos casos como anejos al cargo, fue miembro del Consejo de Economía, del consejo del Presbiterio, del Colegio de consultores, del Consejo de Pastoral Diocesano, de los Patronatos de las fundaciones de Escacena, Higuera de la Sierra, Calañas y Cumbres Mayores, y de la comisión para el Cincuentenario de la Diócesis. En 1986 fue designado como profesor de Teología en el Seminario Diocesano.


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En 2007 fue nombrado como Vicario Episcopal de Religiosas, siendo también, posteriormente, miembro del Consejo de Presbiterio y del Colegio de Consultores. Su jubilación vino acompañada de un continuado seguimiento de su interés por la pastoral, lo que se concretó en la creación del blog Orientación Pastoral (Católica), un verdadero servicio espiritual para muchos sacerdotes y fieles.

De Don Ildefonso se podrían destacar muchas características de su personalidad: el espíritu de servicio, la amabilidad, la elegancia que le hacía ser un caballero (no sólo de apellido), su espíritu sacerdotal, su pasión por la pastoral parroquial, que incluso se manifestó en alguna de sus publicaciones, su celo pastoral, su preocupación por los pobres.

A una provecta edad D. Ildefonso ha sido llamado por el Señor, después de un tiempo de purificación, bien puede decir con San Pablo: cursum consummavi, fidem servavi, «he terminado la carrera, he guardado la fe». Este eclesiástico, que contó con la más estrecha confianza de tres obispos y que ha trabajado por el Reino, por su edad, habrá podido decir con San Manuel González a María: «¡Que no nos cansemos… Mientras nos quede una gota de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento de nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies, que puedan  servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos…». Que la Virgen lo acoja para gozar de Cristo por toda la eternidad y que interceda por él San Antonio Abad. Descanse en paz.

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