C.M. Hace años que seguimos muy de cerca la carrera de la egiptóloga onubense Victoria Almansa-Villatoro, que poco a poco está logrando convertirse en una eminencia dentro de su campo. La hemos acompañado en sus primeros pasos en el mundo de la investigación sobre el Antiguo Egipto y en su aventura viviendo en EE.UU, donde sigue y ha establecido su vida.
Recientemente, la revista National Geographic ha alabado su trayectoria y sus descubrimientos, calificándola como referente mundial en escritura iconográfica. Miembro de la Harvard Society Fellows, es una de las protagonistas del artículo Metal caído del cielo, publicado en el número de junio de la conocida publicación. Entre sus grandes hallazgos, está el descubrir que los pobladores del antiguo Egipto ya conocían la existencia de los meteoritos y que, mucho antes de dominar el metal, ya utilizaban estos objetos caídos del cielo para fabricar armas y adornos. Victoria Almansa-Villatoro, con sus pesquisas sobre el significado oculto en los Textos de las Pirámides, también ha desvelado muchos otros misterios de esta antigua civilización.
Según cuenta la onubense en la revista: «Los objetos de hierro procedentes de los meteoritos se incluían en tumbas y están asociados con un ritual funerario conocido como ‘Apertura de la Boca’ por el que se devolvía al difunto su capacidad de usar los sentidos. Por otro lado, el conocimiento de la procedencia celeste del hierro, un material muy raro en aquella época, convirtieron a los objetos fabricados con este material en un artículo de lujo. Ello explica el doble sentido de la daga de hierro de Tutankamón: es tanto un objeto asociado con la resurrección como un símbolo de prestigio que no cualquiera podía permitirse incluir en un ajuar funerario. La función regenerativa del hierro se explica por su procedencia celeste, ya que en el antiguo Egipto el cielo estaba personificado por la diosa Nut, en cuyo útero se produce el renacimiento del difunto. De hecho, en los Textos de las Pirámides, los más antiguos textos rituales del mundo, el cielo es el destino final del difunto para alcanzar la mortalidad».
Una investigación que asegura ha tenido buena acogida. La resistencia ha sido minoritaria, y viene de quienes piensan que la palabra que aparece en los Textos de las Pirámides, bjA, no significa “hierro” sino “cobre”. Sin embargo, la escritura de bjA en los Textos de las Pirámides aparece en los Papiros de Abusir junto con la escritura para “cobre”, por lo que ambos metales están claramente diferenciados.
«Las inscripciones de los Textos de las Pirámides están llenas de metáforas y expresiones oscuras que son muy difíciles de entender para los estudiosos, pero que tenían sentido para los antiguos egipcios. En mi opinión, si queremos desvelar todos sus secretos, debemos aproximarnos a ellos con especial atención a la iconicidad de los jeroglíficos. No es suficiente traducir los textos, hay que aceptar que quienes los pusieron por escrito se aprovechan de la información no lingüística que las imágenes aportan, como es el caso del signo para “hierro” que representa el cielo lleno de agua. Creo que los Textos de las Pirámides no se deben clasificar como textos “religiosos” o “rituales”, porque estas categorías o géneros literarios son conceptos modernos y occidentales. Al revés, usan la retórica (quizás heredada de su bagaje oral) y la iconicidad para preservar conocimientos de manera fácil de entender y memorizar», asegura la egiptóloga.
Las investigaciones de Victoria Almansa-Villatoro se ciñen en dos ámbitos: la historia socioeconómica y política de Egipto y el origen y sentido de la religión. «Para entender, por ejemplo, cuánto poder tenía el faraón en la vida política de Egipto no nos basta con consultar las fuentes escritas, plagadas de propaganda real, o recurrir al registro incompleto y parcial de las pruebas arqueológicas. Cuando se leen textos, también hay que prestar atención a lo que no dicen, a lo que dejan para el entendimiento común. Con la cultura material hay que preguntarse quién tenía acceso o entendía determinados objetos o iconografías ¿Era solo una élite? ¿Eran los egipcios de a pie? Cuando observamos todas las piezas del puzle de una manera holística nos damos cuenta de que las cosas nunca son tan simples como se presentan en un primer momento».
En su tesis doctoral descubrió que el discurso político del faraón en el tercer milenio a.C., la época de las pirámides, no está basado en el totalitarismo, la coerción, o el poder divino del monarca, sino que se trata de una réplica del modo en el que otros egipcios pedían favores: énfasis en altruismo, conexiones y reciprocidad de servicio.
Un cómic de Asterix y Obelix hizo florecer su pasión por la historia egipcia
Victoria Almansa-Villatoro es una joven onubense por el mundo que siempre soñó con ser egiptóloga y participar, de primera mano, en las excavaciones en tierras egipcias. Un cómic de Asterix y Obelix que le regaló su abuelo, y en el que las aventuras se desarrollaban junto a Cleopatra, fue su primer contacto con esta cultura y la mecha que encendió la llama de su inquietud por esta civilización. Vicky, como le gusta que le llamen, lleva desde sus inicios participando en varios museos y proyectos que tratan de conocer más sobre las pirámides de Egipto.
Estudió el Grado de Historia en la Universidad de Sevilla, donde además realizó un curso sobre Lengua y Escritura Egipcia Jeroglífica. Siempre tuvo clara su formación, por lo que, incluso antes de empezar la carrera, entró en contacto con el mundo de la investigación, pues con 17 años acudió todas las tardes durante casi un año al laboratorio de Arqueología de la Universidad de Huelva para ayudar a los arqueólogos. El último cursó de grado disfrutó de una beca Erasmus en Sicilia, entrando en contacto con varios proyectos. La onubense se graduó en 2013 y, nada más terminar sus estudios, se marchó a Pisa para hacer una especialización, el Máster de Orientalística y Egiptología en la Universidad de la ciudad italiana de dos años de duración. Además, también ha participado en varias excavaciones y proyectos en otras ciudades como Turín.