Consuelo Domínguez. Tenemos en Huelva la exposición denominada «El mundo de Pessoa«, traída por el Ocib, que nos acerca a uno de los escritores portugueses e internacionales más importantes de la literatura, Fernando Pessoa. Es una particular visión, a través de la obra plástica de un también afamado artista portugués, Norberto Nunes, y me propuse visitarla.
Fernando Pessoa, de la mano de Nunes, se encuentra en la sala de exposiciones de la Diputación de Huelva, hasta el 12 de noviembre. Al tomar contacto con ella he sentido que me tocaba una de mis fibras sensibles. Junto a Juan Ramón Jiménez y Marcel Proust, la figura de Pessoa cierra mi particular triangulo literario. ¿Qué tienen en común estos autores? Tres lenguas diferentes, una vida muy compleja y una producción literaria, poesía/prosa que, sin saber muy bien por qué y desde hace ya bastante tiempo, me cautivaron pese a no ser la literatura sino la historia el campo de mi formación académica.
En una reciente visita a Lisboa pude reencontrarme con Pessoa a través de uno de los lugares muy visitado por el escritor en la ciudad, el café A Brasileira en pleno corazón del Chiado. También tuve oportunidad de conocer la casa-museo del escritor sita en la Rua Coelho da Rocha y el cementerio dos Prazeres. Este último primera morada tras su muerte antes de ser trasladado al panteón de los hombres ilustres en el Monasterio de los Jerónimos que se ubica en el barrio de Belém.
Resulta imposible abarcar la vida de Pessoa y los rasgos más significativos de su personalidad. No obstante, quedan definidos por uno, si no el primero, descubridor y estudioso de su obra, Ángel Crespo. Podemos acercarnos a esa tan singular personalidad mediante la lectura de su libro titulado muy acertadamente La vida plural de Fernando Pessoa.
Publicado por Seix Barral en 1988, fue una inflexión de su conocimiento en España. Comienza con las palabras siguientes: «Aunque se haya dicho hace años, y en más de una ocasión, que Fernando Pessoa no tuvo biografía, incluso se le haya querido definir como ‘el hombre que nunca existió’, lo cierto es que el ininterrumpido avance en el conocimiento de su asombroso legado literario inédito ha venido demostrando que sí la tuvo y que fue una de las más secretas, intrigantes y ejemplares de nuestro siglo«.
Para profundizar en la vida este personaje tan singular y la importancia de su ingente obra, durante mucho tiempo inédita, acaba de aparecer una amplia y nueva biografía. La ha realizado uno de los más expertos investigadores de su vida y obra, Richard Zenith, el autor norteamericano y naturalizado portugués. Esta obra vio la luz en inglés en 2021 y ha sido reconocida por el New York Times como uno de los mejores libros de no ficción de ese año. Hace solo unos meses apareció también la misma obra publicada en portugués por la editorial Quetzal cuyo título es Pessoa.Uma biografia.
Pessoa es un personaje que está a la altura de Kafka, Joyce o Proust (curiosamente en este año se cumple el centenario de la publicación del Ulises de Joyce, de una de las obras más destacadas de nuestro insigne poeta moguereño, la Segunda Antología poética, y de la muerte de Proust).
Como es imposible siquiera resumir en unas pocas páginas la vida poliédrica de Pessoa, y su desdoblamiento en una serie de heterónimos, entre los que se encuentran como más destacados Álvaro de Campos, Ricardo Reis, o Alberto Caeiro solo nos vamos a detener en un par de fragmentos de su otro heterónimo famoso, Bernardo Soares.
Este perfil es el protagonista bajo el que se encubre Fernando Pessoa en El libro del desasosiego, publicado en Acantilado por Richard Zenith y traducido por Perfecto Cuadrado. También comentaremos la escasa relación que el poeta luso mantuvo con los escritores españoles salvo con nuestro cercano Adriano del Valle.
En las primeras páginas del libro mencionado constatamos que a Pessoa resulta difícil definirlo en un solo campo literario. Al igual que su polifacética personalidad, es plural el ámbito literario en el que se movió. Tantos desempeños creativos como poeta, escritor, crítico literario, dramaturgo, ensayista, traductor, editor y filósofo, ya nos dan una pista de su visión de la realidad y el imposible ejercicio de trasladarla al lenguaje de sus múltiples escritos.
Un ejemplo de la búsqueda incesante de la perfección y también del tedio de vivir aparece en este párrafo que entresacamos: «Sabemos bien que toda obra ha de ser imperfecta, y que la menos segura de nuestras contemplaciones estéticas será la de aquello que escribimos. Pero imperfecto es todo, y no hay ocaso tan bello que no pudiera serlo más aún, o brisa tan leve que nos produzca sueño que no pudiera darnos un sueño todavía más tranquilo».
Nacido en Lisboa, a corta edad, y por circunstancias familiares (el matrimonio en segundas nupcias de su madre con João Miguel Rocha, tras enviudar del padre de Pessoa), se ve obligado a trasladarse a Durban. En esta localidad de Sudáfrica es educado en un colegio de habla inglesa, que sería su segunda lengua. Regresó definitivamente a Portugal en 1905 con 17 años. Desde entonces hasta su muerte, acaecida el 30 de noviembre de 1935, no se moverá del país. Se ausentó pocas veces de la capital del Tajo, Lisboa, su universo personal.
Con el sueño siempre en su mente de viajar a Inglaterra y Escocia, que nunca llegó a materializar, nos sorprende el siguiente pasaje del fragmento 138 del Libro del desasosiego: «¿Qué significa viajar, y para qué sirve? Cualquier ocaso es el ocaso; no es necesario ir a verlo a Constantinopla. ¿La sensación de liberación que nace de los viajes? Puedo experimentarla saliendo de Lisboa y yendo hasta Benfica. Y experimentarla de modo más profundo que quien va de Lisboa a China. Porque si la liberación no está dentro de mí, no está para mí, en parte ninguna….».
Termina esta reflexión con unas palabras bastante significativas para comprender su alma y su mente. «Transeúntes eternos a través de nosotros mismos, no hay paisajes sino el paisaje que nosotros somos. Nada poseemos, porque ni siquiera nos poseemos a nosotros mismos. Nada tenemos porque nada somos. ¿Qué manos extenderé hacia qué universo? El universo no es mío: soy yo«.
Unas palabras muy certeras de Muñoz Molina (El País, 3/9/2022) abundan en esta personalidad especial del autor portugués. «El Libro del desasosiego exaspera muchas veces por la insistencia de Pessoa, y de Bernardo Soares, en su lejanía de las cosas y de los seres humanos, en su morbosa obsesión de sí mismo. Pero de pronto abre los ojos a la vida de la gente común de la calle o al prodigio cotidiano del relumbrar del sol en el empedrado como en un espejo después de la lluvia y toda su distancia nebulosa se convierte en una celebración de lo real.»
El segundo aspecto al que nos queremos referir es a la amistad surgida con Adriano del Valle. Fue el único poeta español con el que tomó contacto. Antonio Sáez Delgado, profesor en la universidad de Évora, ha estudiado esa relación. La oportunidad de que ambos escritores se conocieran se debió al viaje de bodas de aquel, en el verano de 1923.
Adriano del Valle, tras contraer matrimonio en Huelva con Pepita Hernández, inicia su viaje de novios hacia Lisboa, donde se encuentra, entre otros, Fernando Pessoa. Allí se reúne con José Pacheko, director de la revista Contemporânea, con Judith Teixeira, Raúl Leal y Fernando Pessoa. Será con este último con quien comience a traducir en ese mismo año a Mario de Sá-Carneiro, que se había suicidado en abril de 1916 en París.
La amistad se mantiene fundamentalmente durante ese año y el siguiente. Lo sabemos por una serie de cartas que intercambia también con Rogelio Buendía e Isaac del Vando-Villar, adscrito en esos momentos a la corriente ultraísta. (Cuadro pintado por Vázquez Díaz)
João Gaspar Simões, su amigo y primer biógrafo recordaba con tristeza la ansiedad de Pessoa en sus últimos años. Estaba ya enfermo por los estragos que el alcohol había hecho en él. Al mismo tiempo le invadía la angustia permanente por encontrar tiempo y calma para reunir su obra y revisar sus manuscritos.
En su casa-museo de Lisboa encontramos el siguiente texto muy elocuente de lo que significó descubrir el placer de escribir. Este fue el que dio pleno sentido a su vida.
Para terminar estas páginas haremos una breve semblanza del autor de la exposición en Huelva dedicada a Fernando Pessoa, Norberto Nunes, nacido en 1942 en Beira Litoral, Portugal. En sus años juveniles asistió a una escuela de artes decorativas y pintura en Lisboa. Y en los años 70 se va a Brasil para trabajar en la industria del cine publicitario. Dos años después vuelve a Portugal y lanza su propia productora de cine Nova Imagem con la que gana numerosos premios.
Es a partir de 1998 cuando Nunes se dedica plenamente a la pintura exponiendo dentro y fuera de Portugal. A partir de 2001 pasa la mayor parte de su tiempo en Rio de Janeiro y es allí donde inicia su obra sobre Pessoa. Francisco Moita Flores, escritor e investigador portugués muy conocido nos habla de Nunes. Dice en relación a él que la pintura hacía tiempo que había dejado de ser un trabajo artesanal de horas muertas para convertir a su autor, exposición tras exposición, en uno de los grandes impresores de la memoria. A través de esta exposición podemos valorar la grandeza de Pessoa pero también la calidad artística del autor de tan brillante muestra.
Fernando Pessoa en Huelva. Norberto Nunes. Sala de la Provincia.
1 comentario en «Fernando Pessoa visita Huelva de la mano de Norberto Nunes»
Lo primero felicitar a la autora de este artículo que a modo de reportaje combina acertadamente Historia, Literatura y Arte alrededor de sus querencias literarias. La figura de Pessoa está encorsetada excesivamente en el escenario de sus heterónimos. Sin embargo, la profesora Consuelo Domínguez con fluidez, conocimiento y sensibilidad ha abierto al común la puerta de un gran desconocido y de un excelente poeta… filosófico.