La cuponera de la Concepción, Cati Jiménez, alegrando el paso de cada día

J.A. de Mora. Si vas por la Concepción casi seguro que te encuentras con Cati Jiménez. Lo cotidiano para mucha gente en Huelva comporta pasar por esa calle Concepción o, al menos, la confluencia de las calles Botíca, Méndez Nuñez y Plus Ultra. Viene a ser la placita que está delante de la Iglesia.

Cati con su máquina expendedora.

Allí cada día laborable puedes encontrarte a una ilusionada cuponera que pudo elegir ese campo de actuación -ese nicho físico de mercado-, el de la Concepción, hace cuatro meses, cuando empezó en esto de la venta de cupones de la Once.

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Se trata de Cati Jiménez, una mujer onubense con raíces en la Isla Chica, en la populosa calle José Fariñas. Y ya ha cogido cuerpo su presencia en este enclave de modo que ahora forma parte de su paisaje. Está muy contenta porque ve que el rodaje en este punto elegido empieza a dar resultados.

Al principio estaba preocupada, porque otros compañeros no querían ese lugar. De alguna forma estaba ‘libre’. La razón más probable es cierta mendicidad que se sitúa en torno a la puerta de la iglesia y también promotores de venta que tienen ese ‘cruce de caminos’ como lugar de paso objetivo. El transeúnte puede sentirse presionado y acelerar el paso por allí. Sin embargo, la cara amable y los buenos modales de la cuponera de la Concepción no espantan, sino todo lo contrario. Y esa hipotética adversidad la ha superado felizmente.



Junto a Macarena, una de las ya numerosas clientas fijas.

En estas menos de veinte semanas Cati se sabe el nombre de muchos clientes que, fieles, acuden cada día y se paran un momento a comprobar el boleto anterior y comprar sucesivos. Cupón diario, sueldazo del fin de semana, cuponazo y otras modalidades pasan de manos de Cati a sus clientes en la ilusión de pillar algún premio que alegre la tesorería familiar.

Ella se siente muy agradecida, y a mucha gente. Expresa que la han acogido en ese sitio con la mayor consideración y cariño. Desde el párroco de la Concepción, hasta dependientes y dependientas de las tiendas de ese núcleo comercial, pasando por innumerables vecinos que han acogido a Cati Jiménez con generosidad. También las Hermandades radicadas en la parroquia. Siente que todos la han ayudado a ir creciendo en su labor cotidiana, consolidando su trabajo de vendedora. Muy agradecida también a la Once, y a la Asociación Provincial contra el Cáncer de Huelva, instituciones que le han dado la mano para salir adelante.

Onubenses que frecuentan el expositor de Cati.

Enfermó de cáncer de mama y la secuela de discapacidad ocasionó que tuviera que dejar su desempeño como camarera en el Hotel Barceló de Punta Umbría. Antes había trabajado en la consulta de un cardiólogo y luego en una guardería. Su perfil laboral se vino abajo a raíz de la enfermedad. Casada, con dos hijos ya independientes, su marido también padeció las nefastas consecuencias del covid como empleado en hostelería.

Cati parece una mujer positivista y proactiva. Para nosotros ‘como premio’, la AAEC contribuyó a un feliz desenlace en su búsqueda de empleo, a través de la benefactora Once. Ahora tiene un contrato por un año y solo palabras de agradecimiento. Nos dice que ‘le debo mucho a la Once, no encontraba trabajo por ningún lado, y no tenía ni para las medicinas‘.

Debajo del azulejo del Nazareno, a quien agradece también su apoyo ‘desde arriba’.

Esa condición de persona agradecida se extiende a todos y cada uno de los que le compran cupones, a los que una vez entregado el billete siempre agradece efusivamente su colaboración. Ahora que está lloviendo los comercios le permiten amablemente proteger su pequeño ‘muestrario’ en los soportales de las tiendas.

Expresamente agradece Cati Jiménez a los trabajadores de Sara Merino, Los Ángeles, los de Avenida, a todos los comercios de esa zona de la Concepción. Nos cuenta lo que hace y al mismo tiempo es capaz de atender a los clientes y hacer cálculos numéricos para la vuelta. Ha llegado Macarena, una de las adquirentes de cada jornada. Cati no se cansa de sonreír y de hablar -no es muda, no-, creando alegría en ese espacio tan nuclear del corazón de Huelva.

Nosotros nos hemos llevado un número del cupón del viernes y lo del sueldazo del fin de semana, cinco euritos. A ver como se da la cosa.

Suerte, Cati.


Puerto de Huelva

1 comentario en «La cuponera de la Concepción, Cati Jiménez, alegrando el paso de cada día»

  1. Es una gran persona,yo soy discapacitada también ,pero estoy jubilada porque no puedo trabajar,y paseo mucho y siempre me paro con ella y voy a comprarle los cupones, aunque me coja lejos de donde vivo,porque es una persona muy agradable y muy humana,y desde aquí le mando un beso muy grande,y me alegro que le hagáis este homenaje,se lo merece porque se lo curra todos los días.????????

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