RFB. Tan bartolina y tan romera, Chari Soteras quizá no haya estado nunca mejor ubicada que en el Atril del Pregón de la Romería de su pueblo. Nada más y nada menos que en la de la Amistad.
No es un manto de Virgen, pero los corazones de los pobladores de San Bartolomé de la Torre, y tantos forasteros atraídos, sienten que esas noches mágicas romeras que cubren el Alto de la Lobera exaltan los valores más humanos de nuestra existencia. Y en esa generosidad y tolerancia de pensamiento cabe tanto la percepción de una Providencia que alimenta los sentimientos fraternales como el más estricto agnosticismo que puede elevar a los altares la esencia del ser humano.
Chari Soteras transmite vibraciones de amistad con mayúsculas, tanto a aquellas personas que conoce sin que suponga una sorpresa como a los que se van sumando a su devenir, con los brazos abiertos de su franca sonrisa bartolina. Si, bartolina, porque se siente arraigada a su patria chica con la fuerza de la pasión y el compromiso y orgullo que supone llevar el testigo de sus ancestros.
Soteras hablaba en su Pregón de tres amistades posibles basándose en reflexiones de Aristóteles, placer, utilidad y virtud o verdadera. Todas y cada una se concentran en las vivencias de este singular enclave del Andévalo en su Romería y ella, Chari, se nos muestra como una abanderada de la tradición -ya 45 años- que según proclamaba «tiene garantizada su existencia hasta el fin de los días«.
Nunca faltó a la cita del último fin de semana de junio y nunca faltará según la voluntad que transmite su partitura vital. Como romera hasta los tuétanos Chari muestra agradecimiento a aquellos que pusieron el primer ramajo, el primer abrazo o la primera nota musical para un encuentro entre personas que gira en torno a una necesidad, una virtud, tan sustancial, tan imprescindible como la Amistad.
Esa primavera de 1977 que puso pie a todo lo que vendría después y perdura hoy. Anselmo Macías con sus tres borregos, Alonso Vázquez el de la parada, Juan Arazo y Miguel Domínguez el ditero. Cuatro amigos -el sentido del encuentro- cuya iniciativa fue multitudinariamente secundada al siguiente año porque la llamada a la Amistad solo puede tener la mayor acogida y en San Bartolomé de la Torre más. Precisamente Chari destacaba que ese concepto de la Amistad puede considerarse un elemento de identidad de su propia localidad.
Cultivar los valores como el que promueve la romería bartolina es algo que se nutre de la experiencia familiar. Y en eso la vocación de Chari tiene un fundamento en sus padres y un apoyo y continuidad en su marido, Juan Ramón y su hijo, Marcos. Aunque aquel no es bartolino de nacimiento lo es de corazón adoptado, con lo que esta faceta tan importante en la vida de nuestra protagonista goza de todo el respaldo que pueda desear.
Tiempo, el de la popular y simpar romería, que este año tiene el verbo de Chari Soteras como pregonera, para la convivencia y para disfrutar. Un peldaño más en el crecimiento personal para ella y para tantos romeros que están ansiosos por iniciar ese recorrido por el pueblo partiendo de ‘Facundo’, para llenar de colorido e ilusión las jornadas en las que San Bartolomé se recrea en sus mejores virtudes, las humanas.
Porque, como también apuntaba la pregonera en la exaltación de esta fiesta singular, al fin y al cabo lo que perseguimos, lo que ansiamos, es la Felicidad. A este lugar común al que todos aspiramos se llega de diversas maneras o, incluso, solapando varios caminos. Pero de lo que no hay duda es que uno de estos, estelar, es el camino de la Amistad. Y en este camino de la Amistad Chari Soteras y su bonito pueblo onubense, San Bartolomé de la Torre, tienen mucho que decir y sentir. Y nos invitan a vivirlo. Este fin de semana del 24, 25 y 26 de junio es la cita. El lugar, el centro del universo esos días en la Amistad, el Alto de la Lobera.