Redacción. Hermanos de la Real Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío de Huelva han celebrado hoy una jornada de convivencia y trabajo en su casa de hermandad en Huelva, al objeto de ir poniéndola a punto para cuando llegue el ansiado día de su reinauguración una vez se finalice su segunda y última fase de construcción, prevista para el día de San José.
Asimismo, se ha aprovechado estas fechas en la que la ciudad celebra la festividad del Patrón de la ciudad, San Sebastián, para retomar una de las tradiciones en la corporación rociera, que tuvo que sufrir un parón debido a la Covid 19, como es la degustación de las ‘migas del tío Pepe’ con la que cada año nos deleita el hermano Pepe Ortiz.
Este año los hermanos de Emigrantes también se encuentran, si cabe, más ilusionado estos días por la decisión del Ayuntamiento de Huelva de que la filial rociera cuente en el callejero de la ciudad con la denominación de un paseo dentro de su barrio del Molino de la Vega, lo que les transmite que la capital onubense se impregna aún más del sentir rociero y se reconoce los cincuenta años de vida de una hermandad que tuvo sus orígenes en tierras alemanas.
Durante toda la jornada las mujeres y hombres de la filial rociera, que preside Francisco José Garrido, han llevado a cabo labores de pintado y limpieza de cancelas, enseres y dependencias de la casa de hermandad. Garrido no ha querido dejar pasar la ocasión para agradecer a todos ellos “su esfuerzo y entrega, una vez más, con Emigrantes”.