Rosa Brito. Inma García tiene 32 años y es de Berrocal. Doctora en microbiología, actualmente está trabajando como técnico de laboratorio en Queen’s University Belfast, en Irlanda del Norte.
Llegó en 2018 cuando terminó el doctorado para buscar nuevas oportunidades laborales, junto a su pareja, quien ya tenía un contrato para empezar a trabajar en Belfast. Ella encontró un puesto de técnico de laboratorio unos meses más tarde. Con suerte, consiguió un trabajo relacionado con microbiología, aunque un poco alejado de la temática de su doctorado. Ahora trabaja estudiando los mecanismos de resistencia a antibióticos en bacterias patógenas.
– ¿Cómo es la ciudad en la que vives? ¿Es muy diferente a España?
Belfast es una ciudad muy acogedora. Por su organización y tamaño es posible ir a pie a muchos sitios de interés y encuentras de todo, principalmente en la zona céntrica, donde hay infinidad de pubs, restaurantes, tiendas, etc.
Al principio resulta chocante que los coches circulen por el lado izquierdo, pero finalmente te acostumbras. Algo también distinto con respecto a España son los horarios de almuerzo y cena, aquí se suele almorzar aproximadamente de 12 a 13.30 y cenar entre las 18:30 y 20:00, mientras que en España lo hacemos más tarde. Aunque al principio me costó un poco, finalmente he terminado adaptándome a esos horarios. También es bastante distinto el sistema de recogida de basura. Aquí cada vivienda tiene su propio contenedor y sus propias cajas de reciclaje, de hecho, es común ver en algunas calles filas de contenedores numerados según la vivienda a la que pertenecen, esto me pareció bastante curioso aunque tal vez prefiera el sistema que hay en España.
En cuanto a la electricidad, en las dos casas en las que he vivido aquí, el sistema es distinto al de España. Tenemos una tarjeta que puede recargarse en un supermercado, donde te dan un código que introduces en tu contador. Con el paso de los días, vas mirando el dinero que te queda en el contador para recargarla de nuevo cuando toque, igual ocurre con el gas. Para la calefacción hay un sistema distinto además del gas, que consiste en un tanque de gasoil que se encuentra en el patio de las viviendas. En este caso, tienes que llamar a una empresa para recargar el tanque cuando se te acaba, sobre todo en los meses de invierno.
Aparte de lo que he mencionado y de, por supuesto, el idioma, la vida aquí es bastante parecida a España. Lo más diferente no tiene nada que ver con el estilo de vida sino con el clima y las horas de luz. Prácticamente todo el año las temperaturas son bajas y llueve mucho, normalmente lluvia acompañada de viento. Sí es cierto que en verano hay algunas semanas con temperaturas más veraniegas o primaverales, pero rara vez superan los 28 grados.
– ¿Y los habitantes?
La gente aquí es muy amable y siempre está dispuesta a ayudar. No me he sentido nunca extraña por ser de fuera, entre otras cosas porque en Belfast vivimos muchas personas de otros países, lo cual se nota cuando vas por la calle y continuamente escuchas a gene hablando en otros idiomas. Y hablando del idioma, mi nivel de inglés era más o menos intermedio cuando vine aquí, sin embargo, me costó muchísimo al principio, sobre todo porque aquí tienen un acento distinto al que se suele estudiar en academias. Es como si te enseñan español y luego te vas a vivir a Andalucía a algún lugar con un fuerte acento andaluz, por tanto, fue complicado al principio. Diría que en estos años he mejorado algo, o eso espero, pero aún me cuesta entender a algunas personas si tienen mucho acento local.
– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido durante tu estancia
Algo gracioso me pasó al principio de empezar a trabajar. Como mi color de pelo es rubio y mi piel es muy clarita, no parezco demasiado española, por tanto, una mujer del servicio de limpieza del centro decía que por mi acento no era de aquí, pero que no se creía que fuese española, sino rusa o algo así. A este tipo de cosas me he acostumbrado, también que cuando visitamos España a mí me hable la tripulación en inglés y a mi pareja en español.
– ¿Cuál es tu lugar favorito? ¿Qué te gusta hacer allí?
Una de las cosas que más me gusta hacer, además de practicar bádminton, es caminar por la ciudad, principalmente desde mi casa, paseando junto al río Lagan hasta llegar a Titanic Quarter. En esta zona de Belfast se encuentra el museo dedicado al Titanic y también los astilleros Harland and Wolff donde se construyó. También me gusta pasear por las calles del centro de la ciudad e ir a pubs donde haya música en directo, lo cual es muy típico aquí.
Por supuesto, uno de los lugares más típicos y de visita obligatoria en Irlanda del Norte es la calzada de los gigantes (The Giant’s Causeway), declarado Patrimonio de la Humanidad. Desde Belfast se organizan visitas en autobús a este lugar tan espectacular, y recomiendo a todo el que venga que lo visite. Del mismo modo recomiendo visitar Derry (o Londonderry), una ciudad a dos horas en tren desde Belfast y donde se pueden visitar distintos museos para conocer la historia de Irlanda del Norte. De hecho, en la foto estoy de visita en esa ciudad.
– ¿Cuáles son los principales obstáculos que has tenido que superar en este tiempo?
Las principales dificultades aquí han sido sobrellevar la pandemia lejos de nuestra familia y el diagnóstico y, por fortuna, la recuperación de mi pareja de una enfermedad grave, en concreto un Linfoma de Hodgkin. Aunque esto último nos enseñó que vivimos en un lugar con un sistema sanitario bastante parecido al español y en todo momento fueron muy amables, nos explicaron todo muy bien y nos sentimos muy arropados.
– ¿Cuál es tu balance de la experiencia? ¿Piensas volver a Huelva?
A pesar de estos contratiempos, el balance de la vida aquí es muy positivo. Nuestro plan es volver a España en unos años, pero solo porque echamos mucho de menos a nuestra familia y amigos, por lo demás nos quedaríamos a vivir aquí toda la vida. Bueno, a veces también echo de menos la comida de España, ya que algunos productos no son fáciles de encontrar aquí.
Unas palabras para los onubenses…
Para terminar, animo a los onubenses que quieran venir a vivir a Belfast que lo hagan sin problemas. Eso sí, deben informarse bien de los nuevos requisitos que se necesitan para vivir en Irlanda del Norte tras el Brexit. Con suerte, yo vine antes de que entrase en vigor y no he tenido muchas complicaciones para seguir aquí.