Redacción. El colectivo de trabajadores sanitarios y no sanitarios del Consultorio Médico de San Bartolomé de la Torre, ha remitido un escrito tanto al Ayuntamiento de dicha localidad, el cual también harán llegar al director de dicho centro sanitario y al Distrito Sanitario Huelva-Costa Condado-Campiña, donde ponen de manifiesto la falta de recursos y personal, así como las condiciones en las que están trabajando para atender a la población “según las mínimas normas de la cartera de servicio del SAS”.
Así, manifiestan que en el año 2008, con menos población que ahora, el Consultorio de San Bartolomé contaba con tres médicos y tres enfermeras trabajando en turnos de mañana y tarde, un pediatra a media jornada, y guardias para Urgencias hasta el día siguiente con ambulancia y técnico las 24 horas. Por el contrario, actualmente sólo cuenta con dos médicos y dos enfermeras, no tiene servicio de Urgencias -lo que colapsa la atención por las mañanas-, está cerrado por las tardes y cuenta con ambulancia solo por la tarde-noche. Todo ello, prosiguen, a pesar de que la población ha aumentado y de que hay más niños y más personas inmigrantes por la campaña agrícola, con las dificultades añadidas que esto acarrea por el idioma y la burocracia.
En el escrito también ponen de manifiesto que los dos médicos cuentan con un cupo por clave médica de 1.884 y 1.955 pacientes, respectivamente, cifra muy superior a la recomendada y que les impide cumplir la ratio de atender a 30 pacientes diarios a una media de 7 minutos por paciente.
Todo ello -añaden- sin contar a los niños menores de 14 años, de cuya asistencia se hacen cargo fuera del horario de trabajo del pediatra los médicos de Atención Primaria y Enfermería, o cuando cualquiera de los dos con que cuenta el Centro de Salud de Gibraleón están de vacaciones o baja médica, en cuyo caso el que queda no acude a San Bartolomé.
Esta situación hace que la demanda aumente considerablemente, y que en realidad el cupo por clave médica pase de 2.000, siendo la más alta de la provincia onubense, teniendo en cuenta que ésta no debe exceder los 1.500 pacientes según la normativa del propio SAS y los convenios laborales.
También denuncian que muchos de los niños de San Bartolomé están inscritos en Gibraleón, aunque sean atendidos su municipio, falseándose así la ratio de pediatría en San Bartolomé, y por tanto el tiempo que dedica Pediatría a la población infantil.
Por otra parte señalan que no hay auxiliar de enfermería que ayude al registro de farmacia, esterilización y reposición de materiales, medicamentos caducados, petitorios o equipamiento sanitario, obligando a realizar dichas tareas a las enfermeras, que también tienen que hacerse cargo del resto de funciones propias del auxiliar, como las citologías, entre otras. Todo ello, prosiguen resta tiempo a las enfermeras para la realización de las funciones propias de su especialidad.
En el caso de la administrativa, en el escrito la definen como una persona “multifunción” por tener que hacer de celadora, administrativa, e incluso en algunos momentos dedicarse al cribaje de pacientes covid o no covid. Una situación que satura a dicha profesional con funciones no propias que la desbordan al superar sus competencias. En este sentido añaden que el cribaje covid-no covid debe ser realizado por Enfermería, lo cual es imposible por falta de personal y por la ausencia de celador para mantener el doble circuito.
Por todo ello, los profesionales sanitarios y no sanitarios de dicho Consultorio se sienten desbordados ante la precaria situación de recursos, y marginados por las autoridades correspondientes, que no ponen solución a la situación.
La actual pandemia, que conlleva nuevas estrategias de actuación y más dificultades en el diagnóstico y el manejo de las actuaciones, lejos de aliviar la situación, la ha empeorado ya que si antes los médicos veían a los pacientes que acudían a consulta con cita, ahora hay que atender con el mismo tiempo varias agendas.
En este sentido tienen que realizar la atención habitual, a la que se suma la telefónica, con valoración de actuación según la historia clínica y lo que narre el paciente -si coge el teléfono y sabe hablar español, lo cual en muchos casos no es así, teniendo que llamar en varias ocasiones o esperar la llegada de un intérprete-. A ello se suma que tienen que concertar visitas presenciales, domiciliarias o derivaciones; explorar y valorar; hacer las consultas de casos sospechosos de covid, así como test y exploración para la detección de virus; atención domiciliaria programada; y urgencias en el centro o domiciliarias.
Todas estas tareas imposibilitan al personal cumplir en tiempo y forma, quedando algunos días las tareas sin realizar, lo que crea malestar entre la población que no entiende qué pasa, y hace que los sanitarios estén cada vez más “quemados” y estresados.
Esta situación se repite todos los días, de 8:00 a 15:00 horas, tiempo durante el que sólo cuentan con un rato para desayunar, por lo que ya no pueden aguantar más.
Por todo lo anterior solicitan más recursos humanos, sobre todo médicos y auxiliares; más personal de Enfermería y Pediatría para poder atender a la población de San Bartolomé; y una redistribución horaria de la atención urgente y no urgente de los pacientes -incluida la ambulancia-.
De lo contrario, concluyen, no saben cuánto tiempo más serán capaces de aguantar esta situación de desborde y colapso.