S. D. Es la reina del bádminton. Carolina Marín. La de Huelva ha sumado su segundo ‘grande’ del año al apuntarse el Toyota Open de Tailandia tras ganar en la final, otra vez, a la número 1 del mundo (ahora sólo por ránking) la taiwanesa Tai Tzu-Ying en dos sets (21-19 y 21-17) en 48 minutos de partido.
De rodillas, con una sonrisa y una mirada cómplice al cielo… luego la mano al corazón y la palabra “papi”. Así terminó Carolina el segundo Super 1.000 que gana en la ‘burbuja’ de Bangkok, con dedicatoria a su padre fallecido el año pasado, mismo recuerdo que hace siete días cuando, en el mismo sitio y ante la misma rival, ya se apuntó el Yonex Open de Tailandia.
Ha sido un triunfo incontestable. Como lo fue su victoria en el anterior torneo. El hecho de ganar sin perder un solo set en ambos demuestra lo que está haciendo y siendo Carolina Marín en esta feliz entrada de año.
A diferencia de la final anterior ante la taiwanesa, esta vez el partido comenzó muy igualado. Hace una semana Carolina ganó 21-19 el primer set, dominando de principio a fin; ahora tuvo una historia diferente. Más agresiva, más incisiva, Tai Tzu-Ying no permitió en ningún momento el juego de la de Huelva, y no sólo logró mantener el electrónico igualado, sino que al filo del intervalo cobró una pequeña renta de dos puntos (9-11).
La vuelta a la pista sentó mejor a Carolina que aumentó la intensidad en su juego, comenzó a dominar en la pista y endosó un parcial de 9-2 que dejó el marcador en 18-13, cinco puntos de renta que mantuvo hasta el 20-15 que dejaba el set visto para sentencia, si bien aún tendría que remar Carolina hasta ganar por 21-19.
El final de la manga favorable a la de Huelva supuso una inyección de moral para ella y un bajón para Tai Tzu-Ying. Por eso en el inicio del segundo juego mandó la actual campeona olímpica, logrando unas ventajas iniciales que, a la postre, resultaron decisivas.
Así, tras el 6-2 de entrada se llegó al descanso con 11-5, desde donde Carolina construyó su victoria final. El marcador se fue a un 17-8 y un definitivo 20-13, si bien Carolina tuvo que trabajarse la rúbrica al set. Porque Tai Tzu-Ying, que en la semifinal remontó un 16-20 ante Intanon en el tercer set para ganar al final, no se rindió, logró un parcial inquietante (0-4) y exigió lo máximo a Carolina que, por fin, en un punto largo pero bien jugado, se apuntó la manga y el partido (21-17), y de esa forma, pudo celebrar con su padre, mirada al cielo, un triunfo más que merecido.
Tras ganar los dos primeros Super 1.000 del año esta próxima semana Carolina afronta, en el mismo escenario, las finales del World Tour de bádminton.