RFB. Esta mujer singular, que abrió los ojos en paisaje serrano onubense, triunfó de forma continuada en Madrid y en provincias, llegando a extender el éxito con su propia compañía de teatro.
Conchita Torres primero y luego Concha Torres -alcanzó la fama teatral muy joven- era una bella intérprete a la que las crónicas de la época la calificaban como culta y muy versátil en cuanto a su capacidad de actuar en variados registros.
La actriz onubense fue aclamada por el público tanto en comedias como en obras dramáticas. Su popularidad provocó que fuese ‘fichada’ para imagen de marca de una acreditada empresa fabricante de cosméticos de entonces, la Peele.
Su renombre y características físicas condujo a que el célebre pintor de las mujeres, Julio Romero de Torres, la considerase como una de sus musas. También protagonizó numerosas portadas de medios nacionales.
En sus comienzos, ya en noviembre de 1912 figura como la ‘modistilla’ en Fortunato de los Álvarez Quintero, en el Teatro Cervantes de Madrid, pisando escenario con las actrices entonces consagradas Irene López Heredia y Pepita Jiménez.
Participó en la obra que estrenó el Teatro Infanta Isabel de Madrid, en 1913, con la compañía de Ricardo Puga. En el ABC se le citaba como la bonísima damita jóven Concha Torres.
Alterna capital y provincias, acudiendo en 1915 a Valencia durante una temporada. En ese tiempo es muy reconocida por su interpretación como primera actriz de la compañía. Las citas en los medios son frecuentes.
Por ejemplo, en diario El Mercantil Valenciano: por la unanimidad con que la Prensa valenciana viene prodigando sus elogios a la primera actriz del teatro de la Princesa Concha Torres durante toda su brillante campaña es digna de ser notada por la crítica de Madrid… la labor que realiza Concha Torres es verdaderamente notable.
Cuando regresa a Madrid en 1916 es recibida con nuevos elogios por la prensa: Después de actuar como primera actriz en el teatro de la Princesa de Valencia, con un éxito grande y verdadero, proclamado constantemente por la Prensa de aquella población, ha terminado su campaña y ha regresado a Madrid la notable y simpática actriz Concha Torres. La joven artista, positiva esperanza de nuestra escena, renovará muy pronto, seguramente, los justísimos aplausos conquistados en Valencia.
Y fue así, y también cuando en ese mismo año acude a Murcia, donde las crónicas le asignan un éxito extraordinario. En esta década de los diez, muy joven y aún incipiente su carrera, Concha todavía no había alcanzado las cotas de popularidad en Madrid que la consagrarían al cabo de pocos años. Si en provincias, que era un paso previo obligado para las actrices que luego obtendrían en refrendo en la capital de España.
Su debut en Madrid como primera actriz tuvo lugar en septiembre de ese año 1916 en el mítico Teatro de la Comedia, epicentro dramático de la capital. En La Correspondencia de España se publica al respecto: Conchita Torres en la Comedia. Como es sabido, dentro de pocos días actuará en la Comedia del insigne Borrás.
En la compañía figura como primera actriz Conchita Torres desconocida del público madrileño hasta ahora, a pesar de haber cosechado muchos aplausos y gran renombre en sus excursiones artísticas en los principales teatros de provincias. Las referencias que tenemos de Conchita Torres, la fama de que viene precedida por su cultura y su exquisito arte nos permiten augurar un éxito en Madrid a la distinguida actriz andaluza elegida con el mejor acierto por el ilustre Borrás para la temporada del otoño.
Hasta 1919 la actriz onubense cosecha éxitos contratada por las principales compañías de teatro españolas. En 1920, ya situada en la cima teatral, configura su propia compañía, que dirige su marido, el polifacético Salvador Martínez Cuenca.
El cónyuge de la célebre intérprete corteganesa era periodista, comediógrafo, novelista, traductor y director de teatro. Ambos llevaron a las principales escenas del país una variada lista de comedias hasta entrada la década de los cuarenta. En todo su trayecto artístico Concha Torres recibe la aprobación sin fisuras de la crítica teatral y el refrendo abrumador del público. Excelente comediante, brillante artista, ilustre actriz, consagrada intérprete, son calificativos que se le atribuyen con continuidad.
A Conchita Torres no acababa de gustarle el cine sonoro. Muchas de sus contemporáneas interpretaron películas, pero ella defendía al teatro ante la dicotomía. En una entrevista que le hicieron en 1930 decía que el cine le parecía divertido, pero daba a entender que se situaba en un nivel inferior al teatral.
A su mérito profesional se añaden sus valores humanos, recibiendo la medalla de oro de la Cruz Roja en 1949. Como indicábamos al principio del artículo siempre llevó a gala su condición de onubense. En 1928, ya en la cúspide teatral española, volvió a su pueblo para protagonizar un festival artístico en la plaza de toros corteganesa. Se celebró el 13 de septiembre, y acompañaron a la actriz la Rondalla Sinfónica de Nerva, la Banda de Música y Masa Coral de Cortegana.
En el folleto del evento se reproducían unas palabras de la consagrada artista: ‘Yo salí muy niña de Cortegana. Como hija de actor hube de seguir a mi padre en sus andanzas
de artista’. Concha Torres les da las gracias a los habitantes de Cortegana , ‘sabiendo que ellos […] «seguían con cariñoso éxito todos los pasos de mi carrera [y] guardaban cuidadosamente todas las revistas donde aparecían mis retratos y conservaban recorte de periódicos en que algunos críticos renombrados de Madrid, juzgaban con benévolo elogio mi labor‘.