Redacción. El Hospital Infanta Elena ha efectuado más de 4.400 llamadas telefónicas desde que se inició la pandemia a mediados del mes de marzo para informar y tranquilizar a los familiares de los pacientes aislados a consecuencia del Covid-19 sobre su estado de salud y su evolución. Unas llamadas que se vienen llevando a cabo doblemente tanto por parte de los especialistas médicos responsables del paciente, como del personal de enfermería que se encarga de su cuidado, con el objetivo de atenuar el impacto emocional y psicológico que supone no poder acompañar a un familiar en un momento de enfermedad.
Se trata de una de las medidas de humanización de la asistencia sanitaria puestas en marcha desde el inicio de la pandemia por los distintos departamentos del centro hospitalario responsables de la asistencia directa a los pacientes en aislamiento a consecuencia del Covid-19. Un compromiso y un esfuerzo continuo que han asumido día tras día los profesionales del Servicio de Medicina Interna, la Unidad de Enfermedades Infecciosas, la UCI y las áreas de hospitalización en las que se encuentran ingresados estos pacientes.
Conocedores de la incertidumbre que viven los familiares de los pacientes diagnosticados con Covid-19 y ante la imposibilidad de acompañarlos para evitar el contagio, los profesionales han redoblado el esfuerzo para impulsar aquellas actuaciones que contribuyan a reducir la ansiedad. Gracias a la puesta en práctica de estas medidas, la familia es informada una vez al día por parte del médico especialista acerca del estado del paciente de manera general si éste no se encuentra consciente, no es capaz de comprender la información o si el paciente así lo desea. Una comunicación que se repite cuantas veces resulte necesaria y en cualquier momento si se producen cambios importantes en su evolución. Además, cuentan también con la llamada de la enfermera de referencia de su Unidad, que es la encargada de informar sobre el estado físico y emocional del paciente, proporcionando a su familia una sensación de control y seguimiento del paciente de primera mano, aunque no puedan estar físicamente con ellos.
De las más de 4.400 llamadas, aproximadamente la mitad se han realizado desde la UCI del Hospital, en la que no solo se ha contactado con los familiares de los pacientes ingresados por Covid, sino también de los afectados por otras patologías, pero que veían reducidas sus posibilidades de visita y acompañamiento a consecuencia de las medidas de aislamiento puestas en marcha para reducir las posibilidades de contagio, mucho más aconsejables en el caso de pacientes con un estado de salud más debilitado, como los ingresados en las unidades de cuidados intensivos.
Además, están resultando también muy importantes para ayudar al paciente a mejorar su ánimo y respuesta ante la enfermedad, el establecimiento de videollamadas con sus familias de forma periódica cuando se encuentran conscientes, lo que supone un alivio y una puerta a la esperanza para todos ellos.
En el caso de los pacientes no Covid, se ha establecido además un turno de visitas programadas, que están ayudando a regular la circulación de familiares por las instalaciones sanitarias, haciendo posible el encuentro con ellos sin comprometer su salud ni la circulación del virus por el centro hospitalario. Gracias a este programa de visitas, los familiares acuden un día y a una hora previamente fijadas para visitar al paciente y son atendidos por los profesionales sanitarios e informados de forma directa de su estado de salud. Así se evita la concentración de familiares en la UCI y en la propia sala de espera de la Unidad, facilitando la permanencia en sus domicilios, reduciendo el riesgo de contagio y mejorando la comodidad y comunicación a las familias.
Estas medidas se integran dentro del Programa de Humanización con el que cuenta el Hospital Infanta Elena, pilar fundamental en el que se sustentan los cuidados y que pretende ofrecer a la persona ingresada y a sus familias un abordaje íntegro, conscientes de que la humanización de la asistencia sanitaria en su conjunto es especialmente vital cuando las personas se encuentran en situaciones de fragilidad y vulnerabilidad debido a los procesos de enfermedad y de una forma más determinante en una situación de pandemia como la actual.