Miguel Mojarro
¿Se acuerdan Ustedes de Silver Kane, Lafuente Estefanía, Fidel Prado, López Hipkis, Debrigode, Octavio Cortés, Mallorquí, … y tantos otros que colgaban del lateral de los kioscos de prensa y que devorábamos en un rato, hiciera frio o calor, sol o lluvia?
Eran novelas baratas, de bolsillo, que aguantaban no más de tres lectores, pero que los kiosqueros rentabilizaban con aquellos cambios por unas monedas, que nos daba derecho a leer y devolver, sin tener que comprar todas las que leíamos. Así, pasaban por nuestras manos decenas de novelas baratas y en general de escasa calidad. Pero algunas de ellas sí tenían calidades literarias y tramas bien estructuradas.
Era el caso de los que tenían que vivir de estas publicaciones, porque otras de mas enjundia no se les permitía en aquellos tiempos. Muchos de ellos camuflaban su nombre en seudónimos que todos recordamos, pero, tiempo después continuaron su labor como escritores, ya con su nombre verdadero y con temas reconocidos como valores importantes de las letras españolas contemporáneas.
Sirva como ejemplo de la calidad de algunos de ellos, Francisco González Ledesma (Silver Kane), que llenó nuestras horas de asueto lector con sus novelas del oeste y policiacas. De esas que cambiábamos en los kioscos y que pasaban por docenas de manos antes de que el kiosquero las desechara.
Pero muchos de esos autores salieron de su clandestinidad literaria y se convirtieron después en valores importantes de nuestra cultura y nuestro ocio lector. Hoy, solamente como ejemplo de los varios posibles, proponemos a González Ledesma en nuestra sección de «Lecturas Casineras», no solo como homenaje a su calidad, sino como propuesta interesante para leer con deleite, por su interés como motivo de ocio cultural.
Francisco Gonzáles Ledesma (Barcelona 1927. Barcelona 2015) ha sido una realidad importante en nuestra literatura contemporánea y será referente de calidad para todos los que busquen argumentos sociales, en los que la intriga sea el motivo y la realidad el estilo.
Silver Kane, Taylor Nummy, Rosa Alcázar, Silvia Valdemar y Enrique Moriel, son sus seudónimos habituales y gracias a ellos Las editoriales populares de los años 50 publicaban sus escritos. Después, vinieron los reconocimientos: Premio Planeta en 1984, Premio Dashiel Hammet en 2005, Premio Internacional de Novela Negra en 2007, en Francia Premio Mystere a la mejor novela extranjera (Dos veces), Premio Carvalho en 2005, Medalla de Oro de la ciudad de Toulouse (Francia), … y más.
Su personaje en las intrigas policiacas, Méndez, ha sido imitado por otros autores, por la naturaleza de sus actuaciones y el realismo de su carácter.
González Ledesma, es la portada de mucho otros que, como él, fueron clandestinos y terminaron siendo valores literarios actuales.
Casi todos ellos hoy son representados y propuestos, como «Lecturas Casineras» dignas de ser recuperadas en este verano de pandemia. Más que dignas: Son magníficos motivos para reconciliarnos con el valor de la lectura en el asueto.
Por cierto, el hijo de Francisco González Ledesma, Enric González, sigue sus pasos de calidad, con colaboraciones en varios diarios, y columnas de marcado interés.
Nunca un libro dejó de llenar un hueco nuestro que estaba vacío. Inútilmente vacío.
A por Silver Kane. O por quien sea.
Y si es en el Casino de Beas, mejor. Allí descubrí yo el placer de releer lo olvidado, mientras esperaba a mi amigo Enrique, para recordar con él la bella historia de aquel salón. Del salón y de las preciosas calles de Beas, que invitan a pasear y terminar en el Casino, en su magnífico sosiego.
Beas es un pueblo con una librería que ama los libros que vende. Mi amigo Francisco, que nació en el propio Casino, sabe mucho de eso, del disfrute casinero con un libro en las manos.
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