José Manuel Alfaro / Sección de ficción ‘Cuaderno de Muleman’. Según ha podido saber este cuaderno, el pasado viernes un carnicero de Trigueros se confinó en un conocido despacho de un importante grupo de abogados para diseñar una posible demanda multimillonaria al país asiático por negligencia sanitaria mundial. El borrador, al que ha tenido acceso este cuaderno, no entra tanto en la responsabilidad del país asiático como lugar de origen de la pandemia, sino en la tardía reacción y el oscurantismo en la gestión y administración de los datos de la crisis. Una situación que en palabras de este carnicero, ha sido origen y motor de esta pandemia que ha convertido el mundo y sobre todo Trigueros en un campo de guerra que lucha contra un enemigo invisible del que ni siquiera conocemos con certeza las condiciones que permiten su expansión sin control y del que, de momento, no hay ningún tratamiento que sea lo suficientemente eficaz como para doblegar a este devastador microorganismo.
La demanda, que estará lista a lo largo de estos días y que se irá perfilando durante el confinamiento, tendrá en cuenta no solo las ordenanzas del consistorio triguereño, sino también la legislación española, europea y el derecho internacional. Una acción que tiene por objeto articular una demanda civil y penal, frente a la corte penal internacional, que podría derivar en una multa billonaria al país asiático por incumplimiento de numerosas normas internacionales en el campo de la salud pública mundial. Una negligencia que ha derivado en el primer caso de coronavirus en el pueblo de Trigueros y ha sembrado el miedo en sus más de 7.000 vecinos, poniendo además al filo del abismo a la carnicería de este vecino y a todo el sector comercial, turístico, industrial y agrícola del municipio, que no sabe si podrá recuperarse de lo que ha considerado la mayor negligencia sanitaria planetaria del la historia de la humanidad.
Este cuaderno ha tenido la suerte de hablar por teléfono con este carnicero en uno de los recesos de la redacción de este documento para contestar a nuestras preguntas.
– ¿Cómo se le ocurrió a un carnicero, la idea de demandar al país Chino?
– Se me ocurrió el mismo día que me enteré de que uno de nuestros vecinos había dado positivo en la prueba del coronavirus y los grupos de WhatsApp saltaron por los aires, haciendo que la psicosis se apoderará de todo el pueblo. Yo cuando me enteré estaba en la carnicería, gracias a un vecino que nada mas enterrase vino a comprarme dos pollos, cinco kilos de lomos, tres kilos de chorizos picantes y me pidió por favor que le vendiera una de mis mascarillas y un par de guantes. Yo le pregunté para qué y fue en ese momento cuando me contó la película de miedo, que se había propagado como el virus por todos los grupos, creo que la histeria llegó hasta el grupo que tenemos de yoga. Fue en ese momento cuando entendí el alcance de la crisis sanitaria en la que estábamos inmersos en Trigueros y de la que creo es responsable el país Chino.
– ¿Crees que esta demanda llegará algún lado?
– No lo sé, pero por lo menos que sirva para que mi alcalde y todos los triguereños reflexionen sobre el tema. Se piensa que el foco del coronavirus tuvo su origen en un mercado de marisco y pescado de la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, aunque también hay que decir que ni los mismo chinos saben de dónde ha salido. Eso fue a mediados de diciembre y tres meses después como el que no quiere la cosa llega a Trigueros creando el caos y haciendo que todos los ciudadanos se vean obligados a comprar mascarillas que están fabricadas en China, a hacerse test de diagnóstico fabricados en china, adquirir guantes y equipos de protección individual comprados en China, material médico fabricado China e incluso no me extrañaría que el papel higiénico estuviera hecho en China. Además las empresas Chinas no exigen que paguemos al contado, nos ponen condiciones de suministro draconianas. Es decir ellos nos han regalado un coronavirus y a cambio para solucionar el problema del bicho, dependemos en gran medida de sus suministros médicos, esto para mí es un sinsentido, es como si yo en mi carnicería vendiera carne en mal estado a mis clientes, sabiendo de sus consecuencias y después ellos se vieran obligados a comprarme el papel higiénico para limpiarse las cagaleras.
– ¿Cree que China debería de pagar la factura de esta pandemia en Trigueros?
– Claro que sí, en estos días de confinamiento vamos a aprovechar para ponernos en contacto con la embajada China, para exigirles que primero empiecen pagando la factura de todo el material que nos hemos tenido que comprar todos los triguereños para protegernos del maldito virus. Después le vamos exigir que paguen todos los costes económicos que va a provocar el confinamiento, gente que ha tenido que dejar de ir a su trabajo, negocios cerrados, además de indemnizar a los que están abiertos como el mío que han visto mermadas sus ventas en más de un 50%. Además tendrán que pagar la factura de las minutas de los psicólogos que van a hacer falta, para poner en orden las cabezas de los escolares que ya no saben ni en el día en el que viven.
– ¿Qué espera de toda esta crisis?
– Que no se muera nadie en el pueblo, porque como se muera alguien van a tener que pagar hasta la Universidad de su bisnieto. Lo demás se que tiene arreglo, una vez que se normalice la carnicería volverá a hacer pinchitos, San Jacobos y chorizos a pleno rendimiento, los bares volverán a abrir y recuperan el pulso de sus cafés y Gin Tonics, poco a poco todo volverá a recuperar el ritmo anterior a este cataclismo sanitario. Y el campo, la industria y sobre todo los turistas volverán a Trigueros con la misma confianza con la que venían antes y eso para un pueblo para el que el turismo es parte del motor de su economía, nos permite sembrar de optimismo estos días tan hostiles.
– ¿Saldremos de este agujero?
– Yo creo que sí, incluso saldremos mas reforzados y con la lección aprendida. La de que no debemos de descuidar nuestro centro médico, sino reforzarlo para hacerlo más eficaz a partir de ahora. Incluso deberíamos de plantearnos montar una fábrica de mascarillas y equipos médicos en la comarca de la campiña. No podemos dejar nuestros servicios y bienes estratégicos en manos de personas de empresas que lo único que buscan son beneficios económicos.
– ¿Hay algo positivo en todo este tsunami sanitario?
– Si y mucho, la crisis está sacando lo mejor de nosotros, que es una cosa llamada solidaridad, el mayor activo de una sociedad y un indicador del estado de felicidad de un pueblo. Trigueros es un pueblo de gente feliz, porque es un pueblo solidario, con unos vecinos que llevan a San Antonio Abad todo el año en su mente y en su corazón y eso dice mucho de este pueblo que es capaz de dar su pan y sus rosquillas a todo el que lo necesite.