Emilio Romero. Es difícil escribir en estos momentos por múltiples circunstancias, pero la más difícil es por perder, como profesor, a un alumno con el cual tenía una particular amistad. Recuerdo una mañana cuando uno coge el móvil para ver menajes y demás (es la inercia hoy día de muchos) y me encuentro dos mensajes con el mismo contenido a los cuales no daba crédito y me costaba reaccionar, como diciendo ¿Esto que es?, es imposible….pero si….era posible, ya que horas después me lo confirmaba mi amigo Rafa en cuya conversación apenas pudimos hablar los dos, ya mas tarde si lo pudimos hacer algo más calmado.
Álvaro era un alumno peculiar, un niño grande, buena gente y amante de las máquinas, por eso ya en la última clase por videoconferencia (como damos las clases hoy día por el confinamiento) me extrañó no verlo detrás de su Huawei P20 conectado con los demás del grupo (había sido él el creador del grupo de WhatsApp que teníamos para comunicar las conexiones a las clases.
Habíamos quedado mucha vez en el despacho (yo era ya conocedor de su historia) para hacer el seguimiento de la asignatura que tenia conmigo, venía a verme a menudo y me enseñaba los resúmenes y hablaba conmigo de la asignatura, yo le guiaba en cómo tenia que hacer las cosas con el fin de poder inculcarle un trabajo que le sirviera para que estuviese ocupado en hacer cosas y que las mismas le gustara y siguiese por ese camino.
Al comienzo del curso les comentaba a sus compañeros que me extrañaba no haberlo visto, no obstante, en el segundo cuatrimestre me alegré internamente de verlo de nuevo por las aulas.
Lo recordaré siempre como mi alumno peculiar con sus ideas y con su forma de ser, no por ello buena persona que así, seguro lo tendrían en su familia y amigos. Te fuiste muy joven querido alumno y amigo, sin avisar, sin decir nada en un momento difícil para todos por este maldito bicho que quizás fue la gota que bosó el vaso….precisamente el ultimo email que te envié fue el propio día 20 a las 16,45 horas para preguntarte sobre el trabajo de la asignatura…hasta que comprendí que no me contestaras, ya en frío pensé que no querías estar encerrado y preferías la libertad, volar sin que te lo impidiera nadie, por lo que me vino a la cabeza estas letras de una canción:
Quiso volar igual que las gaviotas
Libre en el aire, por el aire libre
Y los demás dijeron, pobre idiota
No sabe que volar es imposible
Mas él alzó sus sueños hacia el cielo
Y poco a poco, fue ganando altura
Y los demás, quedaron en el suelo
Guardando la cordura
Y construyó, castillos en el aire
A pleno sol, con nubes de algodón
En un lugar, adonde nunca nadie
Pudo llegar usando la razón
Yo creo Álvaro, que no te olvidaremos, pero quizás me reproche a mí mismo, como parte integrante del proceso, de no haber podido conseguir que pudieras cambiar de opinión y preferiste estar con tus máquinas al lado de Sta. Bárbara.
Hasta siempre amigo¡¡¡¡¡