Redacción. Un año más llegamos al 8 de marzo con la sensación amarga y la impotencia de que a pesar de nuestras luchas y reivindicaciones avanzamos poco a nivel social y laboral cuando hablamos de igualdad. A pesar de los grandes esfuerzos, el poder empresarial siempre encuentra la forma de eludir sus responsabilidades en esta materia, incluso ante la evidencia de numerosos estudios que indican los beneficios de invertir en igualdad de género, siendo uno de ellos la mejora de la productividad, porque la igualdad en las empresas repercute en una igualdad social.
Desde que las mujeres hemos salido al espacio de lo público reconociéndose nuestra condición de ciudadanas son innegables los avances que hemos conseguido, aunque en otras partes del mundo no se pueda decir lo mismo. Porque la idea de la igualdad es una idea que sólo es ejercida cuando alguien te la niega y a nosotras, las mujeres, nos la están negando continuamente. Porque si no, no tiene sentido que a pesar del esfuerzo legislativo para que haya una igualdad formal aún no hayamos conseguido la igualdad real, ni la conseguiremos en muchísimos años.
La crisis, las reformas laborales y la supuesta recuperación económica han creado el caldo de cultivo perfecto para que la precariedad laboral se instale como nueva forma de relación contractual, que bajo el yugo del miedo, termina siendo asumida por la sociedad. Desgraciadamente, esta situación no ha afectado por igual a hombres y mujeres siendo ellas las más precarizadas con toda la carga implícita que ello conlleva. Por hablar de Huelva, una de las provincias más empobrecidas de España, el paro es de 26.303 mujeres paradas (57.28%) la mayor parte mayores de 25 años que representa al 93.23% del total de mujeres. Esto no sucede por casualidad.
En Huelva, las actividades económicas que generan mayor empleo en la mujer son el comercio con un 56.19%, la hostelería con un 52.42%, la administración pública con un 57.60% y la sanidad con un 91.70%. Teniendo mucha diferencia con los hombres en agricultura, construcción, transporte y los servicios auxiliares. Esto tampoco sucede por casualidad. Resaltar, el número de personas inactivas en Huelva con un total de 190.000, dónde 108.100 son mujeres, es decir, el 56.90%. Sobre las personas en activo en Huelva, el 45.84% son mujeres, lo que equivale a 113.400 mujeres, que a su vez están en el intervalo de 25 a 54 años.
Respecto a los contratos, la mayoría es para mujeres de 25 a 44 años, con un total de 7.232 contratos, frente a los 9.218 de los hombres. De estos, los contratos convertidos en indefinidos, se hicieron a mujeres 12.224 contratos iniciales y sólo pasaron a indefinido 151, es decir, el 1.23%, sobre los hombres, de un total de 16.160 contratos iniciales pasaron a indefinido 350 (2.20%).
Ninguno de estos datos son casualidades
Uno de los temas más acuciante y preocupante para UGT es la Brecha Salarial, ocupando un gran espacio de tiempo en movilizaciones y actividades para luchar contra ello e intentar llegar a la igualdad entre hombres y mujeres. La brecha salarial tampoco es algo circunstancial ni casual. Tiene una carga histórica importantísima que no se puede eludir.
Desde UGT Huelva, tenemos claro que la clave de la igualdad remunerativa es lo que determina el valor de los trabajos, y no las personas que los desarrollan. Por ello UGT-Huelva reivindica una ley de Igualdad Salarial, así como una Inspección adecuada que la haga cumplir y que vele por erradicar la brecha salarial. Incidimos en que hay que actuar para corregir la desigualdad laboral en la feminización de las jornadas parciales y la masculinización de las jornadas completas. Para UGT, la fortaleza del mercado laboral para las mujeres está en la negociación colectiva, dentro de los convenios, como herramienta indispensable para alcanzar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en las empresas.
El patriarcado está fuertemente instalado en todas las estructuras sociales y de poder impidiendo que la igualdad real llegue a la vida las mujeres. La aparición de sectores ultraconservadores que nos quieren llevar a una vida en blanco y negro y de nuevas fuerzas políticas que se dedican a mercadear al mejor postor con nuestros derechos vuelven a ponernos a las mujeres una vez más en la picota. La violencia contra las Mujeres continúa siendo la peor de las lacras que atenaza nuestra sociedad día a día, y el negarlo y quererlo diluir como violencia doméstica o intrafamiliar es añadir una violencia más y poner en peligro a muchísimas mujeres.
Todas las expresiones de violencia machista dentro y fuera de la pareja, intentos de legalización de la maternidad de alquiler, la pretensión de querer convertir a las mujeres prostituidas como “trabajadoras del sexo”, el famoso veto parental y un largo etc. de dominación patriarcal junto a un machismo exacerbado como respuesta a un lucha feminista que aprieta es lo que esté haciendo que los derechos de las mujeres, algunos consolidados y otros no tanto, se estén tambaleando.
Es hora de FEMINISMO, y aquí no vale decir que caben todas las mujeres más allá de sus ideologías, porque cuando alguien traiciona la base que le ha permitido ponerse de pie, vender es muy fácil. UGT hace un llamamiento a trabajadoras y trabajadores y ciudadanía en general a su participación activa en las movilizaciones que tendrán mañana día 8 de marzo.