José Manuel Alfaro / ‘El Cuaderno de Muleman’. El pasado viernes, una conocida bodega hizo público, a través de una rueda de prensa, que una de sus botellas podría contener la piedra preciosa de un anillo de incalculable valor. Esta prestigiosa bodega y una de las empresas vitivinícolas más importantes del condado, aprovecho también el encuentro con periodistas para hacer balance del sector de esta última campaña, aportando una serie de datos interesantes, que muestran el peso de una actividad económica que después de unos años de incertidumbre, lastrados sobre todo por el abandono de viñedos debido a su baja rentabilidad y la presión de nuevos cultivos como el de los frutos rojos, retoma el camino de la estabilidad, bajo el paraguas de la excelencia de su producción, el escrupuloso respeto al medio ambiente y la preservación de una cultura del vino milenaria, en un terruño único, como es el del Condado de Huelva.
Una rueda de prensa en la que se dieron datos de la última campaña, que ha terminado con 31,3 M de kilos de uvas recogidas y 21,8 M de litros producidos. Aunque esto supone un descenso del 4% respecto al año anterior, cabe destacar que la calidad de la uva ha sido calificada de muy buena, lo que hará posible que el vino de esta cosecha tenga una calidad excelente a pesar de las dudas que sobrevuelan sobre el sector, que ha elaborado un plan estratégico que trata de impulsar, el empleo masivo del vinagre D.O. en guisos y ensaladas de lechuga, el relevo generacional, evitando que los jóvenes de la zona sean esclavizados en las ciudades en empresas de reparto a domicilio, la reducción de las ventas a granel, la optimización de todos los procesos presentes en las bodegas, así como la elaboración de nuevos productos.
La rueda de prensa ha terminado con un llamamiento a todos los consumidores para que beban espumosos elaborados en la provincia y que se mantengan alerta por si apareciese la piedra preciosa, para lo que han recomendado, que antes de beber miren la copa, vacíen completamente la botella antes de tirarla al contendor de vidrio y que en caso de ingestión accidental, intenten recuperar dicha piedra preciosa de las heces defecadas, junto con los restos de las numerosas y copiosas comidas que se realizan durante estos días.
En la rueda de prensa, también ha estado presente el trabajador implicado en el suceso, que se encontraba bastante afectado y que también ha hecho un llamamiento a toda la ciudadanía para que colaborasen en la recuperación de un objeto de incalculable valor, un hombre abatido que ha contestado a algunas de las preguntas de los numerosos periodistas que se han hecho eco de este extraño caso.
-¿Qué estaba haciendo en el momento del suceso?
-En los treinta años que llevo vendimiando, mira que me he comido bocadillos de calamares en su tinta en el campo, pues nunca me había pasado nada igual. Siempre he tenido la precaución de dejar el anillo en mi bolsillo mientras corto la uva, para después ponérmelo mientras desayuno, máxime cuando el anillo no es el mío, sino el de mi mujer. Todas las mañanas hago el mismo ritual, yo me levanto, me preparo y antes de irme al campo, le doy un beso a mi mujer en la mejilla mientras nos intercambiamos los anillos, ella se queda mi alianza de oro y yo me llevo su anillo de oro blanco con su piedra preciosa en el centro. Pero esa mañana quiso el destino que a mí se me olvidara quitármelo antes de volver a cortar uva. Fue al terminar la jornada cuando me di cuenta de que el pedrusco ya no estaba en su sitio. Supongo que se habría caído en alguna de las espuertas de uva, que se habrían llevado a la bodega, donde se triturarían y cuyo caldo se habría mandado a los tanques de fermentación. Los técnicos de la bodega me comentaron en ese momento que no me preocupara, que ya aparecería en alguna de las botellas, algo que hasta ahora no ha sucedido y que en un primer momento hizo que no entrara en pánico.
-¿Por qué es tan importante esa piedra preciosa para usted?
-Esa piedra tiene su historia, porque ese anillo no fue comprado, ni regalado, ni buscado, fue el quien me encontró a mí, en un anticuario de la capital el día que yo y mi mujer nos conocimos. Fue lo que en esos tiempos se llamaba amor a primera vista, que luego comenzó a llamarse flechazo y en estos tiempos efímeros recibe el nombre de First Date. Ambos tropezamos delante del escaparate de aquella joyería del centro, donde aparecía un lema junto a ese anillo que decía “tú tesoro está delante de tus ojos”. Ella se perdió en el bullicio y yo entré a comprar el anillo, con todo lo ahorrado en una de las campañas de recogida de la uva más duras de los últimos años. El destino quiso que unos meses después la volviera a ver en mi pueblo y ella fuera la hija de un importante bodeguero que había construido una las bodegas más grandes del condado y para el que yo había empezado a trabajar de manijero meses antes en una de sus fincas más grandes. Ya lo demás pues ya se pueden imaginar, amor, sangre, dolor, lágrimas e hijos.
-¿Lo sabe su mujer?
-Lamentablemente sí, ella me ha dicho que haga todo lo posible para recuperarlo, que mueva cielo y montaña, que recorra cada supermercado de la provincia, donde se haya distribuido cada una de las botellas de espumoso, que pudiera contener su piedra preciosa. Hasta el momento llevo semanas sin dormir bien en el sofá de mi casa, hasta el momento he hecho todo lo posible, incluso he utilizado las redes sociales para amplificar mis llamadas de auxilio. No sé qué hacer más [grita un hombre, a punto de romperse en dos, mientras llora desconsoladamente, mandando este mensaje de desesperación]
-¿Cómo puede la gente ayudarle?
-La mejor forma de ayudarme es que se lancen en masa a las tiendas de vinos, a su supermercado de barrio de confianza y a los hipermercados a comprar espumosos del condado con los que brindar en la noche de fin de año por lo que nos queda por vivir. Y mientras lo hacen que miren en las copas, que apuren las botellas hasta el final y busquen en su fondo por si estuviera la piedra preciosa que he perdido por un error que nunca debió producirse. Sé que lo que estoy pidiendo es algo imposible, pero hasta que no se agote la última botella de espumoso y pierda toda posibilidad de encontrar la piedra preciosa, mi mujer no volverá a confiar en mí.
-Y, por último, ¿qué hará si lo recupera?
-Que ya no volveré a cometer otro error más como este, porque entraré en un programa de desintoxicación de alcohólicos, dejaré de apostar en los salones de apuestas deportivas, no orinaré a menos de 250 m de una casa de empeños, no sacare dinero a escondidas de nuestro plan de pensiones falsificando la firma de mi mujer, ni pediré dinero a las empresas de crédito instantáneo, ni financiaré al 24% depósitos en efectivo en mi cuenta provenientes de la tarjeta de crédito, ni empeñaré más mi coche para pagar una deuda, ni pediré dinero a la familia o a mí hijo, a prestamistas de dudosa condición y mucho menos venderé más joyas de la familia o me inventaré historias absurdas para atrasar el pago de mis deudas, lo prometo por el niño Jesús que acaba de nacer.