Antonio José Martínez Navarro. El nombre de Estrella a la Virgen tiene un marcado origen marinero. En la obra titulada “España triunfante”, fechada en 1682, se dice: “… y matando dos bueyes aforraron con las pieles el mísero barquillo, entraron en él invocando a María Santísima, que luego se les apareció en forma de una Estrella, que fue guiando el barquillo, y los españoles cautivos que iban en él…”. Además, es la Estrella de la mañana (Stella Matutina) de la Letanía Laoretana. Por todo ello, nada más sencillo que la villa de Huelva tuviese entre sus Vírgenes esa advocación mariana.
Es bonito saber que todas las playas o costas andaluzas tuvieron antiguamente su torre o fortaleza. Huelva, cuando era marinera y viñadora villa que criaba vinos dulces en la ladera del Conquero que luego unía con los frutos obtenidos en el mar, tenía un castillo y, desde lontananza se divisaba en la Calzada un Arco donde a diario se desbordaba el fervor mariano del pueblo hacia Nuestra Señora de la Estrella.
La fecha del levantamiento de este Arco data del 4 de mayo de 1573, cuando reunido el Concejo de la Villa aceptó la idea propuesta por varios vecinos, entre ellos Miguel Gómez y Diego Hernández, que fueron los patrocinadores efectivos de la Capilla, de erigir un pequeño santuario marinero a Nuestra Señora con el fin de que “toda la gente se acerque a dicha Capilla a oír misa y ver al Santísimo Sacramento desde la misma… Calzada…”. Esta edificación también realizó labor de control de contrabandistas, ya que era la entrada de la ciudad y la salida a la Ría.
La construcción, que aproximadamente estaba situada en lo que es actualmente la Plaza XII de Octubre y principios de la calle Marina, debió tener siete u ocho metros de altura. El Arco o portal no pasaría de dos metros y medio a tres metros de anchura y de poco más de un par de metros de altura, suficiente para que pasara holgadamente un carro. Junto a él dos pequeños mercadillos o lonjas. Estaba construido en piedra y podía permitirse el tener huecas parte de su base (destinadas a la finalidad de lonjillas, aunque hay autores que omiten la existencia de estas lonjillas) ya que el espacio en que se sustentaba era lo suficientemente sólido para contrarrestar el peso. Su decoración era sencilla, pero elegante. La capilla, de pequeñas dimensiones, escasa altura y situada en el piso superior del edificio, tenía dos miradores o balcones, uno que observaba a la playa (reparado en enero de 1675 cuando era alcalde de la Villa de Huelva el sargento mayor don José de la Vega Garrocho) y otro a la Calzada, de lo que se deduce que era una capilla para celebraciones y no una hornacina. En su interior, en un altar, se hallaba una bellísima imagen de Nuestra Señora de la Estrella, visitada por los marineros, para rezar un avemaría y rezar por su seguridad y la de los suyos, antes de emprender o al regresar (en acción de gracias) de la singladura marina. Pensamos que por las noches esta Capilla se utilizaría como camarín encendido que orientaría a los navegantes y que las oscilaciones de las antorchas les servirían de aspas de faro girando a un lado y a otro como cuchillas de afeitar de oro. Lindando el Arco se hallaba el Mesón de los herederos de don Lázaro Manuel Ferro, presbítero que fue de esta Villa, una pequeña casa del Concejo de la población y los baluartes de la Estrella y El Puntal, el primero de los cuales le debía el nombre al Arco. No muy lejos del Arco, esto es, en la actual Avenida de Alemania se elevaría un polvorín.
Dediquemos unos renglones a su situación topográfica, En el Documento de Arrendamiento a Pedro González, otorgado el 18 de mayo de 1603 ante Juan de Segura (Folio 450, número 0,54) avalan su situación el siguiente texto:
<<… un pedazo de tierra al sitio que llama de San Sebastián, encima del Pozo de la calle de la dicha hermita…>>.
Deducimos que como el pedazo de tierra no va a estar encima del pozo, esto quiere decirnos que está situado algo más allá. Y a esa misma conclusión llegamos con la Estrella.
En el Testamento de María Ximénez, otorgado el 4 de enero de 1607 ante Cristóbal Quintero (Folio 252, número 0,81) se nos dice:
<<Item mando que las cassas donde bibo. (¡)que son en esta villa en la calle de la Calsada linde la capilla della y cassas de los herederos de Sevastián (¡) Gonzáles (¡) las ayan…(¡)>>.
Otra pista que nos habla de su posición o elevación sobre un determinado lugar queda fijado en el documento de Venta al Licenciado Juan del Castillo, otorgada el 25 de Diciembre de 1721 ante Antonio Baptista Monsalbe (Folio 169):
“…que son un mesón en la Calsada de esta villa junto a la Capilla de Nuestra Señora de la Estrella…>>.
En la obra Huelva Ilustrada”, página 50, queda citado este Arco:
<<De salida de ésta a la Ría un espacioso Arco, sobre el que está fundada una Capilla de Nuestra Señora de la Estrella, que arruinó el Terremoto del primero de Noviembre de 1755…>>.
La decadencia de la Ermita o Arco de la Estrella se inició el 1 de noviembre de 1755 al verse seriamente dañada como consecuencia del terremoto que acaeció aquel día, como nos cuenta el anónimo autor del romance que dice:
“… En el Arco de la Estrella,
resplandeciente Sol bello,
la una más sin menguante
fue mi guía y mi consuelo;
al oír los estampidos
del temblor, partí corriendo
y amparado de los Arcos,
se estremecen los cimientos,
A temblar el Santuario,
varios pedazos cayendo,
caen casas por delante.
por todos lados ¿Qué es esto?
reparo el río acercarse
tan pronto acercar el puerto…”.
A partir de este momento la edificación quedó sumida en un total abandono.
En 1821, la altura del Arco de la Estrella en el río era frontera que no debían superar los aficionados a la pesca y al remo (Oficios y Minutas):
<<Confeccionándose en este Ayuntamiento con asistencia de los celadores de matrícula sobre los límites que deben señalarse a los terrestres para la pesca y navegación en este río, se ha creído útil para el fomento de la Marina, la prohibición de que ningún terrestre pueda disfrutar de los beneficios del agua salada desde el Arco de la Calzada para Levante, tirando la línea del estero camino de Aljaraque; pero como en el terreno prohibido al común uso de los no matriculados se comprende el Manto y playa de la Cascajera en que de continuo de cogen almejas y otros mariscos tanto por vecinos de esta villa como por los de esa ciudad y otros pueblos inmediatos y se ha acordado por el Ayuntamiento el oficio de V. S. a fin de que debiendo ser uniforme la restricción del aprovechamiento del Manto sólo a los matriculados se sirvan exponerme su conformidad para no proceder la procedencia que se tome a alguna contrariedad que sea motivo de competencia entre los vecinos de San Juan y otros pueblos, en cuya virtud espero se sirva Vd. contestarme para poder representar a la Excma. Diputación Provincial. Dios… Huelva, 14 de enero de 1821…>>.
En los inicios del siglo XX eran marismas improductivas. Así, en la sesión municipal del 17 de febrero de 1905 Miguel Vázquez García las solicita, en unión de otras marismas limítrofes como eran las de las Metas, para darles algún destino:
<<…Dada lectura al informe emitido en el expediente instruido a instancia de don Miguel Vázqauez García sobre concesión de terrenos de marismas denominado del Sebo y de las Metas, previa delibeación se acordó que dicho dictamen vuelva a la Comisiòn….>>.
El 23 de marzo de 1844, el Jefe Político de la Villa se dirige al Alcalde en son de queja por el estado de suciedad del barrio de los Bueyes, diciendo, entre otras cosas: “… La ninguna limpieza que hay en el Arco de la Calzada…”.
Y casi dos meses más tarde, 14 de mayo, continuaban los alrededores del Arco de la Estrella sumidos en el mayor de los abandonos y el celador del llamado Barrio de la Placeta le presentaba a don Miguel Tenorio, Jefe Superior Político de la provincia de Huelva, (cargo que años más tarde sería equivalente al de Gobernador civil de la provincia de Huelva), un escrito de Oficios y Minutas, en el que daba parte de la negativa situación. Éste, de inmediato, le escribía al Alcalde en los siguientes términos:
<<El Comisario de protección y seguridad pública de esta capital me dice con fecha 16 del actual lo que sigue: “El celador del Barrio de la Placeta me dice con fecha 14 del corriente lo que sigue: “Los depósitos de agua inmunda que se encuentran en el barrio titulado de los Bueyes, producidos tal vez por no tener los caños de las casas inmediatas el suficiente declive para desaguar en La Bajamar; la ninguna limpieza que hay en el Arco de la Calzada donde venden y despedazan diferente clase de pescado, cuyas tripas y restos permanecen en este sitio hasta que la marea los recoge, expidiendo en el ínterin el pestífero olor que da de sí aquellos fermentos corrompidos; el establecimiento Parches en varias casas de la mencionada calle, para extraer el aceite que sueltan los pescados podridos al intento, extracción prohibida de hacerse en el interior de las poblaciones; y la esterquera situada en la salida de la calle de las Bocas, que tiene a su inmediación otro depósito de agua corrompida y cenagosa, son elementos que pueden contribuir en grave perjuicio de este vecindario, extrayendo sobre él enfermedades contagiosas máxime en la estación entrante del calor. Y siendo uno de mis deberes regular el ramo de Policía urbana en el barrio de la Placeta de esta capital, he creído conveniente poner en conocimiento de Vd. los particulares que dejo manifestados, para que en su vista adopte las disposiciones que crea necesarias a la extinción de semejante falta…”. Dios…. Huelva, 23 de mayo de 1844. Miguel Tenorio…>>.
A la altura de 1847 no se sabía el propietario del Arco de la Estrella. En este sentido, el Gobierno Político de Provincia, (escrito número 487, apartado Obras Públicas) el alcalde de Huelva el siguiente escrito al señor Gobernador Civil de la provincia:
<<Para los efectos que correspondan me manifestará usted a la mayor brevedad a quien pertenece el arco que llaman de la Calzada con todas sus adyacencias.
Dios guarde a V. muchos años. Huelva, 18 de Diciembre de 1847… José María Barrionuevo…>>.
Tras la contestación que debió recibir el Alcalde de Huelva del Gobernador civil volvía a remitirle otro nuevo escrito:
<<Debiendo verificarse el derrivo (¡) de la Ermita de Nuestra Señora de la Estrella, y arco de la Calzada, para dar principio a las obras del Muelle que ha de construirse en la ría de esta Capital, formará Vd. el espediente (¡) oportuno para sacar a subasta el expresado derribo bajo las condiciones que resulta de la adjunta minuta para el anuncio cuya subasta deverá (¡) verificarse el día ocho del próximo mes de Marzo admitiendo proposiciones a la baja del tipo que en dicho anuncio se designa y poniéndose de acuerdo con el Ingeniero don Carlos María Cortés para que fije el paraje donde hayan de colocarse los materiales.
En el ínterin corre sus trámites el citado expediente dispondrá usted para que la efigie, ornamentos y demás atributos religiosos que constituyan dicha Ermita se depositen en la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción bajo Inventario, y recibo de el Cura de la misma que se custodia en el archivo de esa Corporación.
Dios guarde a V. muchos años. Huelva 26 de febrero de 1848…>>.
Casi inmediatamente el Gobernador o Jefe Político de la provincia de Huelva le remitía la siguiente nota al Alcalde de Huelva:
<<En contestación a el escrito de Su Merced del día anterior, debo manifestarle que la persona designada para aserme (¡) entrega de los útiles de la Estrella es Francisco de la Corte ministro de la Parroquia. Dios guarde a Vd. muchos años Huelva a uno de Marzo de 1848. Luir Ortega…>>.
En marzo de 1848, la venerada imagen de Nuestra Señora de la Estrella, los utensilios y demás atributos religiosos quedan depositados, tal como ha quedado citado, en la Parroquia de la Concepción.
En el breve intervalo de 1 al 8 de marzo de 1848 llega un escrito con el texto siguiente:
<<Deviendo (¡) procederse a la construcción de un muelle embarcadero en esta capital se saca a pública subasta el día 8 de Marzo prócsimo a las –no viene hora en el escrito que barajamos- ante el Alcalde de esta Capital el derribo de la hermita (¡) llamada de la Estrella, bajo (¡) la cantidad presupuesta de mil quinientos reales de vellón y con las condiciones siguientes:
Primero. Se hará el derrivo (¡) hasta rasarse con el piso de la calle.
Segundo. Los materiales que resulten se colocarán apilados en el sitio que designe el Ingeniero encargado de la obra.
Tercero. El pago de la cantidad en que fuera señalada será satisfecho al contratista en dos partes, la primera en la mitad del derribo y la otra a su conclusión>>.
, y, poco después, se derriba esta Ermita con el fin de dar principio a la obra del Muelle que había de construirse en la ría.
Una vez derribado el Arco o Ermita de la Estrella ¡qué pasión la de los onubenses por derribar todo lo que es bello por ser antiguo!, a través del Legajo, número 222, de Correspondencia del Ayuntamiento con diversos organismos, observamos que con los restos hubo diversas discrepancias:
<<….El Sr. Comandante de Carabineros de esta provincia con fecha 9 de junio me dice lo que copio: Cuando a solicitud de V. S. previne en la misma fecha al Gefe (¡) de la fuerza del Muelle de esta capital se cuidase de los materiales del derribo de la Ermita de la Estrella, ya estaba hecho éste en su mitad y colocados los materiales adlivitum (¡) de los operarios fuera de la vista del cuerpo de guardia y aun cuando se les previno lo condujesen a la inmediación, se negaron a hacerlo y sí únicamente del resto que faltava (¡) por derruir, por consiguiente a pesar de que se ha ejercido vigilancia podrá haber sido fácil que en las noches de oscuro se haya extraído alguna parte de más distante, o bien en los días de haberse ausentado de la capital la fuerza de esta Comandancia por efecto de las ocurrencias que a V. S. consta ha habido en la provincia desde el mediado mes próximo pasado. También el jefe de dicha guardia me manifiesta que a la inmediación de ella, se está construyendo de material un corral de una casa, el cual le consta lo ha tomado su dueño de lastres de los barcos, y tal vez pueda sospechar si procede del de dicha Ermita, más sin embargo de todo esto reitero la vigilancia para la conservación de los referidos materiales con lo que dejo contestado el atento oficio de V. S. fecha de ayer. Lo que traslado a V. para su conocimiento y efecto consiguientes. Dios guarde a V. Huelva, 13 de junio de 1848.
Firmado: El Vicepresidente del Consejo Provincial. Luis Cerezo>>.
Con la desaparición de esta Capilla terminaban tres siglos de aires de letanías cantadas fundidas con ecos bravíos de las olas de la ría, desaparecía un edificio que despedía estelas de luz y de fervor mariano a los marinos, pero, se abría una nueva etapa en la historia marítima de Huelva.