La diseñadora bartolina Manuela Macías y la periodista castillejera Miriam Vizcaíno, un voluntariado único en Paraguay

Manuela y Miriam, en el aeropuerto, el día que aterrizaron en Asunción para iniciar el voluntariado.

Mari Paz Díaz. Hacer un voluntariado internacional es una de las experiencias que todo el mundo debería tener, al menos, una vez en su vida. Vivencias que nunca se olvidan y que ayudan a cambiar la visión que tenemos de nuestro alrededor. Por este motivo, esta semana queremos acercarnos a Paraguay para conocer cómo están viviendo Miriam Vizcaíno y Manuela Macías su participación en el programa de voluntariado ‘Renasem’, en el que colabora la Mancomunidad de Municipios Beturia junto con la Diputación de Huelva, la Asociación Mil Solidarios, una fundación creada en 1998 por el sacerdote jesuita español Francisco de Paula Oliva, y la ONG Mujeres en Zona de Conflicto (MZC). Un programa cuyas beneficiarias son mujeres y adolescentes madres y/o embarazadas antes de cumplir los 18 años, que abandonaron la escuela por el embarazo y la maternidad.

Miriam, en Paraguay con la hija de una de sus alumnas, una bebé de cuatro meses que acompaña a su madre al taller.

En concreto, el objetivo general de este programa de voluntariado es favorecer el desarrollo integral de las niñas, jóvenes y mujeres cabezas de familia en situación de vulnerabilidad en el Bañado Sur de Asunción, mediante la atención integral, el apoyo a la inserción laboral e iniciativas de autoempleo. Una implicación de Miriam y Manuela que ha tenido el reconocimiento de sus paisanos por la valía de su acción, de ahí que hemos querido entrevistarlas para que nos cuenten cómo se está desarrollando esta actividad solidaria en este país latinoamericano, al tiempo que las conocemos un poco mejor.

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Manuela Macías, junto a sus dos hijas Marta y María.
Manuela Macías, junto a sus dos hijas Marta y María.

De un lado, aunque casi no necesita presentación, les contamos el caso de Manuela Macías Gómez, nacida hace 68 años en San Bartolomé de la Torre, desde donde ha desarrollado su carrera como diseñadora de moda flamenca. Según nos cuenta, «desde muy pequeña, me di cuenta de que mi vocación era modelar vestidos. Siempre estaba rodeada de telas y buscaba la forma de vestir a mis muñecas. Siendo jovencita, no pude dedicarme a esto, a pesar de que era mi pasión. Más tarde, cuando me casé, empecé a ser más dueña de mí y comencé a trabajar en aquello que quería conseguir. Estudié diseño y patronaje. Desde entonces, me dedico de lleno a este mundo. El hecho de haberme dedicado al mundo flamenco, más que a otros, es porque he estado muy influenciada por mi familia paterna. Se puede decir que he sido, y soy, una apasionada de este trabajo».

Graduada en Periodismo, Miriam ha tenido la suerte de visitar y vivir en diversos países.

Por su parte, Miriam Vizcaíno Martín es una joven de 24 años, nacida en Villanueva de los Castillejos, aunque, desde hace un año, reside en Barcelona. Graduada en Periodismo desde hace dos años, «desde entonces, he seguido formándome en el ámbito de la comunicación, aunque más orientada a la comunicación organizacional y multimedia. He tenido las oportunidades, y la suerte, de poder residir en distintas ciudades y países por motivos académicos y personales. Supongo que estos hechos han influido, y siguen determinando, mi personalidad algo aventurera», nos cuenta.


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Dos personalidades distintas que se han unido ahora para viajar a Paraguay en una experiencia de voluntariado internacional que está siendo muy gratificante, tal y como nos cuentan en esta entrevista.

Manuela, dando clases de patronaje a sus casi 20 alumnas.

-¿Por qué habéis decidido implicaros en esta actividad solidaria?
Manuela: Tuve la suerte de asistir a una charla que organizó la Mancomunidad de Beturia, en la que una chica habló sobre la labor de la Asociación Mil Solidarios y de CAFA (Centro de Atención Familiar), uno de sus centros. Me emocionaron mucho las historias que contó y esto fue lo que me hizo dar el paso a algo que ya llevaba tiempo queriendo hacer.
Miriam: A mí me gusta mucho el sector social. Cada vez que tengo la oportunidad de vincularme a algún proyecto de este ámbito, lo hago. Hace algunos meses, una buena amiga, que me conoce bastante bien, me comentó que la Mancomunidad de Beturia y la Diputación de Huelva habían lanzado una convocatoria para participar como voluntarios en un proyecto de cooperación internacional. Me informé bien en qué consistía el proyecto, recopilé la documentación necesaria y me postulé sin pensarlo.

Alargarán un poco su estancia para conocer Paraguay. / En la imagen, Manuela, algunas compañeras y Miriam, haciendo turismo en las Ruinas Jesuíticas de la Santísima Trinidad.

-¿Cuánto tiempo vais a estar fuera de España? En principio, regresáis a lo largo del mes de agosto a Huelva.
-Realmente no estamos viviendo fuera de España por un periodo de larga duración. Nos
hemos venido a realizar un voluntariado que tiene una duración de tres semanas. Sin
embargo, nuestra estancia aquí se alargará un poco más, pues queremos aprovechar para
conocer un poco mejor Paraguay.

Miriam, impartiendo su taller a las madres adolescentes solteras, que asistían a clase con sus hijos.

-¿Cual es vuestra labor en este país?
-Hemos venido a aportar nuestro granito de arena a una comunidad con muchas necesidades. Concretamente, estamos en Asunción, capital de Paraguay, trabajando con una comunidad de personas procedentes de un barrio muy desfavorecido, que se llama Bañado Sur. Hemos venido como voluntarias, gracias a la financiación de Diputación de Huelva y Mancomunidad de Beturia, además de la Asociación Mil Solidarios; y a la colaboración de la ONG Mujeres en Zona de Conflicto (MZC). Nuestra labor se centra en impartir talleres a un colectivo de mujeres, muchas de ellas madres adolescentes solteras. Cada una imparte el taller en su ámbito: Manuela lo hace en patronaje y yo, Miriam, en comunicación. El fin del proyecto para el que participamos es apoyar a estas mujeres en su continuación de formación para que logren ser independientes. Toda esta labor se hace teniendo en cuenta los principios y objetivos de la organización: empoderarlas y ayudarlas a ser mujeres emprendedoras, a pesar de las adversidades tienen en su día a día.

Manuela y Miriam, el último día de clases del taller de la periodista, rodeada de todas sus alumnas tras realizar un sorteo de amigo invisible a modo de despedida.

-¿Es vuestra primera experiencia como voluntarias internacionales?
-Manuela: Sí. Es la primera vez que salgo de España para realizar un voluntariado, pero no es la
primera vez que realizo una acción social.
Miriam: No, he realizado varios voluntariados internacionales. El primero fue en 2014 en Italia
y, el segundo, en 2015 en Alemania. Ambos voluntariados relacionados con el medioambiente. En el año 2016, coincidiendo con mi intercambio académico en Colombia, realicé también varios voluntariados de ámbito social con comunidades desfavorecidas de Cali. Y, este año, Paraguay me ha traído a cooperar.

El balance de ambas es muy positivo. / En la imagen, Manuela, otra voluntaria española, una trabajadora de la asociación y Miriam, en la puerta de ‘Mil Solidarios’.

-¿Cuál es vuestro balance de la experiencia por ahora?
-Manuela: Mi balance de la experiencia hasta el momento es muy positivo. Al principio, el choque de realidad fue muy fuerte, porque hay mucha precariedad y necesidad de todo. Al día
siguiente, cuando amanecí, sentí que ya estaba completamente adaptada. Pienso que la
amabilidad y cercanía de la gente ayudaron a ello. He tenido muy buena acogida por parte
de los trabajadores y de los voluntarios.
Miriam: Está siendo una experiencia muy enriquecedora. Yo me había informado, antes de llegar, de la labor de la Asociación Mil Solidarios, para la que estamos colaborando, y también había buscado información de la realidad de Paraguay. Sin embargo, al llegar aquí, la realidad superó cualquier expectativa. Hay mucho trabajo que hacer y el hecho de haber podido dar apoyo trabajando directamente con la gente que más lo necesita es muy gratificante.

Se han adaptado bien, pero echan mucho de menos Huelva. / En la foto, Manuela, con parte de sus alumnas, uno de los últimos días de clase.

-¿Qué piensan vuestra familia y amigos?
-Manuela: Están todos conmigo, apoyándome. Me dicen que si tengo las fuerzas, las ganas y el
interés de hacerlo, que lo haga.
Miriam: Mi familia y mis amigos me apoyan siempre en este tipo de decisiones. Antes solían poner el grito en el cielo, pero ya están acostumbrados a mis idas y venidas.

Un día de taller, mientras las alumnas de Miriam ponen en práctica los conocimientos aprendidos.

-¿Qué es lo que más echáis de menos de San Bartolomé y Villanueva de los Castillejos?
-Manuela: Yo, lo que más echo de menos, es a mi familia y a mis amigos, por supuesto. En general, a mi pueblo, a mi casa, a mis hijos, a mis nietos y a mi marido. Aunque me he adaptado bien, echo de menos todo.
Miriam: Echo de menos, por supuesto, a mi familia y a mis amigos. Mis padres, hermanos,
abuelos, primos, tíos y amigos son los que siempre me hacen regresar. Siempre que llego
a casa, después de mucho tiempo, suelo decir: “Ya estoy en mi Castillejos querido”. También extraño a mi pueblo y su gente.

Manuela, con sus alumnas, impartiendo las clases de su taller en el patio de la asociación.

-Para terminar: un mensaje a vuestros paisanos.
Manuela: Yo animo a mi pueblo a ser solidarios con esta realidad increíble.
Miriam: Animo a todos mis paisanos a que se aventuren en este tipo de experiencias tan enriquecedoras. En un voluntariado aportas y enseñas pero, sobre todo, recibes y aprendes mucho más de lo que das.


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