Las casas que hacen que pasear por las calles de la Sierra onubense sea una auténtica delicia

La Mezquita de Almonaster la Real es sólo uno de los muchos monumentos que podemos visitar en la Sierra onubense.

Mari Paz Díaz. Estamos acostumbrados a ver en las guías turísticas y de naturaleza todas las posibilidades que ofrece la Sierra onubense. Normalmente, este tipo de publicaciones aportan información sobre la belleza de sus pueblos blancos, que dan cobijo a calles empedradas situadas entre amplias dehesas de encinas y alcornoques y sus principales ejes fluviales: el Chanza, el Múrtigas y la Rivera de Huelva. Siendo así, se invita a los visitantes y turistas a conocer lugares tan emblemáticos como la Gruta de las Maravillas de Aracena, la Peña de Arias Montano en Alájar, la Mezquita de Almonaster la Real, el Castillo de Cortegana o los yacimientos arqueológicos de Aroche, entre otros muchos atractivos, como el recorrer los senderos de sus bosques naturales mientras se disfruta de un buen jamón ibérico.

El urbanismo doméstico de la Sierra es uno de los grandes encantos de la comarca. / Foto: andalucia.org.

Sin embargo, en pocas propuestas suele aparecer uno de los principales atractivos que tienen los municipios serranos: sus calles y casas, a pesar de que se trata, sin duda, de cuestiones que hacen a esta comarca aún más especial. Porque el urbanismo doméstico de la Sierra onubense cuenta con muchas peculiaridades que le otorgan una gran belleza. Viviendas que pasan desapercibidas, pero que forman parte del paisaje de estos lugares, creando una fisonomía urbana de enorme peculiaridad y belleza, un paisaje urbano que hace que pasear por sus calles sea una auténtica delicia.

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Sus calles y casas, toda una seña de identidad de la Sierra. / Foto: andalucia.org

Núcleos que han sabido salvaguardar la idiosincrasia de su caserío, caracterizado, por lo general, por casas encaladas de baja altura que se cubren con tejas árabes y reservan un espacio superior para el doblado, como espacio de almacenamiento. Sus suelos suelen ser empedrados, teniendo en algunos casos elementos decorativos, dibujando un camino hacia el patio o corral, lugar de descanso de los animales. Mientras, sus casas más señoriales se sitúan en el centro del municipio, como suele ser habitual. Por su parte, sus calles dibujan una línea marcada por el desnivel propio de esta zona montañosa.

Siendo así, invitamos a los lectores a dar un paseo por la Sierra a través de este reportaje en el que queremos recoger algunas -y decimos algunas, porque reseñarlas todas sería imposible- de las casas serranas más emblemáticas. Y es que, realmente, todas las viviendas típicas de la zona, estén en el municipio en el que se encuentren, podrían aparecer en este artículo. Un recorrido que realizaremos contando, principalmente, con la información recogida por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH):


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Casa de Máquinas de Almonaster la Real. / Foto: AIPH.

Casa de máquinas del embalse de Puerto León (Almonaster la Real). Aunque no se trata de una vivienda propiamente dicha, queremos recoger aquí esta edificación, porque pone de manifiesto el pasado minero de la localidad, puesto que esta casa de máquinas fue construida por la compañía minera de origen escoces Tharsis Sulphur and Copper Co. Ltd. Situada por debajo del dique en el Embalse de Puerto León, está formada por un conjunto de dos edificaciones adosadas de una sola planta construidas a finales del siglo XIX, en 1893, que alojaba la maquinaria destinada al bombeo, y una chimenea cuadrangular en ladrillo de fundición coronada por el emblema de la Compañía de Tharsis. Desde el dique arranca la tubería de agua que abastece al pueblo también con el logo de la empresa minera. En su construcción, participaron 124 obreros, dirigidos por el ingeniero Pablo Castilla.

Las calles de Almonaster la Real también cuentan con casas muy singulares y de gran belleza. / Foto: booking.com.

A pesar de su importancia histórica y estar protegido como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2014, estas residencias se encuentran sin uso y en estado ruinoso, como se palpa en la propia chimenea, que se está seriamente fracturada desde el tercio inferior hasta su boca.

Junto a este emplazamiento, el IAPH también llama la atención sobre dos viviendas del casco histórico de Almonaster la Real, catalogadas como viviendas número 32 y 33. Casas que conservan la estructura típica de la zona, de ahí su interés.

Cualquier calle del casco histórico de Aracena es todo un espectáculo. / Foto: aracena.es

Casas del centro histórico de Aracena, una localidad que llama la atención por muchos aspectos, pero también por su arquitectura popular, al haber conservado numerosos elementos arquitectónicos de los siglos XVI, XVII y XVIII en viviendas actuales.

Ventana con arquillos conopiales en Aracena. / Foto: aracena.es

Entre esas particularidades podemos constatar cómo, siendo de origen medieval, existen una serie de ventanas geminadas con arquillos conopiales, de las que destaca la de la calle Francisco Rincón, en el número 18. 

Imagen de la antigua Casa de la Inquisición de Aracena, que, por cierto, tiene un reloj solar. / Foto: Blog Relojes de Sol.

Del mismo modo, de estilo renacentista es la portada de un antiguo palacio, situado en la calle Blas Infante, esquina con la calle Constitución. Pero, la muestra más destacada de este estilo en Aracena se plasma en una ventana bífora de esquina de la antigua Casa de la Inquisición, realizada por Hernán Ruiz II, situada entre la calle Mesones y José Nogales.

Detalle de la Casa del Obispo Moya de Aracena. / Foto: IAPH.

Otro ejemplo es la casa del Obispo Moya de la Torre, situada en la calle Francisco Rincón de Aracena.

Junto a estos magníficos ejemplos, el IAPH también recoge otras viviendas de enorme singularidad y valía en el municipio aracenense, como son la Casa situada en la calle Barberos, nº 8, la Casa de la Plaza de Santo Domingo, nº 31, la Casa de la calle Boleta, nº 2 y la Casa de la calle Santa Catalina, número 23.

Casa de la Plaza Santo Domingo de Aracena. / Foto: IAPH.
Casa de la calle Barberos de Aracena. / Foto: IAPH.

En cualquier caso, estas viviendas son tan sólo un ejemplo del rico patrimonio doméstico con el que cuenta Aracena, prueba de su historia, como también sucede con otras muchas localidades del entorno. Todas y cada una de ellas merecen una visita.

Casino de Aracena. / Foto: IAPH.
Casino de Aracena. / Foto: IAPH.

Pero, si hablamos de arquitectura doméstica en Aracena, es obligado referirnos a la figura de Aníbal González, que marcó con su trabajo gran parte del urbanismo del municipio, diseñando algunos de sus edificios más emblemáticos, como sucede con el Casino de Arias Montano, que hoy preside uno de los centros neurálgicos de la localidad. Construido en 1910 por encargo de la Sociedad ‘Arias Montano’, destaca por su fachada con el eje central en la esquina, donde llama la atención el uso del hierro, el vidrio y la madera, no sólo en exterior, sino también en la escalera del interior. A Aníbal González se le debe también el propio Ayuntamiento de Santa Catalina en Aracena (1909-1911), donado por los hermanos Sánchez-Dalp al municipio, una casa de estilo neomudéjar de 385 metros cuadrados que ha sido escuela, ayuntamiento, juzgado y oficina de Telégrafos.

Una de las viviendas del Barrio de Aracenilla.
Una de las viviendas del Barrio de Aracenilla.

Pero, además, este conocido arquitecto sevillano también diseñó una serie de residencias en Aracena, en las que dejó su impronta. Así sucede con el barrio de Aracenilla (1922-1926), situado en la carretera de Alájar a un kilómetro de la localidad, un proyecto de ocho chalets, que se construyeron entre 1923 y 1926 bajo la promoción del Marqués de Aracena pensados como residencias de vacaciones. Cada una de las viviendas tiene un diseño diferente, donde destacan las evocaciones mudéjares, las cubiertas y los espacios para el servicio.

Hacienda del Monte San Miguel. / Foto: IAPH.
Hacienda del Monte San Miguel. / Foto: IAPH.

De gran belleza es también el conjunto del Monte San Miguel  (1907-1912 y 1924), situado en los alrededores de Aracena en dirección a Sevilla. Cuenta con dos conjuntos arquitectónicos: la residencia señorial y las edificaciones de servicio.  La residencia principal constituye el elemento más cuidado y elaborado de todo el proyecto, así como el interior de la capilla, aunque hay áreas dedicadas a la explotación de la finca, como las caballerizas y la llamada casa de Bejines. Su finalidad era ser la casa de campo del Marqués de Aracena, consiguiendo la integración con el entorno, con una vegetación abundante.

Calle José Nogales de Aracena.

Del mismo modo, Asunción Zamorano cita entre las obras realizadas por Aníbal González en Aracena la casa colindante de la calle José Nogales nº 2, erigida para Antonio Palacios.

Vivienda típica de Alájar. / Foto: IAPH.

Casa Hermandad de Alájar I. Esta vivienda de gran valor etnológico ha pasado de tener un uso residencial a ser un espacio de encuentro y de reunión utilizado por la hermandad. Según explica el IAPH, «los bajos, que tenían una clara finalidad productiva, en la actualidad, son utilizados de almacén donde se guardan utensilios relacionados con algunas fiestas locales». Precisamente, la funcionalidad de esta vivienda como espacio de reunión explica el grado de conservación de muchas de las casas de esta localidad, que son utilizadas fundamentalmente como lugares de sociabilidad para el día de la fiesta y en determinadas épocas del año.
La casa está compuesta de una crujía y dos muros de carga. En la fachada principal, destaca el alero del tejado que sobresale claramente sobre la misma. La fachada tiene tres vanos, perfectamente simétricos: la puerta de entrada y dos ventanas cuadradas una a cada lado de la puerta. En su interior, destaca la chimenea, «que se levanta sobre el tejado a una gran altura, hecho este muy característico en la mayor parte de las casas de los Madroñeros; casas, en muchos casos, de pequeñas dimensiones, por lo que las chimeneas deben ser prolongadas en altura con el fin de facilitar el tiro», como apunta el IAPH.

Interior de la casa número 14 de Alájar. / Foto: IAPH.

De hecho, en Alájar encontramos otras muchas casas catalogadas por el IAPH, como sucede con las viviendas número 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 15. Normalmente, se trata de casas de pequeño propietario, de estructura bastante irregular y de distribución asimétrica. La sala más grande de toda la casa era el zaguán o medio casa, alrededor del cual se distribuye el resto de las salas y habitaciones. Sobre el zaguán también se situaba un doblado al que únicamente se accede a través de una escalera de mano. La cal cubre prácticamente toda la casa a excepción de algunas de las puertas que han sido pintadas. El suelo normalmente estaba empedrado, mostrando elementos decorativos.

Cañaveral de León.

Junto a casos concretos, hay muchos municipios serranos que destacan en conjunto por su casco histórico, como sucede con Cañaveral de León, un municipio que puede ejemplificar perfectamente lo que es la Sierra onubense, con casas típicamente encaladas, de calles empedradas y viviendas señoriales en perfecto estado, es decir, Cañaveral es mucho más que su conocida Laguna Natural, su principal carta de presentación.

El casco histórico de Corteconcepción está declarado BIC. / Foto: www.esp.andalucia.com

Del mismo modo, Corteconcepción también destaca por sí mismo, tanto que su Casco Urbano fue declarado BIC en la categoría de Conjunto Histórico Artístico, al suponer una de las muestras más interesantes de arquitectura popular en la provincia onubense. Un conjunto compuesto por los núcleos de Corteconcepción y Puerto Gil, unidos por una vía de medio kilómetro de longitud. Las viviendas unifamiliares de arquitectura popular predominan en el conjunto, aunque también se pueden encontrar bastantes ejemplos de la arquitectura de raíz burguesa propias del siglo XIX. Estos últimos edificios, entre los que hay casas señoriales andaluzas y casas palaciegas neoclásicas, se sitúan principalmente en Puerto Gil y destacan por la calidad de los materiales, la diversidad de colores y la composición de sus fachadas.

Aroche, una bella localidad serrana. / Foto: aroche.es

Una declaración como Bien de Interés Cultural que también ostentan los Centros o Cascos Históricos de otras localidades serranas, como las ya citadas Alájar, Almonaster la Real y Aracena, pero también Aroche, Castaño del Robledo, Cortelazor, Fuenteheridos, Galaroza, Higuera de la Sierra, Linares de la Sierra, Los Marines, Valdelarco y Zufre, si bien es cierto que otros municipios serranos también cuentan con ciertos elementos declarados BIC. Estos municipios han sido estudiados por el portal ‘Tierras del Descubrimiento’ de la Diputación Provincial de Huelva, que destaca las principales características de los mismos.

Castaño del Robledo.

En el caso de Aroche, se destaca, además de su riqueza arqueológica en Arucci/Turóbriga y su castillo almohade, la adaptación de su caserío a la orografía del terreno, así como sus casas señoriales, lo que otorga a la localidad una gran belleza.

Cortelazor.

Castaño del Robledo llama la atención por la homogeneidad de su caserío y la importancia de las solanas en sus viviendas, roto por sus dos iglesias, una de ellas inacabada. Un perfil homogéneo que también encontramos en Cortelazor la Real, cuyas viviendas se sitúan entorno a la iglesia y del Olmo, situado en la plaza a la que le da nombre.

Una bonita imagen de Fuenteridos.

Por su parte, Fuenteheridos cuenta con una gran singularidad, con casas que forman un bello caso histórico entorno a su conocida Plaza del Coso y, sobre todo, su Fuente de los Doce Caños. Un municipio donde destacan las solanas o terrazas orientadas al sol en sus viviendas.

Fuente de Nuestra Señora del Carmen de Galaroza. / Foto: www.conocetusfuentes.com/

Muy cerca, en Galaroza, llama la atención también su bello caserío, en una localidad muy identificada con el agua, como se demuestra en la presencia de fuentes y acequias.

Higuera de la Sierra.

Muy bien conservado se encuentra también Higuera de la Sierra, conocido especialmente por su Ermita de San Sebastián, su plaza de toros del siglo XVI y la Ermita de la Virgen del Prado.

Las casas de Linares de la Sierra tienen empedrados o ‘llanos’ a la entrada.

En el caso de Linares de la Sierra, además de la singularidad de todo el municipio, sus calles son conocidas por sus ‘llanos’ o empedrados artísticos, que se sitúan en las entradas de las casas, una auténtica seña de identidad que ha sabido mantenerse a lo largo de los años.

Una imagen de Valdelarco.

Típicos pueblos serranos son también Los Marines, que ha sabido guardar su valor y belleza, así como Valdelarco, que presenta un pequeño caso urbano, pero muy característico, donde sobresale su iglesia del siglo XVIII.

Su historia queda reflejada en las calles de Zufre.

Por último, tampoco podemos olvidarnos de Zufre, cuyo casco urbano sorprende a propios y extraños al mantener en muchos casos su diseño de la época árabe, patente en los restos de su muralla almohade. Un municipio de gran relevancia histórica en épocas anteriores, en el que se invita a visitar el Paseo de los Alcaldes por sus llamativas vistas.

Celda de Miguel Hernández en Rosal de la Frontera, un espacio hoy convertido en Casa de Cultura.

Y, en este recorrido por las casas de la Sierra, podemos quedarnos también con otro caso curioso: la Casa de la Cultura de Rosal de la Frontera, que fue la cárcel donde estuvo preso Miguel Hernández. Recordemos que el poeta y dramaturgo llegó al municipio onubense con 29 años, en mayo de 1939, tras su detención en la vecina Portugal. En la cárcel de Rosal dejó muchos recuerdos y anécdotas, como la carta que le escribía a su mujer Josefina, que se conserva en el centro. Un edificio hoy transformado en centro cultural que rinde homenaje así al ilustre escritor.

La Casa Tiro Pichón de Jabugo. / Foto: jabugo.es.

Por último, podríamos hacer mención a la Casa Tiro Pichón de Jabugo, un característico ejemplo de la arquitectura andaluza de principios del siglo XX, que se compone de dos edificios, uno de los cuales es obra del arquitecto Aníbal González, que entonces trabajaba a las órdenes de Manuel García, uno de los fundadores de la industria cárnica onubense. Aunque no sea una vivienda al uso, sí era utilizada como lugar de descanso por parte de los miembros de la de la Corte de Madrid, como sucedió con la Infanta María Luisa, y miembros de la burguesía sevillana, que acudían a localidad serrana a practicar el tiro al pichón, muy de moda entonces. Recordemos que la importancia de este edificio radica en el hecho de que es de estilo modernista, tal y como sucedió en los inicios de González. Realizada en piedra y ladrillo, la Casa Tiro Pichón cuenta con una gran belleza, situada en una de las colinas de la localidad serrana.

Los Marines.

En definitiva, como se puede comprobar, la Sierra onubense tiene múltiples encantos, lo que hace que un simple paseo por sus calles se convierta en toda una lección de patrimonio, historia y belleza.


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