Rafael Muñoz Gómez. Terminada la Gran Guerra, la vieja Europa necesitaba recuperar el pulso perdido. Los Estados Unidos se habían situado en una posición de privilegio debido a que se convirtió en el principal acreedor de los países contendientes. En efecto, durante la guerra, financiaba con créditos y proporcionaba materias primas a los aliados para cubrir las necesidades que la guerra iba demandando. Así mismo, la industria norteamericana creció desmesuradamente, tal vez por la falta de competidores, enfrascados en el conflicto bélico. La entrada de los Estados Unidos en la guerra en abril de 1917 hizo que la dotación para su ejército, hasta entonces similar a la de otros países, se multiplicara haciendo que la industria bélica norteamericana adquiriese unas dimensiones desconocidas hasta la fecha. Con el final de la guerra quedó establecido un nuevo orden mundial dándose las condiciones para que los Estados Unidos de América se aupara definitivamente a la cima de la hegemonía mundial. A la financiación de la guerra se sumaba ahora la reconstrucción del viejo continente. Los países perdedores recurrían a los créditos norteamericanos para atender las fuertes compensaciones con que se vieron obligados a resarcir a los vencedores así como a la reconstrucción propia. Era pues, este, un momento de bonanza económica para los Estados Unidos de América que lo hacían propicio para que, la declaración de intenciones hecha por William H. Page, el 22 de diciembre de 1917 ante el New York Athletic Club, comenzase a hacerse tangible.
Carta de William H. Page a Thomas J. Regan para impulsar la construcción del monumento a Colón.
Casi una década después, el 30 de agosto de 1926, Mr. Page, envía una carta a Thomas J. Regan. En ella, Mr. Page, cumpliendo su compromiso del discurso de 1917 en el New York Athletic Club, retoma su intención de llevar a cabo la construcción de un monumento a Cristóbal Colón digno en reconocimiento a su gesta, poniendo de relieve que por mucho menos, otros habían tenido su monumento. Así, menciona como en St. Nazaire se levantó un monumento a la señorita Ederle (monumento obra de Gertrude Vanderbilt Whitney, aparece aquí indirectamente el nombre de la escultora Whitney) por cruzar a nado el canal de Dover, y Colón, 433 años después seguía aún a la espera de ver honrada su memoria de un modo análogo. Comenzaba así a mover los hilos el decidido abogado norteamericano para lograr su objetivo. La carta enviada por Mr. Page a Thomas J. Regan decía:
“30 de agosto de 1926. Thomas J. Regan
Estimado sr. Regan:
Cada vez que veo una imagen del diseño del monumento por la sra. Whitney en St. Nazaire, me pregunto por qué el pueblo estadounidense no piensa en una concepción similar a Colón, en Palos, España, desde donde partió para descubrir América y a donde llegó de regreso, siete meses después de la salida.
Palos está casi justo enfrente de la ciudad de Nueva York, a través del Atlántico. Está a unas 60 millas de Sevilla, España y a dos millas del Convento de La Rábida. Bajo el techo de este edificio, en pie aún, Colón se reunió con los representantes de Fernando e Isabel, habiendo perdido la esperanza al acercarse. Como resultado, Isabel empeñó sus joyas, financió la expedición y Colón partió.
Es extraordinario que pocos americanos han visitado este lugar. Tengo muchos conocidos, pero no se da a conocer ningún americano que haya estado en Palos o La Rábida. Yo lo hice en 1917, cuando estaba amarrado en Cádiz durante diez días en mi camino de regreso a Nueva York.
Adjunto una foto del convento de La Rábida. Parece en el extremo izquierdo del edificio, marcado con una flecha débil, un eje o monumento a Colón. Es decir, es de unos cincuenta pies de altura, erigido en 1892, por lo que recuerdo. Sin embargo, su estado es tan malo, que sobre la puerta, de donde parte una escalera de caracol interior a un mirador, hay una señal que dice ‘Peligroso. Entrada Prohibida’.
El puerto de Palos está cerca de la desembocadura del río Tinto y la costa atlántica. En la actualidad está casi lleno. Hay enfrente de la misma, una isla o barra. Este lugar o uno cercano, donde está el eminente Convento de La Rábida, podría ser el lugar adecuado para el memorial. Palos se describe en detalle en ‘Vida y viajes de Colón’, Vol. II de Washington Irving, Apéndice Nº XXXVIII.
Ciertamente este año ha llegado el momento y de manera apropiada para el inicio de un monumento en Palos o La Rábida, que sea análogo en el pensamiento y de igual importancia, tanto para los ojos de América y de Europa, como el monumento de St. Nazaire.
La señorita Ederle, por su travesía a nado del canal de Dover, debe ser inmediatamente cumplimentada con un monumento. Pero Colón, por su viaje de siete meses a América y la apertura de un nuevo hemisferio, después de casi 500 años, todavía está en lista de espera.
Tuyo sinceramente, Wm H. Page.”
Carta de Gertrude Vanderbilt Whitney a Thomas J. Regan proponiendo las líneas de actuación para poner en marcha el proyecto
Mr. Regan mostró la carta que le envió Mr. Page a Gertrude V. Whitney, la cual respondió al día siguiente 1 de septiembre de 1926 con otra misiva. En dicha carta, la escultora manifestaba que le parecía muy apropiada la idea de perpetuar la memoria de Colón. Sugería que el momento de hacer público la decisión de acometer dicha empresa debería ser el Día de Colón, que se llevaría a cabo dentro de los actos de celebración del Sesquicentenario de la Independencia de la Nación, el 12 de octubre de 1926 , en Philadelphia. Recomienda que la publicidad debiera quedar a cargo del sr. Ivy Lee, un reputado publicista, con lo que piensa que estaría garantizada la difusión del proyecto.
En cuanto al procedimiento a seguir manifestó Whitney, que normalmente, un Comité o un personaje se dirigía a ella, y en función de la importancia del encargo y del trabajo que tuviese, podía aceptar o no. Por ello, sugería que debería crearse un Comité de Colón, antes de la celebración del Día de Colón, con algunos nombres de primer orden. Ella acostumbraba a quedar al margen de la formación del Comité y de la campaña publicitaria y así seguiría siendo. “Dado que era un gran honor, una oportunidad sin precedentes y atraía mucho la idea de perpetuar al descubridor de nuestra gloriosa tierra, podría ser inducida a aceptar la misma”.
Celebración de la Exposición del Sesquicentenario de la independencia americana, coincidiendo con el día de Colón, el 12 de octubre de 1926 en el hotel Ritz Carlton de Philadelphia
Un importante evento estaba previsto en Philadelphia en 1926. En efecto, se celebraría el Sesquicentenario (150º aniversario) de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, por lo que se preparó una Exposición conmemorativa de varios meses de duración. España participaría con un pabellón.
Entre los actos en que participaría España se encontraba la celebración del Columbus Day (Día de Colón), el 12 de octubre de 1926. El Sr. Albert S. Travers, comisario especial de la Exposición para España, anunció el 4 de agosto, la presencia del General Primo de Rivera, Presidente del Consejo de Ministros de España, en dicho acto del Día de Colón. Su llegada se preveía para el 8 de octubre. Al día siguiente, 5 de agosto Primo de Rivera anunció que no podría asistir a la Exposición y que en su lugar iría un alto cargo, posiblemente el Ministro de Trabajo, Comercio e Industria, D. Eduardo Aunós Pérez, aunque esperaba poder asistir al Día de Colón. El 12 de septiembre, Primo de Rivera hace público que, definitivamente no asistirá a la Exposición y que será el Ministro de Trabajo, Comercio e Industria, Sr. Aunós Pérez, joven abogado, que hablaba perfectamente inglés, el representante del Gobierno en los actos. El Ministro inaugurará el pabellón de España el 12 de octubre y entregará al Presidente Coolidge una carta enviada por el Rey Alfonso XIII. Le acompañará el recién nombrado Embajador de España en Washington, sr. Alejandro Padilla y Bell para tomar posesión de su cargo.
Así pues, el 12 de octubre de 1926, en el hotel Ritz-Carlton de Philadelphia se llevó a cabo la celebración anual del Día de Colón coincidiendo con los actos de celebración del Sesquicentenario de la Independencia americana. En dicho acto se encontraba finalmente el embajador de España en los Estados Unidos, D. Alejandro Padilla y Bell y no el Ministro Sr. Aunós. Es en este acto, durante la cena ofrecida al Embajador de España, Sr. Padilla, en el que se anunció el compromiso de acometer una empresa que erigiera un monumento a Colón con la dignidad de la que era acreedor el insigne navegante. Para ello se iba a constituir una entidad que se encargaría, en nombre del pueblo de los Estados Unidos de América, de la financiación y construcción de un Monumento que dignificara la figura de Cristóbal. Sería, por tanto, un regalo del pueblo de los Estados Unidos de América al pueblo de España.
El 16 de octubre, cuatro días después de la celebración del Columbus Day, el Presidente Primo de Rivera envió un cable comunicando el consentimiento dado por el Rey Alfonso XIII a la propuesta recibida, quedando constituido ese mismo día 16 el Commitee Columbus Association, como entidad provisional hasta la constitución de la Memorial Columbus Fund. Inc. como entidad que se encargaría de llevar a cabo todo lo necesario para culminar la construcción del monumento.
Como consecuencia de todo esto, finalmente el 21 de diciembre de 1926 quedó constituido el Columbus Memorial Fund, Inc.
1 comentario en «Monumento a Colón en la Punta del Sebo, la decisión de su construcción (y II)»
Bien Rafael, Y si alguien no esta de acuerdo…..que lo documente.