Emilio Damián Guerrero, un hinojero virtuoso del piano que vive por y para la música

Emilio Damián Guerrero Sánchez es pianista y profesor en el conservatorio de Sevilla.

Cristina Morales. La música es una disciplina que requiere de un compromiso y una dedicación plena, un arte en el que es necesario involucrarse al completo y centrar todos los esfuerzos en él. La formación es esencial, aunque nunca se llega a dominar plenamente al instrumento, este se apodera del cuerpo del músico, y proyecta en él las melodías de sus teclas. Sin tener nada que ver con su familia, Emilio Damián Guerrero Sánchez a los 8 años se vio seducido por el piano y pidió a sus padres aprender a tocarlo, a pesar de que su padre siempre había estado unido a la guitarra. Natural de Hinojos, nace en abril de 1986, mostrando desde pequeño aptitudes para la música, por lo que ingresa en el conservatorio ‘Manuel Castillo’ de Sevilla y obtiene, años más tarde, el título profesional de música en la especialidad de piano.

Sin abandonar el mundo de la música, decide continuar estudiando y comienza la carrera de magisterio, consiguiendo ser maestro y cosechar éxitos académicos, al ser propuesto por la Universidad de Sevilla para el premio nacional fin de carrera. Un año más tarde obtiene el título superior de musicología, tras defender su actividad académica calificada con Sobresaliente y publicada, posteriormente, por la editorial ‘Círculo Rojo’. Por lo que unifica sus dos pasiones, la música y la enseñanza, ya que siempre ha ansiado difundir la cultura en la sociedad, promocionar el arte e inculcar los valores de esfuerzo y disciplina que ha abanderado desde pequeño. En 2009 supera las oposiciones de magisterio, siendo destinado al colegio Ex-Mari Orta de Garrucha (Almería). En 2010 también supera las oposiciones al Cuerpo de Profesores de Música y Artes Escénicas, formando parte del claustro de profesores del Conservatorio Profesional de Música ‘Cristóbal de Morales’ de Sevilla.



Tras todos estos años de estudio y sacrificio, dedicándose en cuerpo y alma al piano y a su carrera como docente, el hinojero, a sus 32 años, puede presumir de dedicarse a lo que realmente le gusta, sintiendo que no trabaja, sino que se dedica a su gran pasión. Actualmente compagina su labor como profesor en el conservatorio de Sevilla con su faceta de pianista, acompañando a diversos artistas y formaciones musicales. Llevando siempre por bandera sus raíces, intenta difundir la cultura y promover la educación musical entre la población. Por ello, el Ayuntamiento de su pueblo le propuso su participación en la tercera edición de Suena el Condado, un concurso impulsado por la Mancomunidad de Desarrollo Condado de Huelva para artistas amateurs de la comarca. Su interpretación a piano de La Salinas, unas alegrías flamencas de Felipe Campuzano, hizo que obtuviese el tercer premio.

Toda una carrera de éxito que seguro seguirá dando mucho de que hablar, puesto que las ganas y la ilusión que Emilio Damián pone en todo lo que se propone, hacen que sea fácil augurarle una vida llena de satisfacción en el mundo del piano y en su labor educativa, participando en la formación musical de los artistas del futuro. Para conocer más en profundidad la historia de este hinojero enamorado de la música y las artes, Huelva Buenas Noticias ha podido hablar con él.


Puerto de Huelva

¿Cómo llegas al mundo de la música?
Mis primeros contactos con la música acontecieron en edades muy tempranas, cuando cada noche tuve el privilegio de ir a dormir escuchando canciones a la guitarra interpretadas por mi padre (músico aficionado). Una de mis piezas favoritas era el Romance Anónimo. Varios años disfrutando de este concierto nocturno auguraban para mí un futuro como guitarrista. Durante esta etapa infantil mi contacto con la música fue de oyente y espectador, escuchando y entonando letrillas que mi madre me cantaba y yo aprendía casi de memoria. Tanto es así que, según me cuenta ella, un domingo en misa comenzaron a entonar una canción que yo conocía, y desde el carro, sin apenas saber hablar, me uní a esos cánticos a pleno pulmón. En Octubre del 94, cumplidos los ocho años, llegó la hora de comenzar mis estudios de música en el conservatorio. Al preguntarme el instrumento que quería aprender, sorpresivamente, y sin saber por qué, tenía clarísimo que mi instrumento sería el piano.

Disponíamos de guitarra en casa, mi padre sabía tocarla y podría ayudarme, además es un instrumento de sonoridad suave. Sin embargo, caprichosamente dije piano, piano, piano… y me inscribieron en Piano. Mi hermana comenzó conmigo, aunque ella escogió Violín. Un recuerdo que no olvidaré fue la llegada del piano a casa, en un momento de tantos sacrificios económicos, en una familia numerosa con dos hermanas iniciando sus carreras. Y en ese contexto me encontraba yo, un niño de ocho años que en lugar de guitarra quiso elegir piano. Y ahí estuvo mi familia, que no solo confió en mi decisión sino que me apoyaron y pusieron todo su empeño y esfuerzos. Estoy convencido de que ese es el motivo por el que hoy me encuentro en este escenario. Ahí estaba el piano: enorme, negro, muy elegante, con su banqueta. Me senté en ella y con un dedo toqué una tecla del centro y fui subiendo una a una hasta llegar a la más aguda, volviendo hacia abajo. Entonces mi madre me dijo que el piano se tocaba con las dos manos, con lo que puse un dedo de cada mano en teclas conjuntas y mientras una mano subía, la otra bajaba tecla por tecla, hasta llegar al final y volvían hasta juntarse. Mi padre tomó el relevo y, por sorpresa, comenzó a tocar una canción que había aprendido en sus años en el seminario. 

En esos primeros cursos tocaba el piano, cantaba y practicaba teatro. Tanto es así que hasta el día de mi comunión interpreté una canción. Al cumplir doce años, culminando los estudios básicos de piano, me presenté a un programa de niños talento: El “Veo Veo 98”, presentado por Teresa Rabal. En el casting toqué una sonatina de Beethoven. Sin embargo, al enterarse en el programa que también cantaba, dejó de interesarles mi faceta de pianista y finalmente acudí a la televisión interpretando una ranchera ‘La de la Mochila Azul’. En ese programa coincidí con India Martínez, por entonces una niña de mi misma edad llamada Jennifer. No obstante, el jurado que no me quiso como pianista tampoco reconoció en aquel momento su talento.  

Es de Hinojos y siempre lleva por bandera a su pueblo.

¿Resulta duro dominar un instrumento como el piano?
La música es muy bonita y gusta a todos. Es una maravilla escuchar música, es una alegría cantar, interpretar música; es sinónimo de felicidad, melancolía y muestra de tantos sentimientos que no alcanzamos ni siquiera a describir con palabras. No obstante, en este mundo actual en el que cada día salen decenas de artistas nuevos cantando, autodenominándose músicos por chapurrear cuatro acordes a la guitarra, he de decir que la formación musical requiere muchísimo esfuerzo, dedicación plena, renunciando a muchísimas actividades. La formación de un músico requiere disciplina, madurez y responsabilidad. Tal es así que desde que inicié los estudios en el conservatorio a los 8 años tuve que compaginar la formación obligatoria por las mañanas con el estudio del instrumento por las tardes, acudiendo al conservatorio 3 y 4 tardes a la semana. Dominar un instrumento musical, en mi caso el piano, exige un estudio diario entre las 2 y las 6 horas diarias. A su pregunta, la formación musical es muy exigente, muy dura y requiere muchísimo compromiso, nunca se llega a dominar el instrumento. No obstante, a pesar de tanto sacrificio, especialmente en los primeros años de formación, posteriormente vivir de la música merece la pena, es la mayor satisfacción que se puede tener, vivir sin trabajar, porque por muchas horas que se le dedica al instrumento, el hecho de estar en contacto directo con la música, con la improvisación, con la creatividad y con el arte, deja de ser un sacrificio, pasa de ser un peso a ser un juego, una actividad adictiva y apasionante.

¿Qué estás haciendo ahora?
Actualmente compagino la docencia en el Conservatorio de Sevilla con la faceta artística, acompañando a cantantes de pop como Carlos Torres (finalista de La Voz), siendo músico en Aviarte Producciones, y pianista acompañante de Agrupaciones Corales como la Coral Santa María del Valle de Hinojos, Santa María de la Rábida de Huelva, el Coro de la Hermandad del Rosario de Carrión o el Coro de la Hermandad de la Soledad de Hinojos, entre otros. 

¿Te gustaría desarrollar tu carrera musical en tu tierra?
No hay mejor lugar en el mundo que Andalucía. En concreto la vida familiar de un pueblo tranquilo y acogedor como es Hinojos es el mejor regalo. Actualmente tengo oportunidad de poder desarrollar mi labor en mi pueblo y en el Condado de Huelva. Mis inicios en la carrera musical fueron en la ya extinta orquesta Época 69 de Bollullos del Condado. De ahí pasé a acompañar a muchos artistas y, en estos últimos años, me he dedicado en exclusiva a la formación y la enseñanza, que ejerzo con gran vocación e ilusión. Me siento muy querido en mi pueblo y muy apoyado en todos los proyectos que inicio. Además, gracias a mis vecinos de Hinojos he logrado casi 1500 votos en el concurso ‘suena el condado’. Claro que me gustaría seguir desarrollando mi carrera en Hinojos, vivir en mi tierra sin tener que emigrar como otros tantos amigos a causa de la crisis. Gracias a Dios y a tantos años de estudio, he sorteado la crisis económica y he podido mantenerme en mi tierra estos años. Y espero que así siga siendo muchos años más. 

¿Tienes planes a corto/medio plazo?
Hasta ahora prácticamente toda mi vida ha girado en torno al piano y su estudio. Ha sido una vida de formación personal, dedicando horas y horas al perfeccionamiento del instrumento, muchas horas de recogimiento en casa. Aunque no tengo planes concretos, sí me gustaría progresivamente que mi agenda artística pasara a segundo plano, ya que me llama muchísimo la atención el fomento de la cultura y la promoción artística. Ya ejercí años atrás puestos como el de jefe de extensión cultural y promoción artística del conservatorio de Sevilla y me gusta mucho eso de activar a la ciudadanía, organizar eventos y actividades en beneficio de la cultura. Aunque no se cómo enfocarlo aún, tengo gran interés en participar en alguna organización de ámbito cultural, en la gestión de eventos, conciertos o talleres que fomenten y promuevan la música y la cultura en nuestra tierra.

¿Qué ha supuesto para ti tu premio en Suena el Condado?
Realmente mi participación en ‘Suena el Condado’ me ha resultado muy positiva porque me ha permitido la posibilidad de tocar junto a mi padre a la guitarra, la colaboración de la tertulia flamenca ‘Alboreá’ de mi pueblo y la escuela de música de Hinojos. El evento nos ha unido, nos ha activado e ilusionado, y eso es lo más importante. Respecto a la trascendencia del premio, realmente no me ha supuesto ningún cambio. Personalmente no comparto la decisión del jurado, aunque la acepto y respeto por supuesto. El verdadero premio ya lo logré antes del veredicto del jurado, pudiendo desarrollar un espectáculo que tenía en mi cabeza y que gracias a ‘Suena el Condado’, al Ayuntamiento de Hinojos, a mi padre, a la peña flamenca y a la escuela de música lo hemos conseguido.

¿Cómo recibiste la noticia?
El Ayuntamiento de Hinojos me ayuda muchísimo y en numerosas ocasiones me ofrece oportunidades que intento aprovechar y exprimir al máximo. Varios años ya llevo acompañando a la Coral Polifónica municipal, también fui profesor de la escuela de música de Hinojos durante más de un lustro e incluso, hace 2 años, el Ayuntamiento junto con la escuela de música tuvieron a bien homenajearme en un evento que denominaron ‘Conoce a nuestros músicos’ y en el que ofrecí un espectáculo con mi recorrido musical hasta el momento. En octubre de este año recibí una vez más la llamada de mi ayuntamiento ofreciéndome la participación en el concurso, lo que me hizo mucha ilusión y me motivó para ponerme manos a la obra inmediatamente. Luego le siguieron las votaciones online y fue muy apasionante comprobar el apoyo de mis paisanos, que han compartido, comentado y votado hasta colocarme en un magnífico puesto.

¿Cómo viviste la gala de entrega?
Pues se vive con nervios, con mucha ilusión e impaciencia. Ese día desde por la mañana estuvimos en el teatro preparando, probando y ultimando detalles. La gala estuvo muy bien organizada por la Mancomunidad de Desarrollo del Condado de Huelva y presentada y difundida por Condavisión. Mi hermana, desde Barcelona, tuvo la oportunidad de verme en directo a través de internet. Para mí también fue muy importante la presencia en la gala de mi alcalde, Miguel Ángel Curiel, que siempre está en todos los actos y lugares donde acontece algún evento de sus ciudadanos. Y qué orgullo que la guinda al pastel la pusiera otro hinojero, en este caso Alexis Larios, humorista profesional que nos hizo reír a carcajadas mientras el jurado deliberaba. 

Ganó el tercer premio de la pasada edición de Suena el Condado.

¿Cuál es tu sueño?
Soy una persona ambiciosa que siempre se exige más y más, pero no tengo sueños difícilmente alcanzables o imposibles. Debemos trabajar y luchar por los retos que están en nuestras posibilidades y, por ello, mi sueño es ser feliz y actualmente lo soy con lo que hago y con la gente que me rodea. No voy a ser más feliz tocando en grandes teatros o viajando por el mundo, mi felicidad se basa en pequeñas cosas como esta gala. Si pudiera pedir, me gustaría soñar con tener más tiempo, ya que siempre estoy corriendo de un lado a otro, agobiado con mil asuntos que me impiden disfrutar de cada uno de esos momentos.

¿Le enviarías un mensaje a los Onubenses?
Acorde con mi edad, quisiera dirigir tres ideas a los jóvenes onubenses: En primer lugar, que luchen por nuestra tierra, trabajen por mantener las tradiciones y fomentar la cultura. La riqueza de Huelva está en sus habitantes, por lo que debemos aprender de nuestros mayores, mantener sus logros y su valioso legado.
En segundo lugar, que se esfuercen y se formen, que estudien y aprovechen el tiempo: que no se engañen, el éxito está en el compromiso, el esfuerzo, la dedicación e ilusión. Fomentemos valores como la constancia, la responsabilidad y la disciplina.
Y en tercer lugar, que sean felices y contagien de alegría y felicidad a los demás. Para ser feliz se necesita poco: basta con observar la ría, montar a caballo por la marisma, pasear por pinares u oler el aroma del romero y el eucalipto. 

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