Redacción. Profesionales de enfermería del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez, en colaboración con Cruz Roja Huelva, han llevado a cabo un ciclo de talleres dirigidos a cuidadoras y familiares de pacientes hospitalizados, en el que se ha incorporado por primera vez la musicoterapia y la meditación con el objetivo de dotarles de técnicas de relajación dirigidas a cuidar de sus emociones.
Estos talleres han permitido formar en los últimos años a cerca de 1.200 cuidadoras y familiares de pacientes hospitalizados en la Unidad de Continuidad Asistencial del centro hospitalario, ubicada en el Vázquez Díaz, proporcionándoles los conocimientos y habilidades necesarias que les ayuden a desarrollar de forma eficaz su papel de cuidadores, al mismo tiempo que comparten sus experiencias.
Los pacientes atendidos en la Unidad de Continuidad Asistencial presentan un nivel de dependencia muy alto, son pluripatológicos y se encuentran en un estado sintomático continuo por su enfermedad, de modo que requieren ingresos frecuentes. El objetivo de esta unidad es precisamente canalizar la continuidad de la asistencia al paciente, intercalando estos ingresos cuando sea necesario de forma armónica con su evolución en el domicilio y la atención por los dispositivos de primaria.
En este contexto los talleres se plantean como una herramienta facilitadora de una atención integral al paciente incluyendo las necesidades de información y educación sanitaria, el apoyo psicológico y social, ofreciendo una atención personalizada en el seguimiento del paciente más allá de la asistencia sanitaria, de modo que los cuidadores aprendan y sean capaces de aplicar en la vida diaria los cuidados básicos necesarios para el mantenimiento de la calidad de vida de la persona cuidada.
Cada sesión formativa consta de cinco talleres de contenido teórico-práctico, dedicadas en su mayor parte a los cuidados del paciente en el domicilio. En la primera sesión se aborda la higiene del paciente, aseo e incontinencia; en la segunda la movilización, los cambios posturales y la prevención de caídas; en la tercera, la alimentación y nutrición, así como a la administración segura de la medicación.
El cuarto y quinto taller se centra en la persona cuidadora. No podemos olvidar que el cuidado de la persona enferma le supone una gran carga física y emocional, estando sometida a un desgaste afectivo prolongado con relación a la evolución de la propia enfermedad, la aceptación del deterioro que sufre el paciente y la ayuda física prestada, de forma constante, al enfermo. Una relación de ayuda que puede terminar afectándole en diversos aspectos como la salud, la vida familiar, la actividad y el ocio.
Por ello, en estos módulos se presta especial atención a la mejora de los autocuidados y la percepción de la autoestima de los cuidadores principales, formándoles en estrategias de afrontamiento saludables, facilitándoles la expresión de su situación y sentimientos respecto al rol de cuidadores y fomentando sus relaciones sociales y su capacidad de ofrecerse ayuda mutua. Como valor añadido, este año se ha incorporado un quinto módulo específico de musicoterapia y meditación. También se atiende en el curso la formación sobre los recursos socio-sanitarios de la zona que le pueden resultar de ayuda.
Esta experiencia resulta muy gratificante para los familiares y cuidadores principales, que han mostrado un grado de satisfacción global de sobresaliente en las encuestas de evaluación final. Una nota que se mantiene en niveles muy elevados desde que estas prácticas se iniciaron en 2007, con un total de 172 talleres realizados.
El desarrollo de experiencias de este tipo se enmarca en el Plan de Atención a Cuidadoras de la Consejería de Salud, que incluye un conjunto de medidas encaminadas a proporcionar apoyo a este colectivo, ayudándoles en su labor diaria, mejorando los cuidados a nivel domiciliario y facilitándoles un acceso preferente a los servicios del sistema sanitario público andaluz.