Ana Rodríguez. En Münster, un pueblo tranquilo con mucha vida estudiantil perteneciente a la región alemana de Renania del Norte-Westfalia, vive desde septiembre de 2017 Fidel Franco González. Natural de Hinojos, este onubense de 22 años está realizando una estancia Erasmus en tierras germanas que le está permitiendo familiarizarse en su día a día con la cultura que lleva casi cuatro años estudiando: la alemana.
Fidel está terminando el último curso del Grado de Lengua y Literatura Alemana en la Universidad de Sevilla, además del Grado Profesional de Música en el Conservatorio Francisco Guerrero de la capital hispalense. La elección de esta carrera responde a la curiosidad del hinojero y a su afán por conocer nuevos sitios, recorrer el mundo y vivir culturas diferentes. «Sinceramente fue una decisión un poco loca en principio la de entrar a estudiar una lengua que jamás había escuchado, salvo en alguna ópera o película, pero me pareció que Alemania era un país que podía combinar mis intrigas de desarrollo académico y musical a la perfección. A día de hoy me siento muy satisfecho por la decisión que tomé», explica el onubense.
Hasta que entró en la Universidad de Sevilla, Fidel prácticamente no había salido de Hinojos, salvo para estudiar Bachillerato en Pilas (Sevilla). Su vida había transcurrido tranquila en la localidad que le vio nacer, de donde son sus padres y abuelos, salvo su abuela materna, que era de La Rendondela. «Allí he pasado todos los veranos de mi infancia y aún nos escapamos todos mis primos cuando tenemos tiempo para reunirnos en familia», reconoce el universitario.
Para el joven la provincia de Huelva es sinónimo de hogar, de familia, de infancia… Pero a veces hay que guardar esas sensaciones y emprender un camino que nunca se sabe a qué lugar te llevará…
– ¿Por qué decidiste solicitar una beca Erasmus a Alemania?
– Decidí solicitar mi beca Erasmus para perfeccionar mi nivel de alemán y descubrir la cultura y forma de ser germana. Además creo que, como cualquier viaje bien hecho, es una experiencia muy enriquecedora, que te hace crecer como persona y expandir tus horizontes independientemente de lo que estudies. Eso es difícilmente representable en un currículum, pero es sin duda lo que realmente te llevas de aquí.
Frente a otros países de habla alemana, como Austria o Suiza, me decanté por Alemania por tener un nivel económico más similar al español, y además diría que por la ciudad en concreto más que por el país en sí.
– ¿Es tu primera estancia en el extranjero?
– Es la primera estancia de estas dimensiones en el extranjero, pero antes ya había salido de España alguna que otra vez. La primera vez fueron unos diez días que pasé gracias a un intercambio con Italia estando en 3º de la ESO, que sin duda cambió mi vida. Fue una experiencia corta, pero intensa. Siempre he sido muy tímido y allí descubrí cuánto podía dar de mí y facetas de mí que no sabía que estaban ahí. Me di cuenta de que el mundo es enorme y de que hay mucha gente ahí fuera, más allá del sitio que por puro azar nos ha tocado como cuna. Cuando llegué allí, no me podía creer lo que estaba haciendo. Cuando regresé no podía concebir mi vida sin aquellas vivencias que me marcaron tan profundamente. Probablemente sin ese viaje y ese «despertar» que experimenté, mi mentalidad, mi vida y mi personalidad serían muy distintas ahora mismo, no sería quien soy.
– Y después de Italia, Alemania…
– Después de aquello decidí venir a Alemania cuando entré a la carrera. Dos semanas, me vine yo solo. Quería entrar en contacto con el idioma por primera vez y ver qué tal el país cuya cultura estaba estudiando sin haber tenido nunca una relación real con él. Me parecía absurdo estudiar algo que no te implica emocionalmente de alguna forma y la única medicina era venir a conocerlo. Fue toda una aventura en la que también tuve que probarme a mí mismo y poner a ese chico tímido e introvertido que soy en la tesitura de socializar y hacer amigos o morir de aburrimiento. Me sorprendí gratamente e hice amigos que aún conservo después de cuatro años sin vernos. Me enamoré de Alemania.
– ¿Cómo fueron tus primeros días en Münster?
– Emocionantes y desconcertantes. Para mí fue como estar viviendo en una nube, hasta que te das cuenta de que realmente estás aquí y de que tienes que «construir» tu mundo y moldear lo que va a ser tu vida sin ningún sustento previo.
– ¿Cómo son las clases y la organización de la universidad en Alemania?
– Es algo diferente a la universidad española. Hay tres formatos básicos de clases: en el Seminar, profesor y alumnos discuten y analizan temas que tengan que ver con el contenido de la asignatura, como en una clase al uso. En una Vorlesung, la clase es unidireccional prácticamente, el profesor expone un tema determinado durante el semestre a un gran número de alumnos que simplemente toman apuntes. Por último, el Tutorium, que complementa y sirve de apoyo a la Vorlesung, donde todo el contenido es analizado más detenidamente para una clase muy reducida y se explican dudas que surjan de la correspondiente Vorlesung.
Es curioso porque la Universidad Alemana en general es mucho más flexible y permite al alumno adaptar su horario según su conveniencia, lo cual permite que muchos alumnos puedan sacar tiempo para trabajar y estudiar al mismo tiempo. También me resulta curioso que solo haya una clase de cada asignatura a la semana, con lo que el trabajo que le dedicas a cada asignatura es mucho más autónomo y el esfuerzo recae mucho más en la dedicación del alumno.
– Aparte de estudiar, ¿qué otras actividades realizas?
– De momento estoy solo estudiando porque no es fácil conciliar la universidad y el conservatorio y me gusta dedicarle suficiente tiempo a la música, pero estoy pensando en encontrar un mini-job para el segundo semestre. El sueldo mínimo alemán es de 9 euros así que podría conseguir algunos ahorros en menos tiempo que en España. Aparte de eso hago algunos cursos de inglés, alemán y turco.
– ¿Cómo es vivir en Alemania?
– La vida en general transcurre como en España. Vas a la universidad, al comedor o a casa para comer, sales con amigos… Las mayores diferencias las encuentro en el clima y el carácter de la gente y de las ciudades. El clima hace que las ciudades sean muy verdes y que haya mucha vegetación y se valore el equilibrio naturaleza-ciudad como un todo integrado. Hay mucha preocupación y conciencia ecológica y medioambiental. El reciclaje y la limpieza de los sitios públicos se toma muy en serio (excepto en Berlín) y es muy común que la gente haya optado por ser vegetariana o vegana.
Cada persona es un mundo, pero en general el carácter alemán, lejos de ser frío o serio como se piensa, es más reservado e independiente, pero es muy sociable y acogedor al mismo tiempo. Pueden parecer distantes de entrada y puede tomar más tiempo entablar relaciones profundas, pero cuando te consideran su amigo lo hacen de verdad. Son muy educados y hay una conciencia cívica muy fuerte.
– ¿Qué es lo más diferente?
– Quizás la mayor diferencia es la oferta cultural y social que se facilita a los estudiantes y trabajadores. En este punto sí que es muy diferente a España. Cuando estudias pagas una tasa con la que puedes moverte de forma gratuita con transporte público a través de toda la región y sus ciudades. Además de esto, obtienes rebajas en todo tipo de actividades culturales, como visitas a museos o lugares históricos, hasta tal punto que puedes ir a ver una representación de teatro o una actuación de la orquesta sinfónica absolutamente gratis si reservar con antelación.
Yo siempre me he sentido muy acogido aquí y, salvando estas cosas y algunas más, no puedo decir que haya aspectos realmente radicales que me hayan sorprendido.
– ¿A qué costumbres te ha costado más trabajo adaptarte?
– A los horarios tal vez. Eso de cenar a las siete de la tarde no me convence, eso para mí aún se considera merienda.
– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido durante tu estancia.
– Al poco de llegar se me perdieron las llaves del piso y dependía de mis compañeros para entrar. Todo iba medianamente bien hasta que mis compañeros se fueron a sus respectivos pueblos en el fin de semana y me dejaron solo y sin llave en el piso. Era mi segunda semana y con la sed de conocer que tenía en ese momento era imposible para mí quedarme en casa sin más, así que me dispuse a idear un plan. Empecé a pensar cómo salir de casa y poder entrar de nuevo sin llave. Dejar la ventana abierta y saltar al interior me parecía factible, ya que es un primero, pero peligroso. Necesitaba otra cosa. Como caída del cielo reparé en la guitarra de mi compañero de piso que justo el día anterior me había dicho que tenía que cambiarle las cuerdas porque estaban desgastadas y decidí ahorrarle la mitad del proceso. Le quité las cuerdas a la guitarra, las uní una a otra con nudos y até uno de los extremos al picaporte desde dentro. El otro extremo asomaba sutilmente por la parte del exterior, así que desde fuera solo tenía que agarrar la cuerda y tirar para que se abriera la puerta.
Me sentía un genio y estaba orgullosísimo de mi solución hasta que a la cuarta vez que abrí la puerta, las cuerdas se partieron y tuve que pasar la noche en casa de unos amigos que había conocido hacía poco hasta que llegaran mis compañeros de piso.
– ¿Cuáles son tus planes?
– Probablemente volver aquí para seguir con los estudios de música, o estudiar un máster o incluso alguna nueva carrera aprovechando que la Universidad Pública alemana es gratuita
– ¿Qué piensa tu familia de tu estancia en el extranjero?
– Como es normal no les gusta que esté fuera de casa, se pasa mal y la distancia es muy dura. Aún así mi familia es muy abierta y comprensiva y me educaron para ser una persona autónoma e independiente y asumir mis propias decisiones, así que por su parte solo he tenido apoyo y confianza si es el camino que he decidido tomar. Me siento muy animado por ello y se alegran cada día por todo lo que vivo aquí y por cómo está evolucionando mi vida aquí.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
– En el podio estarían la familia, los amigos y el jamón y no tengo muy claro en qué orden. Diría que el tiempo también, pero la idea de que pueda nevar me hace soportable el más frío de los días. El sol es algo que acabas echando de menos después de tanto tiempo sin verlo. Estuve en Málaga en Navidades y no podía creerme que el sol estuviera brillando como lo hacía.
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
– Me gusta hablar con todo el mundo y hablarles de mi experiencia, de la pasión y las ganas con las que la estoy viviendo, de cómo la estoy disfrutando; pero también sé de amigos cercanos que no lo están pasando nada bien. Mucha gente suele decir que no sería capaz de salir de España para vivir fuera un tiempo, que no se siente preparada. La verdad es que tal vez nunca se está preparado, simplemente llegas y descubres que todo te sobrepasa. Es imposible estar preparado porque no te imaginas la magnitud de lo que vas a vivir, tanto para bien como para mal, es como si salieras de tu mundo, donde conoces el orden relativo de las cosas, y te arrojaran casi a ciegas a otro mundo en el que tienes que empezar a caminar tú solo.
Yo diría que la clave para tener una experiencia positiva es la actitud con la que afrontes los desafíos. Tienes que tener un ánimo y una fuerza especiales, digamos algo así como ganas de afrontar la adversidad, de salir de tu zona de confort. Superar los retos que se te presentan es superarse a uno mismo y puedes disfrutar del proceso y del resultado o sentirte frustrado y desolado ante la posibilidad del fracaso. Si eres capaz de asumir los desencantos y las «derrotas» como experiencias positivas para aprender y crecer como persona, incluso los momentos más desagradables tendrán un significado y un sentido. Afrontándolo así será una experiencia incomparable; de lo contrario puede convertirse en un tormento y en un periodo traumático a la mínima que algo se tuerza o no salga según lo previsto. Quizás no sea para todo el mundo, pero merece la pena probarse e intentarlo. Os puedo asegurar que hay auténtico oro para quien es capaz de cruzar con entusiasmo y confianza a través de esos pasos oscuros; y lo dice alguien que ha tenido momentos realmente duros estando aquí.
Sin duda animo a todo el que se le haya pasado alguna vez por la cabeza, aunque solo sea furtivamente, como una idea alocada e improbable, a que pase un tiempo fuera y que no desperdicie la oportunidad que puede brindarle ver qué hay fuera. Lo principal para mí es que descubres facetas y habilidades ocultas de ti mismo que ni podías sospechar que formaran parte de ti. Aparte de eso, aprendes lenguas y conoces culturas nuevas que nunca sabes qué pueden aportarte, sales del bucle de tu existencia que puede llegar a ser naturalmente monótona y haces amigos, visitas lugares increíbles, te das cuenta del pequeño lugar que tú y tus creencias ocupáis en el mundo, ganas respeto y solidaridad al tratar con gente que proviene de todos los rincones del planeta. Es una aventura digna de vivir, lo antinatural para mí es quedarse en España sin pensar salir nunca. Como decía San Agustín: «El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página».
-Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Es un mensaje no solo para los onubenses, quizás para toda Andalucía. Considero que tenemos que despertarnos de la apatía. La situación política y social en el país en el que nos ha tocado azarosamente vivir no es nada prometedora en estos momentos. La de la represión, la de la corrupción y el robo sistemático de partidos que representando al pueblo nos mienten e incumplen la constitución día sí y día también con total impunidad; la del indignante impuesto de sucesiones; la de los intereses económicos con máscara de democracia y un tedioso etcétera.
Soy andaluz y cuanto más lejos estoy de mi tierra más orgulloso estoy de serlo y es por ello que me indigna ver esa indiferencia que nos inunda y ahoga. Nos merecemos más de lo que tenemos, pero no va a dárnoslo nadie si no nos preocupamos nosotros por conseguirlo. Somos unos privilegiados por la región en la que nos ha tocado vivir (y si no veníos debajito de esta nube y me contáis), pero nosotros no hemos puesto ahí el sol ni las playas y no nos tocó a nosotros construir la Alhambra, la Mezquita o la Giralda. Gran parte de lo que nos hace grandes como provincia y comunidad se nos ha dado y debemos estar orgullosos de lo que tenemos, pero también debemos abrir los ojos y reclamar tomar parte en nuestro destino y construir un hoy y un mañana del que nos podamos sentir orgullosos también y decir que lo conseguimos porque lo quisimos y luchamos por tenerlo.
Me gustaría ver un día en el que quien deje Andalucía y sus raíces lo haga por placer y no por necesidad y solo podemos conseguir eso formándonos como personas críticas e independientes capaces de destapar el engaño y de emprender. Es hora de tomarse en serio los versos de Blas Infante, que tan alegremente entonamos como si fueran una consigna olvidada: hay que levantarse, tomar tierra y libertad. Si miramos adelante, como tantos y tantos andaluces y onubenses grandes e ilustres que ha habido, algún día podremos estar orgullosos, no solo de lo que nos fue dado, sino de lo que hicimos con ello y de lo que pudimos construir. Salgámonos del molde y sigamos la visión de los grandes recordando a Juan Ramón, a María Zambrano, Falla, Lorca y tantos otros. Podemos construir una Huelva que mire hacia delante, se abra al mundo y esté a la altura de los tiempos que nos han tocado vivir. Además es un grato viaje que puedes hacer sin salir de casa y descubrir cómo cambias y creces por dentro al mismo tiempo que vas viendo el mundo cada vez más intenso, atractivo e intrigante. Porque cuando uno cambia y se cultiva, todo alrededor cambia también y no puedes ver las cosas de la misma forma. No nos conformemos con la mediocridad y trabajemos en nosotros por ser lo que fuimos.