Rosa Mora. «Si la línea recta no te lleva a donde quieres, siempre hay caminos alternativos que te llevan al mismo punto», señala a Huelva Buenas Noticias el onubense Paco Rodríguez Camacho. Y ese ánimo vitalista es el que mejor define a este joven natural de Moguer que desde noviembre del pasado año reside en Reino Unido.
Licenciado en Ciencias del Mar y en Ciencias Ambientales y con Máster en Sistemas Integrados de Gestión de Calidad, Medio Ambiente, PRL y RSC, el moguereño acumula varias experiencias en el extranjero que le han hecho desarrollarse y crecer tanto a nivel personal como profesional. En esta línea, destaca su estancia en Dublín donde, nos confiesa, comenzó a desenvolverse plenamente con el inglés, así como su periplo en la pequeña isla europea de Malta en la que tuvo la oportunidad de trabajar como observador pesquero para la conservación del atún rojo del Mediterráneo.
En la actualidad, el onubense reside en la encantadora ciudad inglesa de Canterbury. Desde allí, ha compartido su experiencia con los lectores:
– ¿En qué momento y por qué decidiste trasladarte a Reino Unido?
– Pues en noviembre de 2016, a través de una entrevista con una empresa onubense me embarqué en esta aventura. Reino Unido era el destino que me ofrecían para el puesto que estoy desempeñando actualmente.
– Resides en Canterbury, ¿La calificarías como una ciudad agradable para vivir?
– Canterbury tiene un encanto especial, se podría decir que es una ciudad de cuento. De hecho, sus cuentos son bastante famosos. Lo que más me llamó la atención al llegar fueron los canales que recorren la ciudad y las típicas casitas de la zona que parecen de chocolate. Es muy cómoda para vivir, ya que es una ciudad con unos cincuenta mil habitantes que aun mantiene el carácter de pueblo. Tiene mucha actividad cultural, parques, centros comerciales y sobre todo muchos pubs con una atmósfera acogedora en la que poder disfrutar de música en directo junto a una pinta de cerveza. La Universidad de Kent, ubicada en Canterbury, es muy valorada a nivel mundial y acoge a miles de estudiantes cada año. La Catedral de Canterbury es una de las más antiguas y famosas de toda Inglaterra ya que su arzobispo es el líder de la iglesia anglicana del país. Un aspecto muy positivo es que la ciudad se ubica en un lugar estratégico al estar muy bien comunicada con Londres y Francia.
– No es tu primera experiencia en el extranjero, ¿Qué han supuesto para ti tus anteriores estancias en Dublín y Malta?
– Han supuesto mucho, prácticamente ha sido el impulso que necesitaba para llegar a donde llevaba apuntando desde hace tiempo. Dublín, además de muy buenas experiencias personales, me dio el empujón que mi inglés necesitaba, pasar de ese nivel intermedio que no vale para nada a poder desenvolverme de una manera fluida dentro de cualquier ambiente de trabajo. Por aquel entonces trabajé como chef en diferentes cocinas, menos “titulitis” y experiencia piden por aquellas tierras, ya que allí se basan más en la actitud y el valor de cada persona y en lo que pueda llegar a aportar a medio-largo plazo. Gracias a mi hermana que por aquel entonces vivía en la capital irlandesa, pude hacer las maletas hace 5 años y salir de la frustración que me causaba la falta de experiencia laboral y todo lo que ello acarrea.
Malta fue otro gran salto dentro de mi carrera y una de las mejores experiencias de mi vida. Desde Dublín me salió trabajo como observador pesquero para la conservación del atún rojo del Mediterráneo. Dejé las cocinas e hice las maletas de un día para otro, literalmente, para desempeñar mi primer puesto de trabajo relacionado con mis estudios y muy importante, ¡remunerado! Después de tantas horas de prácticas gratis en España, esto no me lo podía estar creyendo. Ahora empezaba a cobrar sentido aquellas gotas de sudor que recorrían mi espalda mientras preparaba aquellos platos durante horas interminables.
– ¿Siempre estuvo en tus planes trabajar fuera de España?
-La verdad es que nunca me planteé trabajar fuera de España. Siempre había tenido en mente terminar la carrera y encontrar algo en Huelva. Las cosas a veces no salen como uno quiere, o no dependen al cien por cien de uno mismo, o simplemente no ha habido suerte. Cierto es que muchos compañeros de la carrera también han tenido que salir fuera para buscar algo mejor. Está claro que la última opción siempre es quedarse en casa lamentando la situación laboral de España y hacer siempre lo mismo sin obtener resultados. Si la línea recta no te lleva a donde quieres, siempre hay caminos alternativos que te llevan al mismo punto. Finalmente, el esfuerzo y el tiempo te llevan a conseguir tus objetivos junto con miles de experiencias a tus espaldas que en Huelva, quizás no hubieran sido tan emocionantes.
– Cuéntanos, ¿Dónde trabajas actualmente?
– Actualmente trabajo en Onubafruit, una empresa onubense líder en Europa en la exportación de berries. Trabajo como técnico de calidad en Inglaterra para asegurar que todos los productos cumplan con las especificaciones que exigen los clientes al final de la cadena de suministro, tanto a nivel de calidad como de certificaciones.
– ¿Cómo es tu día a día?
– Cada día es distinto y eso es algo que valoro mucho en mi trabajo. Me dedico a visitar los distintos almacenes donde llega la fruta para verificar que todo cumple con lo exigido e informo a las cooperativas de ello y de las últimas exigencias del mercado. Por otro lado, acompaño a los clientes durante sus visitas para que conozcan la calidad de nuestros productos, resolver todas sus dudas y conocer sus expectativas. Llevo adelante el papeleo técnico necesario para cumplir las exigencias del comercio y conseguir todos los permisos necesarios. Por tanto, mi día a día es llevar a cabo el soporte técnico y hacer de nexo de unión entre los agricultores y el cliente final.
– Y el tiempo libre, ¿En qué sueles emplearlo?
– Me gusta mucho descubrir nuevos lugares, por eso aprovecho mi tiempo libre para conocer pueblos y ciudades con encanto junto a mi pareja. También intento acercarme al campo y estar en contacto con la naturaleza, respirar aire puro y comprar productos locales en pequeños mercados de la zona. Y como no, siempre que puedo aprovecho para ir a Londres, una ciudad llena de vida que ofrece infinidad de actividades, museos y parques donde poder capturar las mejores instantáneas.
– ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la vida en Reino Unido?
-Antes de llegar, cuando estaba buscando alojamiento, me di cuenta de que el concepto de limpieza que tienen los británicos dista mucho del nuestro. Aparte de que el 90% de las casas tienen moqueta, algo que en principio me parece antihigiénico, están muy sucias y piden por ellas un ojo de la cara.
Otra cosa que llama la atención cuando sales por la noche es la coquetería de las jóvenes llevadas al extremo. Vestidos de verano a 4ºC desfilan por las calles como si estuviéramos paseando por Mazagón una noche de verano, además del exceso de maquillaje y accesorios de belleza postizos que llevan consigo.
También impacta el nivel de alcoholismo al que llega la gente aquí, ya sean jóvenes o mayores. Simplemente, no saben beber. Las tiendas en general cierran a las cinco de la tarde, aunque los supermercados abren todos los días como si fuera un día normal, e incluso hay algunas grandes superficies que abren 24h. Y eso sí, puedes sacar dinero desde cualquier cajero sin comisión alguna, una medida que facilita el comercio local.
– ¿Algún aspecto al que te haya sido complicado adaptarte?
– Lo típico, el clima. Y es que es así, no se puede negar. Los que somos de Andalucía necesitamos nuestras horas de luz. Cuando el tiempo lleva una semana dándome nubes siento que me falta algo. Otra cosa que echo de menos es el ambiente de terrazas de España. Aquí hay ambiente de pubs, se lo curran mucho para crear un ambiente cálido, usan madera, alfombras, chimeneas, estanterías, etc., para que te sientas como en casa y te lleves toda la tarde bebiendo pintas. Echo en falta sentarme en una terracita viendo la gente pasar.
Por supuesto me falta mi familia y mis amigos. Es algo que “firmé” antes de venir y hay que mentalizarse.
– ¿Qué valoras de forma más positiva tu experiencia en el extranjero?
– Valoro muy positivamente la oportunidad que tengo de trabajar y crecer profesionalmente dentro del sector de los berries. Para mí es un orgullo estar aquí representando a un equipo y dejando en buen lugar el trabajo de cientos de personas y los productos de nuestra tierra. Por otro lado me motiva muchísimo poder desarrollar mi trabajo en inglés y tener la oportunidad de mejorarlo día a día, tanto dentro como fuera del ámbito laboral. Creo que es algo de lo que siempre estaré muy orgulloso.
– Y tu familia, ¿qué pensó cuando tomaste la decisión de marcharte?
– Mi familia pensó que era lo mejor para mi futuro, por lo que no dudaron un segundo en animarme a venir. Desde los 18 años están acostumbrados a verme poco por Moguer.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones a corto plazo?
– De momento lo único que pienso es en la segunda campaña que está justo empezando, en dar lo mejor de mí y seguir aprendiendo y asumiendo responsabilidades.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Me gustaría invitar a todos aquellos que no se atreven a dar el paso de salir fuera a estudiar o trabajar que lo hagan sin pensarlo. Y que si lo hacen, que se carguen de constancia y paciencia. Países como Irlanda o Reino Unido ofrecen miles de oportunidades cada día a gente con y sin estudios, con opciones de ascender en un tiempo relativamente corto. Hay mucha gente ahí fuera que conocer y muchas experiencias que vivir para estar perdiendo el tiempo lamentándose de la falta de oportunidades en España desde el sofá de casa. He visto a mucha gente llegar con un inglés elemental y en cuestión de 3 a 5 años estar desempeñando puestos de trabajo de cierta responsabilidad. Siempre nos creemos que el vecino sabe trabajar mejor o es más listo que nosotros. Estando fuera, me he dado cuenta que los españoles sabemos dar mucho más de nosotros mismos en el trabajo de lo que creemos.
– Muchas gracias y ¡Suerte!