Mari Paz Díaz. Tras estudiar Historia en la Universidad de Huelva, el onubense Pedro Feria Vázquez ha continuado siempre su trayectoria ligado a esta disciplina humanística, realizando el Doctorado y ejerciendo como profesor durante siete años en la Onubense. Una labor que ha complementado, además, con otras actividades, como ser becario en la Diputación Provincial y colaborar en proyectos de investigación para varias administraciones públicas. Una intensa línea investigadora, que ha dado como resultado la publicación de varios libros y artículos sobre la historia reciente de Huelva y España.
Una amplia y destacada trayectoria profesional que, sin embargo, no ha impedido que haya tenido que tomar una decisión que no ha sido nada fácil, como ha sido marcharse a Chile para continuar con su auténtica vocación, como es la docencia universitaria y la investigación. Así nos lo cuenta en esta entrevista como ‘Onubense por el mundo’, tras algo más de dos meses de estancia en el país chileno.
-Pedro, ¿por qué decidiste irte fuera, a Chile?
–Lo que me llevó a irme fuera ha sido, como en el caso de tantos y tantos onubenses desde que comenzó la crisis, la falta de perspectivas en mi tierra. La situación que está sufriendo la universidad española me impedía labrarme una carrera, tanto como docente como investigador. Durante los últimos años en la Universidad de Huelva hemos vivido un periodo de tremendos recortes, que han provocado que muchos profesores y PAS hayan perdido su puesto de trabajo, y todo en detrimento de la calidad de los servicios que se ofrecen a los estudiantes. Por otro lado, aunque digan que la situación económica de nuestro país está mejorando, esa supuesta mejora no ha llegado a todos, y continúan tanto el paro como la precariedad laboral. Muchos no se dan cuenta de que no basta con tener un empleo, sino que éste te tiene que permitir llevar adelante un proyecto de vida: comprarte una casa, formar una familia… Y, hoy por hoy, en Huelva y en España, esto parece una misión casi imposible. Así que me vi en la obligación de desplazarme a otros lugares para seguir creciendo como docente y como persona.
-¿Te costó mucho tomar esta decisión?
-Naturalmente que no fue una decisión fácil. Dejar atrás a tu familia y amigos, abandonar todo lo que has conseguido hasta ahora para empezar de cero en una tierra que no conoces y donde nadie te conoce, no son decisiones que se puedan tomar a la ligera, pero, como decía, las alternativas eran nulas.
-Llegaste a Chile a finales del pasado mes de julio. ¿Es tu primera estancia en el extranjero?
-Tan prolongada, sí. Anteriormente había realizado una estancia docente en la Universidad de Limerick, en Irlanda, y otra de investigación en Coimbra, Portugal, pero fueron experiencias breves.
-¿Te ha sido fácil adaptarte al sistema educativo chileno?
-En principio, no me ha ofrecido demasiadas dificultades, aunque la concepción de los currículums académicos y las carreras en el sistema educativo chileno son muy diferentes al de España. Existen diferencias importantes en cuanto a grados y posgrados, pero la esencia educativa es la misma. Aparte de eso, algunos trámites me están resultando dificultosos debido a la burocracia. Aquí, como en España, ésta es a veces muy engorrosa.
-¿Es muy diferente ser profesor en España y en Chile?
-La verdad es que no, ya que el espíritu de la docencia es el mismo en cualquier parte. Además, los alumnos de mis asignaturas tienen un buen nivel académico y me han ayudado mucho en mi proceso de adaptación.
-Por el momento, ¿cuál es tu balance de la experiencia?
-Hasta ahora ha sido muy positiva, ya que me está abriendo nuevos horizontes y descubriéndome realidades que no conocía, y eso es impagable. También me está permitiendo conocer sobre el terreno la historia chilena, un tema sobre el que llevaba tiempo queriendo trabajar.
-Vives en Valdivia, una ciudad ubicada al sur de Chile. ¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
-La verdad es que no me ha costado demasiado adaptarme. Siempre se ha dicho que de toda Latinoamérica es en Chile donde se lleva un estilo de vida más europeo. La calidad de vida es semejante a la de España, así como las costumbres y el día a día. Hay algunas cosas distintas, eso sí. Lo que más me llamó la atención cuando llegué es el uso de palabras diferentes, sobre todo en la comida: aquí, por ejemplo, al maíz le dicen “choclo” y a las habichuelas “porotos”.
-¿Cómo es esta ciudad?
-Vivo en una cabaña, es decir, en una casa de madera. Aquí en el sur de Chile, la mayoría de la gente reside en viviendas así, pues tienen, entre otras, la ventaja de que en invierno son más fáciles de caldear. Los alquileres, por cierto, son mucho más baratos que en España. Aquí prima la casa unifamiliar, y viniendo de Andalucía, donde casi todos habitamos en bloques de viviendas en las ciudades, eso al principio te choca, pues le da a las calles un aire muy distinto al de las de nuestra tierra. Debido a que, como decía, las casas principalmente son de madera, algunas calles de Valdivia tienen cierto aire del lejano oeste. No hay que olvidar que hasta hace poco más de un siglo esta era una zona apenas colonizada. Al haber sido en buena parte poblada por colonos alemanes, muchas casas tienen un estilo muy típicamente alemán, y hay zonas de la ciudad en las que uno parece estar en Baviera o la Selva Negra. Pero lo que más me gusta de Valdivia son sus muchas zonas verdes, que son auténticos trocitos de bosque en medio de la ciudad, como el Parque Saval. Otro de mis lugares favoritos es la Costanera, que es como un paseo marítimo que sigue el cauce del río Calle-Calle y tiene unos paisajes muy bonitos.
-Y sus habitantes, ¿cómo son?
-Los chilenos son, por lo general, muy educados y muy hospitalarios con los extranjeros. Los jóvenes de aquí tienen gustos y actitudes muy parecidas a las de España: visten igual, oyen la misma música…, imagino que será consecuencia de la globalización.
-¿Cuál es la imagen que tienen de España?
-Las noticias que llegan de España son muy seguidas y comentadas por los chilenos, porque, evidentemente, somos países con muchos lazos históricos y, si algo malo pasa en España, lo sienten como si hubiera pasado allí. Al llegar, muchos me preguntaron por nuestra crisis económica y si la cosa estaba mejor. Eso y el fútbol, por supuesto. Las competiciones españolas son muy seguidas en el país, quizás incluso más que las chilenas, y no es raro ver pasar por la calle a personas con camisetas o gorras del Real Madrid o el Barcelona.
-¿Qué estás haciendo en estos momentos?
-En esta universidad me dedico principalmente a tareas de docencia e investigación. Imparto clases a alumnos de segundo y tercer año, y además realizo una importante labor científica, participando en diversos proyectos de estudio de las relaciones comparadas entre Chile y España.
-¿Te has marcado algún nuevo objetivo?
-Quiero aprovechar esta oportunidad para avanzar en mi carrera. Trabajar en un sistema educativo nuevo te proporciona enseñanzas incalculables. Además, pretendo elaborar nuevas publicaciones, y de esta manera seguir construyendo mi currículo académico.
-¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
-Mi madre, que es ya mayor, evidentemente no se lo ha tomado del todo bien, porque hasta ahora siempre había vivido muy cerca de ella y le está costando acostumbrarse. Pero sigo en contacto con todos por teléfono, Facebook o Whatsapp, que ayudan a recortar las distancias.
-¿Y tus amigos?
-Mis amigos me han animado mucho y están muy ilusionados, ya que cuentan con venir de visita más pronto que tarde y así conocer el país. Yo les he recomendado venir, porque la naturaleza de aquí es impresionante. La región está llena de bosques y lagos, muy a propósito para hacer deportes de aventura, a los que varios de ellos son aficionados. Así que aquí los espero.
-Por tanto, por ahora, no piensas regresar a Huelva.
-A corto, e incluso medio plazo, lo veo muy difícil, ya que la situación laboral de nuestro país veo que no mejora, aunque siempre estoy atento por si surge alguna oportunidad. Así que lo que por ahora haré será volver de visita, lo que dependerá principalmente del calendario académico. Si dispongo de días suficientes quizás vuelva en Navidad, aunque es más probable que lo haga en febrero, mes que aquí es como nuestro agosto y cuando son las vacaciones de verano. También, por supuesto, dependerá de los precios de los billetes de avión, que entre España y Chile no son precisamente baratos.
-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
-Principalmente, el clima. En Valdivia llueve mucho, a veces semanas enteras sin parar. Al llegar me costó un poco acostumbrarme a eso, ya que había salido de España en verano con temperaturas de más de cuarenta grados y llegaba a Chile en pleno invierno. Pero, sobre todo, echo de menos la luz. La cantidad de horas de luz que tenemos en Huelva, evidentemente, influye en nuestro estado de ánimo; aunque también es verdad que hasta ahora sólo he conocido el invierno austral y me han dicho que en primavera esta región es muy bonita. También echo en falta la comida. No es que la de Chile sea mala, todo lo contrario. Simplemente, es diferente, y siempre cuesta acostumbrarse. Pero lo que más echo de menos es a la familia y los amigos, ya que, aunque internet contribuya a acortar distancias, nunca será lo mismo.
-¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España? ¿Por qué?
-Lo recomendaría siempre que sea por curiosidad, por aprender, por seguir creciendo como persona, pero no por necesidad. Tener que abandonar a familia y amigos por no poder ganarte el pan en tu tierra es algo muy triste que nadie tendría que verse en la obligación de hacer.
-Para terminar: un mensaje a los onubenses.
-Que a tanta distancia se empiezan a valorar muchas cosas de Huelva que estando allí no le das importancia. Que por eso debemos poner más en valor lo que tenemos, como nuestra cultura y nuestro patrimonio.