HBN. Nadie pensó que medir el tiempo se convertiría en una moda. Desde la antigüedad, el ser humano siempre ha intentado tener poder y control sobre aquello que se le escapaba, el espacio que mediaba entre unos días y otros, entre noche y noche… el tiempo. Medirlo se convirtió en una obsesión, generando las civilizaciones más ancestrales diversos métodos para hacerse con Chronos, como llamaban los griegos al dios del tiempo.
Crear unidades de medida fue un paso para ello. Nacieron relojes de arena, solares, de agua… ¡hasta de aire! Mecanismos primitivos para establecer convenciones sociales que hicieran más fácil la vida de los ciudadanos.
A estos primeros y aparatosos inventos siguieron, siglos más tarde, los grandes relojes de pesas y ruedas y, con la evolución de la tecnología, los actuales de bolsillo y muñeca. Comprimir un mecanismo que se antojaba, en sus orígenes, tan complejo, en un espacio tan pequeño que cupiera en la palma de la mano, le habría parecido un milagro a quienes se manejaban antaño con aquellos relojes guiados por las fuerzas de la naturaleza.
Hoy día, el ser humano ha conseguido convertir esa gran preocupación, como era el paso del tiempo, en una oportunidad para tomar conciencia de sí mismo y de su propia condición. El tiempo hay que aprovecharlo. Cada hora, cada minuto, cada segundo es único y jamás volverá a pasar. Y para recordar cada día esta máxima, las personas deseosas de vivir la vida y sacarle partido a cada jornada necesitan llevar un reloj en su muñeca, un aparato que les recuerde que ¡el tiempo vuela!
Es en este instante cuando el tiempo se vuelve moda, porque el concepto es importante, pero el envoltorio que lo recuerda no lo es menos. La tecnología y la belleza se dan la mano para enviar un mensaje a nuestro cerebro cada vez que levantamos el brazo y miramos la hora: ¡aprovecha el tiempo! ¡Optimízalo!
Por eso, elegir este complemento es una tarea muy personal. Las combinaciones son infinitas: relojes de esferas grandes, medianas, pequeñas, con correa de piel, metálica, en los colores más variados, de forma cuadrada, rectangular, redonda… relojes como los que se ofrecen aquí son un ejemplo de la variedad de modelos que podemos encontrar en el mercado, ya sean nuevos o de segunda mano, y a unos precios muy competitivos.
También existen relojes con funcionalidades increíbles. Complementos que, además de medir el tiempo, controlan las capacidades de quien los lleva. Son los llamados relojes inteligentes, con sensores que miden, por ejemplo, la actividad física que realiza su usuario, controlando el ritmo cardíaco o la distancia recorrida en un trayecto.
En resumen, el ser humano ha conseguido, con los siglos y sus grandes inventos, apresar el tiempo en una esfera. Piezas que siempre lo acompañan y que son símbolos, más que de una moda, de una forma de vida.