Texto y fotografías: Laura Cárdenas.
¡Qué privilegio el nuestro! ¡Qué orgullo para la tierra!
Me podría deshacer en elogios y llenar con florituras de manual esta crónica de otro concierto más.
Pero no. Lo siento. No ha sido otro concierto más.
Créanme que incluso voy más allá del que puedan decir que escribo esto por motivos personales.
Han tenido que pasar catorce años para volverla a ver pisar las tablas del Gran Teatro de Huelva.
La primera vez que viene programada por el área de cultura del Exmo. Ayuntamiento de Huelva.
Para que me entiendan, es la primera vez en su extensa carrera musical que Mara Barros viene a su ciudad: contratada.
Recién aterrizada de México donde sus adeptos se cuentan por miles y con un considerable Jet Lag, los nervios previos a las 21:00 horas en las que daría comienzo el show se respiraban, se palpitaban y sentían en una prueba de sonido que nos hacía prever que lo que viviríamos más adelante no nacía de la casualidad, sino de mucho esfuerzo, trabajo y un absoluto amor y respeto a este arte llamado música.
Pasaban de las nueve y cuarto de la noche cuando el publico comenzó a corear el nombre de Mara Barros con ansia y devoción.
Familia, amigos y desconocidos llenaban el patio de butacas de un teatro que anoche se hizo enorme y pequeñito al mismo tiempo, porque perdonen mi osadía, Mara Barros no cantaba en Huelva… Mara Barros cantaba en casa y así nos lo hizo saber una de las mejores voces radiofónicas del panorama nacional, Juan Ochoa, quién en off y para sorpresa de la artista le dio preludio a los lunares, al cuerpo, a la voz y al tacón.
Huele a tierra, huele a mar, huele… a hogar.
¡Qué alegría, Huelva! ¡Qué gusto reunirnos una noche como esta para traer a la niña de vuelta!
A la artista, a la viajera, a la que viene y va conquistando corazones alrededor del mundo y que vuelve esta noche a cantar a la tierra que sabe a fresa, a marisco y a sierra.
Esta noche Mara Barros vuelve con su colección de canciones hiladas por las mejores plumas de este tiempo para una voz que las defiende como nadie.
Porque Mara no canta, vive en cada acorde.
Nunca tuve más talento que el de sospechar el talento ajeno y a una estrella como Mara se la sospecha de lejos.
Porque Mara no canta, te acaricia por dentro.
Convirtiendo las notas en brisa de su pueblo marinero.
Un tal Joaquín, al que ya tenemos celos, descubrió un día el talento de esta artista andaluza y la reclutó en las filas de su trupe de trovadores y fue el primero que la empujó a dar un paso adelante y reivindicar su propio espacio en el mundo del espectáculo y hoy, la tenemos aquí, en casa.
A la niña que partió un día en busca de sus propios tesoros y poco a poco, los va trayendo.
A su casa, a su gente… a su pueblo.
Y llegó. Entre lágrimas, pero llegó.
Al fin llegó, diría yo, y lo hizo Soltando la Tormenta
“Y hoy, la voz de mi conciencia no da tregua, la espalda, el terremoto, la adicción, mi ser, la soledad, la tensa espera, la falta de ambición.”
Con sus lunares, sus zapatos de tacón, su elegancia y una tremenda emoción.
Tan acorde a este comienzo como a la seguridad con la que pisó, de nuevo y después de tanto tiempo, las tablas de un viejo amigo al que conoce muy bien y respeta. Quien fue su aliado y confidente entre taconeo y bailes flamencos.
Un viejo amigo que la recordaba rubia y cantando canciones que le llegaron impuestas, porque sí.
Es tal la riqueza de valores que posee Mara Barros que ni de eso se arrepiente, porque lo que es hoy también vive acompañado de quién no quiso ser.
Con permiso, me detengo Cinco Minutos.
“…Hoy te busco amor, y aunque digas que no, tus labios saben a mí, tus cartas huelen a mí, tus sueños son escarcha si yo no estoy allí.”
Escrita por quién a su lado duerme casi todas las noches, es sin duda una de las joyas de su disco Por Motivos Personales.
Mara Barros habla mucho.
Habla con el público, con sus amigos, con su madre: “La Lili”, habla hasta conmigo cuando me ve disparar fotos a orillas del escenario… y es que Mara Barros además de cantar posee una generosidad poco común en estos mundos del soniquete.
Y es que, hay que ser muy generosa, para que de una noche que era solo suya con melodías y una gran voz, la convirtiera en la nuestra.
Martinez Ares le regaló Soy Músico y entre “tralarís y tralarás” por fin, los nervios iban quedando atrás.
La vida otra vez…
Aromas de mujer…
Por esos carteles que inundaban las calles de Huelva y las redes sociales sabíamos que Mara no se iba a enfrentar a esto sola.
Tras la canción que con permiso de su nana le dedicó a su madre, aparece también de lunares en el escenario Jorge Cotallo, el primer invitado de la noche.
Muchos de ustedes, queridos lectores, se preguntarán ¿dónde canta?, ¿a qué se dedica? e incluso ¿quién es Jorge Cotallo?
Posiblemente y como en la canción del jefe, A la Sombra de un León, llegó a la vida de Mara Barros “con su espada de madera y zapatos de payaso a comerse la ciudad” pero en realidad lo que se comió fue un trocito de su corazón para formar parte de la familia que ella bien elige.
Si les digo que AMIGO, está todo dicho.
Sé para recordar aquello que fue y Me Rindo para enseñarnos con honores lo que hoy ES.
“Me rindo, ante la ofensiva de tu amor armado. Me rindo, tanto que desblindo a este corazón blindado. Me rindo, entrego las armas y ante ti… me rindo.”
Hablar de esta canción y no hablar de Rubén Martínez de Les Nits de L’art, o para que me entiendan, el manager de Mara Barros, sería delictivo.
Ver llorar a Rubén, entre sollozos, escondido en el gallinero del Gran Teatro fue un regalo que me hizo la casualidad de recorrerme todo el teatro cámara en mano.
Espero que sepan comprender que lo guarde en mi retina y para mi… Pero sobre todo, por respeto a él.
Rubén, ante ti y tu amor al trabajo bien hecho, yo también me rindo.
La desinhibición absoluta llegó con ellos. José Félix López y Miguel Ángel Márquez: Antílopez y su regalo en el disco, La Historia Intermitente.
“Tenemos todo el tiempo justo para andar sufriendo, las represalias de la cruda y muda realidad.
En cambio hacemos lo imposible por seguir viviendo, la historia intermitente de cabeza a la verdad.”
En una entrevista previa a este periódico Mara nos comentaba que le encantaría verse en un escenario como el de Colombinas pero que era consciente de que su formato era más para el público del Gran Teatro por lo íntimo y delicado.
A estas alturas del espectáculo soy consciente de que ante esta sentencia, discrepo.
Seguir y sumar. Inocentes y Pronunciar amor más veces que Maná junto a los Visión Sonora.
“Mi dogma es tu amor.
Mi dogma y mi dolor, mi estrella de Belén.
Mi ruta no mi rutina amor…”
O lo que podíamos denominar “la canción improvisada”.
Si bien es cierto que cuando supimos lo de los artistas invitados fuimos conscientes de que Mon Domínguez Rasco y Manuel Vázquez Vargas, Visión Sonora, no faltarían a la cita, algo que también teníamos claro es que no harían con una canción al uso.
Cómplices, amigos e incluso algo amantes en la escena nos regalan segundas voces casi imposibles.
Sí, esto era una canción improvisada pero con la magia añadida de los que se conocen, se quieren y se respetan.
Anoche en el Gran Teatro, además, también tuvimos un buen “Oxígeno” que respirar.
Joaquín Sabina sacó de su disco “Lo niego todo” la canción Hace Tiempo Que No…
“Hace tiempo que no me hago caso,
hace tiempo que olvido que atraso, que paso de mí…”
El flaco no escribió esta canción para su Marita, ni para su Magdalena… la escribió para él gracias a Gabo (Gabriel García Márquez) quién le regaló los primeros versos la última vez que se vieron allá por México. Pero, lo siento jefe, hoy no hemos venido a hablar de ti.
…y es que, yo también hace tiempo que no me hago caso.
Pero se te recordó de nuevo en Peces de Ciudad y contigo llegamos a escribir historias Sobre el Papel con la caligrafía y la voz de Jorge Marazu.
“Sobre el papel, tu volverías.
En realidad, lo espero todavía”
Dos voces y el sentir de una banda como adorno perfecto a esta simbiosis.
Laura Gómez Palma, la bajista con alma de poeta.
Pau Álvarez, piano de cola que junto a esas maletas de la chica que se fue soltando la tormenta, adornan el escenario entre bombillas y madera.
David Rodríguez, el batería del fondo de escena. El imprescindible.
Borja Montenegro, más que un guitarrista de banda. Más que un productor. Más que un músico.
Cuando sonó el single, Si La Luna Cae supimos que faltaba poco para que todo fuera Cerrado Por Motivos Personales.
“…Eché al fuego los males, pasé de funerales al pasado. Dejé un cartel colgado, cerrado por motivos personales.”
¡Como te costó decir adiós, Mara!
Quizás por aquello de que no sabes cuando podrás volver. Tú bien sabes que no todo es querer.
El primer bis nos trajo un medley, cuanto menos entrañable, que bien nos podía hacer recordar a su época en Enamorados Anónimos. Pero créame, nada que ver.
Limosna de amores y Pena, penita, pena, a capella y paseándose entre el público.
Se acercó con cariño a su tío quién se encontraba en los medios del teatro con su sitio en pasillo y fue allí, de pie, sujetándole la mano, donde se las canto sólo a él.
El vello montando fiesta, el público en pie y sin duda el recuerdo latente de que noches como esta, no son Noches Perdidas.
El segundo bis, ya sí, el de la despedida.
Y es que, nos quedó bien claro que… Eres Estrella, cuando parte del publico comenzaba a abandonar sus ubicaciones para así acercarse al escenario y poder ver desde bien cerquita a un emocionado Pepe Barros disfrutar de y con su niña.
Al fin en casa, al fin reconocida, al fin con su disco… Al fin.
¡Al fin Mara!
¡Al fin Tamy!
…Por fin.