De Arcos a Nuevas Galerías pasando por Simago… Los comercios que protagonizaron la Huelva que despertaba a la democracia

Arcos estaba enclavado en La Placeta. / Imagen cedida por Diego Lopa.

 Fallece Abelardo Arcos Dabrio, quien fuera dueño de Almacenes Arcos

La Huelva de los setenta y ochenta despertaba a la democracia.
La Huelva de los setenta y ochenta despertaba a la democracia.

Mari Paz Díaz. Los setenta y ochenta fueron los años de la entrada del sistema democrático en España, que no sólo supuso un enorme cambio en el plano político, sino también en la forma de vida de los españoles. La capital onubense se adentraba entonces en la modernidad, como lo demostraba la apertura de los primeros grandes almacenes, así como comercios que venían a dar cobertura a las nuevas inquietudes del consumidor, interesado entonces en cuestiones como los electrodomésticos o el cine, por citar algún ejemplo.



Se perfilaban nuevas necesidades para el onubense como consumidor.
Se perfilaban nuevas necesidades para el onubense como consumidor.

Después de que en un anterior artículo analizáramos cómo han cambiado los comercios de Huelva desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, hemos decidido continuar indagando en aquellos establecimientos que marcaron a toda una generación de onubenses. Y lo hacemos avanzando cronológicamente, puesto que si en la anterior entrega nos centrábamos en las tiendas de los años cincuenta, sesenta y parte de los setenta, en esta ocasión nos acercamos un poco más a la época actual para realizar una mirada a la Huelva que despertaba a la democracia, en la segunda mitad de los años setenta y la década los ochenta, fundamentalmente.

Fueron años de una profunda renovación. / Foto: IAPH.
Fueron años de una profunda renovación. / Foto: IAPH.

Una etapa de mucho interés en la historia reciente de la ciudad, porque fue entonces cuando se sentaban las bases de lo que es la capital onubense hoy. Nos referimos a los años de la transición y los comienzos de la democracia en sí, años caracterizados por la renovación en todos los ámbitos de la vida española, incluida cuando se hablaba de economía, como hemos apuntado.


Puerto de Huelva

Una etapa que podríamos afirmar que finalizó en los años noventa, con la instalación de Hipercor en Huelva.
Una etapa que podríamos afirmar que finalizó en los años noventa, con la instalación de Hipercor en Huelva. / Foto: www.skyscrapercity.com

Huelva llegaba a la transición con un sector industrial consolidado, lo que facilitó un tremendo crecimiento de la ciudad. Y, con ello, se produce una expansión del sector comercial onubense, con la aparición de nuevas tiendas. Es el momento en el que surgen los primeros almacenes en la provincia, del tipo de Arcos y Nuevas Galerías, como paradigmas más significativos. Establecimientos que situaban a la capital en la modernidad ante un nuevo perfil de consumidor más urbanita. La instalación de Hipercor llegaría después, al estrenarse la década de los noventa, un hecho que supuso otro punto de inflexión, un antes y un después en el ámbito del comercio en Huelva. Se trataba de un modelo novedoso que provocó la caída de algunas tiendas más tradicionales. Algo revolucionario en aquel momento para el onubense.

Recuerdos de Diego Lopa.
Recuerdos de Diego Lopa.

Para conocer con más detalle cuáles fueron los establecimientos que marcaron la Huelva de los setenta y ochenta contamos, de nuevo, con los recuerdos y la documentación de Diego Lopa, autor del libro ‘Las caras de Huelva’, una publicación que, como nos apunta su autor, cuenta con cinco ediciones y tres reediciones, donde se plasman muchas de estas vivencias, recogidas durante sus tres años en Uniradio y cinco años en Huelva Tv.

Arcos estaba enclavado en La Placeta. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Arcos estaba enclavado en La Placeta. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Uno de los comercios más emblemáticos de aquella Huelva fue, sin duda, Arcos, un gran almacén que nacía al estilo de las grandes cadenas nacionales. Y lo hacía en pleno corazón comercial de Huelva, en La Placeta, en el solar que anteriormente había acogido al cine de verano Terraza Palacio. Sus impulsores fueron la Familia Arcos, que ya contaba entonces con varios comercios onubenses, desde Almacenes Arcos, Librería Arcos, Quinta Avenida, perfumerías, supermercados… La llegada de Arcos a Huelva fue una gran revolución para una ciudad que todavía tenía aires provincianos. Como curiosidad, decir que su cafetería situada en la entreplanta servía de observatorio mientras se tomaba el café o el aperitivo.

Bar Astoria, situado en La Placeta. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Bar Astoria, situado en La Placeta. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Realmente, La Placeta era el corazón comercial de Huelva, como se observa en la fotografía de una escena en Navidad. Junto al abeto aparecen los paquetes que los motorizados o las empresas entregaban como aguinaldos a la Policía Local que regulaba el tráfico.  A veces, al fondo del Bar Astoria se veían pollos vivos, ya que este bar era lugar de reunión de tratantes. Especialmente por las mañanas contaba con un movimiento tremendo de personas que iban a cerrar tratos de compra venta de ganado o terrenos. En este bar, “mi querido tío Manolo Tomé tenía su oficina ambulante. Junto a Raya y Martín, una de las cadenas que más y mejor han prestigiado el comercio de confecciones en Huelva”, recuerda Diego Lopa.

Quinta Avenida. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Quinta Avenida. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Ya Quinta Avenida, de la Cadena Arcos, supuso una gran novedad en la ciudad de Huelva cuando se hablaba de artículos de regalos. Situado en plena calle Concepción, estuvo abierto hasta hace unos años, ofreciendo una amplia gama de elementos de decoración.

Nuevas Galerías. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Nuevas Galerías. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Con un estilo similar a Arcos estaba el también recordado Nuevas Galerías. Eran los grandes almacenes de Huelva, según rezaba en su publicidad. Esta tienda tenía la peculiaridad de que contaba con tres salidas a tres vías diferentes: Calle Concepción, Plaza de las Monjas y Méndez Núñez. Sus célebres rebajas de enero formaban gigantescas colas hasta el punto de que era necesario la presencia de la Policía Nacional.

Simago, situado en la Plaza de las Monjas. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Simago, situado en la Plaza de las Monjas. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Otro de los grandes almacenes que abrieron en Huelva en estos años pertenecía a la cadena Simago, ubicados en la Plaza de las Monjas, donde hoy está Carrefour. En este edificio, anteriormente, se encontraba la conocida notaría de Sarasate -con su letrero de esmalte en la ventana- o la casa de la familia Baena. En los inicios, su bar de la planta baja era muy concurrido.

Huelva tomaba el aspecto de una ciudad más desarrollada comercialmente hablando. / Foto: IAPH.
Huelva tomaba el aspecto de una ciudad más desarrollada comercialmente hablando. / Foto: IAPH.

Con estas tres cadenas, se podía afirmar que Huelva comenzaba a tomar aspecto de ciudad más desarrollada comercialmente. Entraba en una etapa en la que empieza a perfilarse un consumidor diferente, acorde a las nuevas necesidades de la sociedad.

Bodega 'La Mancha', ahora Joyería Joaquín. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Bodega ‘La Mancha’, ahora Joyería Joaquín. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Junto a los grandes almacenes, otro de los signos de modernidad de la sociedad en esta etapa fue la llegada del gas butano, que propició la apertura en la ciudad de comercios que unían a sus electrodomésticos la distribución del gas. Este comercio estaba en la esquina de la calle Rábida con la actual Pérez Carasa, donde hoy se encuentra la Joyería Joaquín. Y, anteriormente, estaba una bodega llamada ‘La Mancha’, que, según Diego Lopa, “recuerdo de mis años infantiles estaba abierta a la calle por grandes ventanales que bajaban hasta casi la altura”.

Carbonería de Almansa, en Plaza Niña. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Carbonería de Almansa, en Plaza Niña. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Hablando de pequeños comercios pioneros, no podemos dejar de citar a la Carbonería de Almansa en la Plaza Niña, donde, en la época del inicio del petróleo como combustible en sustitución del carbón en las cocinas, dada la escasez del elemento, se formaban grandes colas. Observar la fila de envases a la puerta guardando cola. El edificio del fondo es la actual redacción de Huelva Buenas Noticias. Y por entonces estaba junto a la Taberna de Benjamín, un hito en la historia menuda de la plaza.

Electrodomésticos Tayllefert, en calle Marina. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Electrodomésticos Tayllefert, en calle Marina. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Lo mismo sucedía con el uso generalizado de electrodomésticos. En este ámbito encontrábamos en la actual calle Marina -entonces General Franco- los electrodomésticos Tayllefert, de los primeros en ofrecer una gran gama de aparatos de última tecnología. Radios, televisores, tocadiscos… Había de todo. “Siempre recuerdo un anuncio de una marca de televisores de la que eran distribuidores, decía así: “se escribe pye, se lee pay y se ve maravillosamente…”, comenta Lopa.

Tejidos Llanes. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Tejidos Llanes. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Por esta zona de Huelva estaba la tienda de la Familia Llanes, que siempre ha sido una de las más cercanas al comercio de tejidos en Huelva. Sus establecimientos en la zona del antiguo Mercado del Carmen han contribuido al desarrollo de este sector en la capital. En la imagen mostramos la tienda que estaba en la esquina de Duque de la Victoria con Bocas, que fue pasto de un  incendio hace unos años, quedando solo su solar. Su último propietario sacó la venta a la calle y montaba unos inmensos mostradores llenos de saldos, un personaje peculiar.

Quiosco de Jarita. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Quiosco de Jarita. / Imagen cedida por Diego Lopa.

En este área encontramos, precisamente, dos lugares más que emblemáticos para los onubenses de la época. De un lado, en los Jardines del Muelle se encontraba el Kiosco de Jarita, acompañado de los recuerdos imborrables de palomas, ruletas de barquillo, conciertos de música, muchachas de  servicio uniformadas y merienda de niños. Era el parque natural del centro. Las mesas  que rodeaban el quiosco servían de lugar de encuentro para los visitantes, mientras se paladeaba el olor a sal o se vigilaban a los niños cerca de la fuente. Jarita, su propietario, pertenecía a una familia de una saga onubense tan flamenca como los Jara, con Carmen Jara o Francisco López Jara, maestro y divulgador de la filosofía del flamenco en sus escritos. Hoy día se mantiene el quiosco, integrado en el nuevo paisaje de los Jardines del Muelle.

El mítico Stella Maris. / Imagen cedida por Diego Lopa.
El mítico Stella Maris. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Muy cerca estaba el Stella Maris, una edificación situada en la esquina de Duque de la Victoria con la Avenida de Italia. Se construyó como residencia de los marineros que iban de paso por el Puerto de Huelva. Fue inaugurado en 1962 por el obispo Cantero Cuadrado, siendo el sacerdote Ignacio Palacios el primer director de una obra dedicada al Apostolado del Mar. El más tarde célebre Cura Ignacio fue un adalid, en los tiempos de la transición, realizando actividades sociales que bordeando las estrictas leyes de los inicios de los años setenta, una figura con la que Lopa mantuvo una cercana relación, de la que guarda un profundo afecto y respeto.

Cine Teatro Mora. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Cine Teatro Mora. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Otro edificio recordado de estos tiempos fue el Teatro Mora en la calle Gravina a la Avenida Italia, que aunque desde fuera pareciera un bloque de pisos, realmente las tres plantas estaban dedicadas a la sala del teatro, la entrada a butacas por la calle Gravina y a principal y gallinero, con sus bancos de madera, por el callejón contiguo, donde estaba la Academia José Antonio. En este cine se proyectó por vez primera en Huelva en 3D de forma muy rudimentaria. A la entrada te daban unas gafas con plásticos de colores y, con ellas, parecía que se veían las películas en tres dimensiones, como ocurrió con ‘Los crímenes del museo de cera’ y ‘Ford Thy’. Anteriormente, en este cine se estrenó en Huelva ‘El último cuplé’. Lo hizo con tanto éxito que se formaban largas colas para verla. Y, en los años 20 y 30, se celebraban los bailes de carnaval en su patio de butacas.

Terraza Palacio de La Placeta. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Terraza Palacio de La Placeta. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Sin embargo, si hablamos de salas cinematográficas, la de mayor categoría en Huelva fue la Terraza Palacio, situada en La Placeta, justo donde luego se levantó precisamente el centro comercial Arcos, junto a la cafetería Telefónica y la propia oficina de teléfonos. En las mañanas de los domingos se celebraban combates de boxeo y algunas representaciones de teatro infantil.

Celebración de la décima edición del Festival de Cine Iberoamericano. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Celebración de la décima edición del Festival de Cine Iberoamericano. / Imagen cedida por Diego Lopa.

A nivel cultural, no hay que olvidar que uno de los mayores signos de modernidad de la Huelva pre democrática fue el Festival de Cine Iberoamericano. La ciudad se revolucionaba en esa primera semana de diciembre con el Festival. El centro de la capital se vestía de gala con las proyecciones y se vivían días de fiesta, paseos y actos culturales. Fue un aldabonazo en la adormilada Huelva de mediados de los 70. Diego apunta que en “el cine Emperador, inaugurado en diciembre de 1964, asistí a la función inaugural con la película ‘Un beso para Birdie’ con una espectacular Ann-Margret. Un recuerdo para su gerente durante muchos años, mi querido amigo Santiago Cotán Pinto”.

Cafetería 'Las Columnas', en Isla Chica.
Cafetería ‘Las Columnas’, en Isla Chica. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Eran años en los que los onubenses solían pasar sus momentos de ocio en lugares como la Cafetería Antón, propiedad de la familia Márquez, que también inauguró en Isla Chica, entre las calles Isla Cristina y Antonio Delgado la cafetería ‘Las Columnas’, poniendo una nota de modernidad en un barrio que comenzaba a dar señales de vida en los años sesenta. Los domingos de partido del Recre, antes y después, se ponía atestada. Tenía una magnífica terraza en la primera planta.

Cafetería 'La Española', ya cerrada. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Cafetería ‘La Española’, ya cerrada. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Los jóvenes de los sesenta y setenta recordarán también la cafetería ‘La Española’, inaugurada en los 60 en la calle Concepción al más puro estilo cinematográfico y donde era habitual pedir un vermut. Ya cerrada y decadente en la foto, en sus mesas vio Lopa un día de octubre de 1967 a Maurice Ronet y Jean Sebert, que rodaban una película en la provincia. Jean, la actriz de ‘Buenos días tristeza’ y ‘Juana de Arco’, le dedicó un autógrafo en una servilleta.

Bar 'La Palma'. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Bar ‘La Palma’. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Y ¿quién no tomó café antes de salir de viaje en tren en el bar La Palma? Situado en la esquina de Miguel Redondo con la Avenida de Italia, propiedad de José María Casado, era toda una referencia viajera en la pequeña Huelva. Los trenes salían muy temprano. En horas de la tarde, los parroquianos se sentaban en las escasas mesas para ver el, todavía escaso, tráfico de entrada a Huelva. Su esquina se utilizaba como reclamo publicitario de las carteleras de cine. Una manera de saber que ponían en cada sala.

Bar 'Santa Fe', 'El Boni'. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Bar ‘Santa Fe’, ‘El Boni’. / Imagen cedida por Diego Lopa.

El bar Santa Fe en el paseo del mismo nombre -popularmente conocido como Bar del Boni, padre del pintor Juan Manuel Seisdedos- fue en los años 60/70 refugio de gente joven con inquietudes, sobre todo literarias, en un tiempo de censuras. Quizás las primeras tertulias literarias de Huelva se montaron en este establecimiento. El propio Juan Manuel tenía pintados algunos frescos en sus paredes.

Tertulia del Bar Casa Carmelo. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Tertulia del Bar Casa Carmelo. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Muy cerca estaba en la calle del Medio Almú, actual Amado de Lázaro, una taberna muy popular, Casa Carmelo –padre de Diego Lopa-, más conocida como ‘El Casino Militar’, por una reunión de gente de la pluma y de arte en general, que reunía  periódicamente entre otros a Diego José Figueroa Poyato, Domingo Manfredi Cano, Manuel Goyanes y Oliva, un artista de la talla religiosa y rapsoda inconmensurable. Entre sus paredes se escribió el guion de la película ‘Alba de América’. Son dignas de recordar las noches de Jueves Santo, cuando los saeteros -El Muela, Paco Toronjo, Cañita…- acudían a su puerta a cantar a las imágenes de Los Judíos (La Merced).

Bar Colón, en la Punta del Sebo. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Bar Colón, en la Punta del Sebo. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Otra estampa inolvidable nos muestra al Bar Colón, en la Punta del Sebo, propiedad de la familia conocida como Viruta, que también tenía otro negocio de hostelería en la calle San José. Este era el único restaurante existente en esta playa de la Huelva de los años 50 y 60. Eso sí, en este tiempo, la mayoría de las familias se llevaban la comida y consumían la bebida en las mesas delanteras que daban a los eucaliptus, la carretera hacía el Muelle de las Canoas a La Rábida y, finalmente, la playa con los sombrajos de la empresa Damas.

Bar 'El Tupi'. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Bar ‘El Tupi’. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Tampoco se puede olvidar el Bar El Tupi, en la actual calle Berdigón –antes 18 de julio, esquina con Alfonso XII. Fue el primer bar de la zona en poner una televisión para los clientes. Los escasos partidos de fútbol, corridas de toros o combates de boxeo conllevaban tomar una consumición mientras veías la tele. Los sábados siempre se llenaba para ver un famoso programa llamado ‘Gran Parada’.

Las Señas, edificio del Buenavista. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Las Señas, edificio del Buenavista. / Imagen cedida por Diego Lopa.

En la esquina de General Primo de Rivera, hoy Pérez Carasa, con Miguel Redondo, estaba el ‘Buenavista’, de la familia Pavón, un edifico que continúa en pie hoy día. Eran  famosas sus ensaladillas. Los domingos, Pavón escribía con tiza en una enorme pizarra los resultados de la jornada de fútbol y la quiniela, un momento que era expectante para la chiquillería que se asomaba a las ventanas mientras ponía los goles de un equipo hasta que terminaba el siguiente. Las noches de Miércoles Santo era un espectáculo el paso de la Virgen de la Esperanza hacia la Iglesia de San Francisco.

Restaurante 'El Peñón'. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Restaurante ‘El Peñón’. / Imagen cedida por Diego Lopa.

En este repaso no se puede olvidar el entorno del antiguo Mercado del Carmen, ya que estaba rodeado de múltiples restaurantes. Uno de ellos era ‘El Peñón’, lugar de citas comerciales, negocios y comidas de amigos. Tuvo un gran éxito en los años 70. Junto a él estaban ‘Los Gordos’, otro local más que popular.

El muy recordado 'Casa Calvo'. / Imagen cedida por Diego Lopa.
El muy recordado ‘Casa Calvo’. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Muy cerca del anterior estaba ‘Casa Calvo’, un clásico de la hostelería local, de una familia muy querida en Huelva. La imagen que mostramos coincide con uno de los días de inundaciones en la zona del mercado. Curiosamente, la persona que conduce el vehículo era el posteriormente desaparecido, en accidente de tráfico, presidente del Recreativo de Huelva, José Luis Díaz González. El Mercado del Carmen era la zona de los restaurantes de la ciudad.

Años en los que se bebía Godovi. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Años en los que se bebía Godovi. / Imagen cedida por Diego Lopa.

En muchos de estos establecimientos se podía beber un refresco más que popular y netamente de Huelva. Se fabricaba en San Juan del Puerto. Su nombre era Godovi, una bebida deliciosa que no pudo resistir el empuje de otras marcas como Mirinda, Fanta y demás multinacionales. Pero estaba riquísimo.

Mantequerías Rubio. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Mantequerías Rubio. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Y, para finalizar este recorrido, nos quedamos con un buen sabor de boca. El que dejaba en los onubenses ‘Mantequerías Rubio’, también conocidas como ‘Mantequerías Leonesas’, situadas en la calle Concepción. Era uno de los comercios de ultramarinos de más prestigio de Huelva. Esta tienda tenía salida a la Plaza de las Monjas, donde a finales de los años sesenta se instaló una popular discoteca llamada ‘Gedeón’, que, junto a ‘Bus Stop’ y ‘Corzo’, fueron las primeras que se abrieron en la Huelva de entonces.

Pastelería 'El Buen Gusto'. / Imagen cedida por Diego Lopa.
Pastelería ‘El Buen Gusto’. / Imagen cedida por Diego Lopa.

Por último, en la propia calle Concepción, frente a la iglesia, estaba la confitería de Manuela Miguel, ‘El Buen Gusto’. La fotografía que insertamos data del año 1954, mostrando el paso por su puerta del Cautivo, donde se puede observar la presencia militar en la presidencia de la cofradía, así como las sillas de la carrera oficial. ‘El Buen Gusto’, una pastelería de un gran prestigio junto a ‘La Victoria’ y ‘La Popular’.

Todos tenemos nuestros propios recuerdos. / Foto: IAPH.
Todos tenemos nuestros propios recuerdos. / Foto: IAPH.

Recuerdos que muestran una Huelva de otro tiempo, aunque seguro que cada onubense tendrá los suyos propios. ¿Cuáles son los tuyos? ¿Realmente hemos cambiado tanto?

1 comentario en «De Arcos a Nuevas Galerías pasando por Simago… Los comercios que protagonizaron la Huelva que despertaba a la democracia»

  1. Qué bonito recordar la Huelva que conocí cuando llegué con siete años en 1966. Aquella ría en la que había peces y pecios de madera con las costillas al viento.
    Recuerdo con nostalgia Simago, Nuevas Galerías y, sobre todo Arcos y su cafetería. Foto Rodri y sus fotos de los partidos del Recre, el cine Emperador, el barrio de la Pólvora; los artículos de Rafael Leblic sobre su Huelva lejana y Rosa de los años 40-50, esa Alameda Sundhein con un solo carril por sentido de circulación, el kiosco que había a la salida del Barrio Obrero donde freían patatas hasta que un incendio lo destruyó… que de recuerdos.

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