A.R.E. Si tuviéramos que definir en una frase al lepero Santiago Aguaded Landero, podríamos decir que es un biólogo con alma de poeta, una mezcla peculiar, aunque no por ello menos interesante. Amante de los animales desde pequeño, también sintió desde la más pronta edad la necesidad de volcar en el papel lo que él denomina «lo esencial de la vida». Un poco de ese elixir lo encontramos en su último libro Eva en el laberinto de sal, que se presenta este 29 de junio en el bar 1900 de Huelva a las 21.00 horas.
Este ejemplar es una muestra de la prolífica colección de obras publicadas por Aguaded, quien desde 1999 no ha parado de compartir con sus lectores sus sentidos versos, una tarea que ha compatibilizado durante muchos años con la docencia.
Santiago es natural de Lepe, aunque estudió en Cartaya, en el IES Rafael Reyes. «Cuando terminé el instituto decidí hacer Biología porque me gustaban los animales, siempre veía en la televisión ‘El hombre y la tierra’, de Félix Rodríguez de la Fuente, y él me inspiró«, reconoce el onubense. Así marchó primero a Sevilla, donde hizo la carrera, y luego a Madrid, sacándose el doctorado en Biología Molecular en la Politécnica.
Cuando regresó a Andalucía, después de dar clase en varios institutos de Extremadura como interino, tenía 30 años. Desarrolló su labor como biólogo durante un tiempo en el Centro de Investigación Aguas del Pino de Cartaya y ya en 1996 comenzó como docente en la Universidad de Huelva.
La estabilidad que obtuvo al ingresar en la UHU le impulsó a dedicar más tiempo a esa otra gran afición que siempre lo había acompañado: la escritura. En realidad, Santiago jamás dejó las letras, y en todas las etapas de su vida podemos encontrar poemas, aunque de manera intermitente y para disfrute privado.
Fue en 1999 cuando Aguaded se animó a compartir sus versos, publicando entonces Tratado de lo interino, en el que abordaba su etapa como profesor interino en institutos. A partir de ahí, el reguero de libros ha sido constante, pudiendo encontrar actualmente en el mercado más de una treintena de obras del poeta lepero. Algunas de ellas son Diario de un profesor de Química, Diario apócrifo de un alquimista, El perfume de Magdalena, Teoría del Dolor, Sortilegio de silencio, El libro de los mendigos, El libro de las defixiones, El libro de los perfumes, La Agencia del Miedo, Salario, Voz Vencida, Disolución, Alquimia del Agua, Alquimia de la Tierra y El Libro del fuego.
La poesía es la nota común de todos estos ejemplares pues, como bien explica su autor, «es el género que me llena más, el que me permite captar la esencia de las cosas. No soy un narrador, aunque he escrito dos o tres cuentos que no he publicado. Lo máximo que he redactado en prosa han sido 10 páginas, porque considero que para hablar de lo esencial, de lo que tiene que ver con lo que somos, del ser humano, la vida, el amor… muchas veces basta con cinco líneas, no hace falta más».
Su faceta de biólogo también está implícita en muchos de sus versos, en los que podemos encontrar hasta fórmulas químicas. «Nunca he separado la poesía de la vida ni del trabajo. Por eso en mis libros también hablo de la educación, incluso he dedicado poemas a profesores y alumnos. Además me inspiran la biología, en el sentido de la química y la esencia, y el ser humano como paisaje«, reconoce Aguaded.
Desde que se jubiló a finales de 2015 y dispone de más tiempo, la producción literaria del lepero se ha incrementado considerablemente. El pasado 2016 publicó nada menos que cinco títulos –De Absentia Carmina, El coleccionista de instantes, Cien poemas (des)amor, sexo y una orden alejamiento, Un eco que las paredes no devuelve(n) y El indigente andaluz en el laberinto del Carrefour- y este 2017 ha lanzado Eva en el laberinto de sal y en octubre sacará El sueño de Ofelia, obra con la que ganó en 2016 el XVIII Premio Pedro Marcelino Quintana.
En este sentido, cabe recordar que Aguaded ha ganado numerosos premios literarios, como el III Premio Internacional de Poesía ‘Ciudad de Lepe’; el II Premio Internacinonal de Poesía ‘Palabra Ibérica’; el XXIV Premio de Poesía de la ‘Villa de Peligros’; el XXX Premio de Poesía ‘Juan Alcaide’ de Valdepeñas y el II Premio de Poesía de la Editorial Autores Premiados, además de ser finalista, entre otros, en el VII Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet (Helsinki, Finlandia).
Volviendo a la actualidad, en sus dos últimos libros la mujer toma un papel protagonista. El sueño de Ofelia es un homenaje a Hamlet y a su amada, mientras que Eva en el laberinto de sal es una llamada de atención a la primera de las mujeres. «Eva representa al ser humano en diferentes situaciones de la vida: amor, desamor, trabajo… En este libro, en el que el yo poético es femenino, abordo la esencia de la persona situada en el conflicto de ser y en el espacio«, explica el autor.
De cara a 2018, el onubense tiene en mente nuevas publicaciones, piensa «seguir dando guerra», como él mismo afirma, volcándose, para deleite de sus lectores, en un hobby que se ha convertido en su gran satisfacción.