Mari Paz Díaz. A pesar de su juventud, la trayectoria profesional de la saxofonista bonariega Patricia Coronel Avilés es larga e intensa, como suele ocurrir con la gran mayoría de los jóvenes músicos españoles. Una trayectoria que empezó hace más de 18 años en su localidad natal, en Bonares, donde se inició en la Escuela Municipal de Música. A partir de ahí, la joven continuó formándose en el Conservatorio en Huelva, donde completó las Enseñanzas Elementales y Profesionales, compaginándolo con la Secundaria y el Bachillerato.
Tras esta etapa, Patricia Coronel decidió centrase plenamente en el saxofón, un mundo muy exigente, pero apasionante. Lo hizo matriculándose en Enseñanzas Superiores de Música, en el Conservatorio Superior de Música ‘Manuel Castillo’ de Sevilla, donde estuvo cuatro años hasta completar el Grado el pasado año 2015, bajo la tutela permanente del profesor Alfonso Padilla. Unas clases que compaginó con la labor docente en la Escuela de Bonares, guiando de este modo a la cantera bonariega, «un trabajo muy gratificante como profesora, directora y coordinadora de la escuela, que desempeñé el pasado año, durante mi 4º curso de Enseñanzas Superiores en Sevilla», apunta la saxofonista.
Pero Patricia es una persona con muchas inquietudes, de ahí que, tras su graduación, sintió la necesidad de aprender más, buscando perfeccionarse como saxofonista. Así que desde que estaba finalizando sus estudios en Sevilla decidió marcharse al extranjero. Su destino: Viena. Un logro que conseguía después de pasar las pruebas de selección para dos plazas del Master en Interpretación en Musik und Kunst Privatuniversität der Stadt Wien, que se imparte en el país vienés, con la presencia de uno de sus referentes saxofonísticos, el profesor Lars Mlekusch.
Coronel Avilés estará estudiando el Master en Viena hasta junio de 2017, si bien ahora se encuentra en Huelva pasando unos días de vacaciones. Una estancia que aprovechará para ofrecer un recital de saxofón. El concierto tendrá lugar el próximo jueves 1 de septiembre en la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción de Bonares a las 20.30 horas, con entrada libre hasta completar aforo. Una cita, titulada ‘Un ideal de sonido’, que abarcará obras para saxofón alto o soprano a solo, que la ha llenado de ilusión. Más aún si tenemos en cuenta que el pasado mes de julio quedó semifinalista en el 8º Concurso Internacional de Saxofón en Nova Gorica (Eslovenia), todo un sueño para esta joven onubense, tal y como nos cuenta en esta entrevista.
-Patricia, ¿cómo surgió tu interés por el saxofón?
-Mi pasión surge en mi pueblo, gracias a la enorme afición musical que poseemos todos los bonariegos. No hay que olvidar que la Banda de Música cuenta con más de 140 años de historia y tenemos una Escuela Municipal de Música con más de 30 años de existencia. Gracias a estos dos pilares me involucré en el mundo musical a la temprana edad de 4 años. Estos pilares siguen siendo para mí un orgullo y un referente, al seguir regalando generaciones y generaciones de músicos. Con el apoyo incondicional de ambas instituciones pude desarrollarme en mis primeros años de preparación musical, por lo que me siento totalmente en deuda con ellos y, cada vez que mi agenda me lo permite, participo como un componente más en sus eventos y conciertos.
-¿En qué estás involucrada en estos momentos?
-Ahora justo estoy disfrutando de mis ‘vacaciones’ de verano en Huelva, aunque volcada plenamente en los próximos proyectos y conciertos que tengo, tanto en España como en Austria. Principalmente, estoy preparando programa y obras para todo lo que me espera el próximo año (conciertos, festivales, concursos…). Todo músico se puede sentir reflejado en lo que voy a decir: no tenemos vacaciones. Como en toda profesión artística, es una forma de vida y la nuestra es una continua carrera de fondo, donde los obstáculos son parte de la motivación y donde la pausa total sólo existe en las horas de sueño. Me encanta mi forma de vida y mi ‘continuo estrés’ al estar constantemente preparando nuevos proyectos. Mis amigos y familia saben a lo que me refiero. Ellos nunca terminan de entenderlo del todo (risas).
-¿Cuánto tiempo tiempo tienes previsto estar estudiando en Viena?
-Mi Máster es de cuatro semestres, dos años en total. Ahora me encuentro en el ecuador, así que mi idea es terminar el próximo mes de junio. A día de hoy sólo puedo asegurar una cosa, estaré mínimo un año más en esta preciosa ciudad. Pero me encanta Viena, su estilo de vida y su total pasión musical, por lo que no descarto ni cierro ninguna puerta.
-¿Cómo es la vida en una ciudad en la que se siente tanto la música?
-Maravillosa. En Viena se respira cultura, música y pasión por la educación musical. Es una ciudad viva, con centenares de conciertos a diario y con un público totalmente educado auditivamente hablando para todo tipo de repertorio y programas. Por ejemplo, durante el pasado mes de marzo participé, junto con toda la clase de saxofón de mi Universidad, en el Festival Internacional de Saxofón de Viena (Saxfest 2016). Menciono esto porque fueron 7 días de conciertos entorno al saxofón, con todo tipo de programación y estilos musicales, de los cuales en el 90% de los conciertos conseguimos aforo completo. Esto resulta impensable en cualquier otra ciudad del mundo, puesto que el saxofón posee un repertorio aún ‘desconocido’ y vinculado al estilo contemporáneo musical. Esto complica una respuesta masiva del público en general. Pero no fue el caso de nuestro festival, lleno absoluto y de reconocimiento pleno.
Y así podría decir miles de cuestiones más que explican el nivel de educación musical que se respira en esta mágica ciudad, sin contar con los buenos precios de las entradas para grandes espectáculos sonoros, con 3€ para escuchar una ópera en la Stadtoper o sólo 5€ para escuchar a la Filarmónica de Viena en pleno Musikverein. Este último punto anima a la ciudadanía a acudir a eventos y a ser parte del día a día de un público de clase media. Todo lo contrario a lo que ocurre en España.
-A pesar de ello, ¿echas de menos Huelva?
-La tierra de cada uno es parte de la identidad, por lo que es inevitable extrañar tu tierra, tu familia, tus amigos, tus tradiciones y tu forma de vida. Y sí, extraño y añoro en muchas ocasiones a mi pueblo, pero gracias a la informática todo es mucho más llevadero. Te permite seguir en contacto diario con tu gente y es más que gratificante y placentero que, a pesar de la distancia, sigan pensando y preocupándose por ti. Ahora más que nunca, valoro mis amistades y familiares, pues ni un solo día me he sentido abandonada ni olvidada.
-Una vez que termines el Máster, ¿qué te gustaría hacer?
-Difícil pregunta esta. Resulta complicado fijar unas líneas u objetivos a largo plazo hoy en día, puesto que todo sucede demasiado rápido y de forma imprevisible. Pero es cierto que me gustaría cerrar mi etapa de perfeccionamiento saxofonístico para intentar buscar mi hueco en el mundo laboral y saxofonístico. Paralelamente a mi búsqueda laboral, me gustaría empezar otro tipo de máster o postgrado sobre algunas de las ramas vinculadas directamente al mundo musical, como Cultur Manager o pedagogía. Como complemento a la formación puramente musical y saxofonística, creo que es necesario abrir los caminos e ir probando nuevas andaduras.
-¿Tienes algún otro proyecto?
-De momento, mi gran proyecto es aprovechar al máximo posible mi próximo curso en Viena, empaparme de todo lo que pueda de mi formación, de mis compañeros y del entorno. Dentro de eso se encuentran ya programados algunos recitales en España y Austria, algún que otro proyecto camerístico con compañeros y concurso internacional. Además, fuera del ámbito musical, tengo como prioridad seguir perfeccionando el alemán, como base para poder formar parte de la vida vienesa.
-¿Dónde te gustaría trabajar en el futuro?
-Otra cuestión difícil de concretar. Me gustaría trabajar por y para la música. Tanto el terreno de la docencia como el concertístico me resultan atractivos y de importancia similar. Si pudiera elegir, para mí sería un sueño poder compaginar ambas partes: educar musicalmente desde mi experiencia, a la vez que sigo desarrollándome como músico encima de un escenario. Pero nada está escrito del futuro, así que una vez más, dejo todas las puertas abiertas a lo que el destino y las circunstancias me ordenen.
-Por el momento, acabas de quedar semifinalista en un concurso en Eslovenia. ¿Cómo ha sido la experiencia?
-Ha sido en el 8º Concurso Internacional de Saxofón en Nova Gorica (Eslovenia), celebrado a principios del pasado mes de julio y donde he quedado semifinalista. Soy consciente de que, a veces, se tiende a pensar que esta posición es ‘agridulce’, pero no fue así. Poder ser uno de los diez semifinalistas de un concurso de esta envergadura, siendo además la única representante española, ya es todo un premio para mí. Fue una experiencia en la que me sentí segura y confiada del trabajo realizado, pero sin olvidar los nervios y la presión propia de un concurso. Mi valoración personal es muy positiva, puesto que pude disfrutar, hacer disfrutar al público y, sobretodo, aprender y recoger más experiencias.
-No es la primera vez que logras un reconocimiento de este tipo. ¿Qué otros premios has alcanzado a lo largo de tu carrera?
-Durante este curso académico también participé en otro concurso internacional en Eslovenia, llamado ‘Emona-Competition’. En esa ocasión estaba dirigido a todos los instrumentos de viento-madera y pude obtener el tercer premio de la máxima categoría. Luego he recibido algún que otro recibimiento más, como fue el Premio Fin de Carrera en el Conservatorio Superior de Sevilla, tras acabar mi Grado en 2015.
-¿Algún mensaje a final para despedirte?
-Mi mensaje final va destinado a todos y cada uno de los jóvenes músicos españoles, especialmente a los muchos amigos que tengo repartidos por todo el mundo. Es un mensaje de ánimo y felicitación, pues creo que estamos siendo partícipes de un momento difícil en España y no por ello nos estamos debilitando. Estamos siendo valientes saliendo fuera, saliendo de nuestra zona de confort e intentando demostrar que todo es posible si se quiere y se cree en ello.
No me considero ejemplo de nada ni mucho menos de un gran músico, simplemente me considero un punto entre los millones de puntos que conforman el panorama musical español hoy en día. Un punto que sólo intenta mejorar día a día, gracias a unas ganas incansables por aprender y creer en la motivación y el trabajo como clave del progreso y de la mejora personal. Por último, no me gustaría despedirme sin dar mi agradecimiento a todas y cada una de las personas que confiaron y no confiaron en mí durante estos años. A todos ellos les debo que haya podido consolidar mis pequeños logros y aprender de cada derrota.