Ana Rodríguez. Tener una idea brillante te puede cambiar la vida. Justo eso está a punto de pasarle al valverdeño José Manuel Cano Labrador, un corredor de seguros al que se le ocurrió un buen día la manera de solucionar un problema de seguridad muy habitual y ante el cual, hasta ahora, existían pocas opciones.
El onubense estaba viendo en la televisión, hace ya cuatro años, un reportaje en el que los Mozos de Escuadra ponían sobre aviso a los turistas que paseaban por Las Ramblas de los posibles hurtos, especialmente a las señoras, a las que abrían las cremalleras de los bolsos sin que se dieran cuenta y les robaban los monederos. La bombilla se encendió en la mente de José Manuel, quien empezó a darle vueltas a un nuevo método, una cremallera que no pudiera abrirse tan fácilmente… El valverdeño pensó que si se incorporaba la tecnología al tradicional sistema de cierre podría salir un producto más seguro y revolucionario.
Así, su mente ideó una cremallera que se abriera con la huella dactilar. Buscó si había alguna patente o marca de algo similar y… no era así. La patentó entonces, también a nivel internacional, y registró los prototipos cuya elaboración encargó a una empresa de ingeniería malagueña.
Se sentaban así las bases de las cremalleras textiles del futuro, un producto muy tecnológico que incorpora un lector de huellas, no permitiendo la apertura del objeto (bolso, maleta, maletín, etc.) a menos que la huella haya sido autorizada con anterioridad. En caso de coincidencia, un led verde se enciende y la cremallera corre; si no, la luz que se ilumina es roja e indica que el objeto ha sido manipulado, que alguien sin acceso ha intentado abrirlo, siendo aconsejable avisar a la autoridad competente en lugares como, por ejemplo, un aeropuerto (puede que hayan intentado introducir algo ilegal en la maleta).
En este punto, cabe destacar que gracias a este sistema, este tipo de acciones serían consideradas intentos de robo y no hurtos, al haber un forzamiento, pudiendo entonces ser cubiertos los daños por un seguro y el infractor penado con cárcel.
El dispositivo, bautizado como ZipSecurity, tiene capacidad de almacenar hasta 20 huellas y además han diseñado una app con la que el usuario, a través de bluetooth, puede realizar las mismas funciones en la distancia que si tuviera la cremallera digital ante él. Es decir, con esta aplicación se pueden añadir nuevas huellas, localizar la ubicación exacta del objeto que lleva el dispositivo incorporado y permitir que se abra o cierre la cremallera, entre otras utilidades.
Además, la cremallera digital lleva una batería de larga duración (hasta 100 horas en reposo) y un cargador USB como el de los teléfonos móviles.
Un producto increíble al que sólo faltaba darle salida. Así José Manuel, nada más obtener la patente, empezó a pedir reuniones a distintas marcas para ver si les interesaba el dispositivo. Inditex, Samsonite, Loewe… principalmente fabricantes de bolsos, maletines y maletas fueron sus primeros objetivos. Aquellos encuentros funcionaron muy bien y pronto estas marcas tan conocidas mostraron su interés en adquirir ZipSecurity para implantarlo en sus productos, incluso alguna llegó a sugerirle al onubense que le concediera la exclusividad. Finalmente, como José Manuel explica, «vamos a trabajar con varias: Loewe, Hermès, Vuitton, Carolina Herrera, Samsonite… en principio se va a destinar a marcas de lujo porque la cremallera digital aún es cara (está valorado en unos 100 euros la unidad), ya que reúne tecnología y seguridad. Cuando se abaraten los costes llegaremos a marcas de segundo lugar y de ahí hacia abajo».
Cabe destacar que para la producción de estas cremalleras, cuya fabricación arrancará el próximo 1 de septiembre, ZipSecurity ha encontrado un partner de excepción, la japonesa YKK, la mayor fabricante de cremalleras del mundo (hacen 23 millones al día). «Ellos hacen las cremalleras con la implementación que les hemos pedido y luego nosotros en España acoplamos el dispositivo», puntualiza el valverdeño.
En concreto, la empresa de raíz onubense que actualmente, además de José Manuel, componen otros dos socios, Joaquín López y Félix de León, tendrá dos sedes: una en el Parque Científico Tecnológico de Aljaraque, que les ha facilitado Andalucía Emprende y la Agencia IDEA, donde se llevará a cabo el ensamblaje y la parte de I+D+i; y otra en Sevilla centrada en la fabricación de las carcasas. En este sentido, Cano afirma que su objetivo desde el primer momento era que el producto se hiciera en su tierra, Valverde del Camino, para crear allí riqueza y empleo, pero la falta de apoyo institucional impidió que así fuera.
Quien sí ha mostrado gran interés en ZipSecurity ha sido el Ayuntamiento de Sevilla. Y es que en 2014, tras ser la cremallera digital el producto estrella de Andalucía Emprende de aquel año, se presentó en la Fundación Cruzcampo, dando la casualidad de que Juan Espadas, quien poco después se convertiría en alcalde de la capital hispalense, lo vio y le llamó la atención. Desde entonces le brindó al valverdeño todo su apoyo, promesa que cumplió cuando llegó a la alcaldía cediéndole al emprendedor las instalaciones en la que empezarán a trabajar el 1 de septiembre.
Por otro lado, cabe destacar que el nuevo e ingenioso método de seguridad para bolsos y maletas fue seleccionado este 2016 en el Alhambra Venture, una iniciativa para acelerar empresas innovadoras, y recientemente ZipSecurity también ha sido considerada una las 100 startups más innovadoras de este año -las que cambiarán el mundo según Coca Cola- por parte del jurado del South Summit, un encuentro en el que se dan cita los creadores de las innovaciones más significativas del sur de Europa y Latinoamérica y los mayores clientes e inversores de la región.
Así pues, la idea de Cano ha sido elegidas entre los más de 3.000 proyectos presentados a esta última edición de la cita, 100 startups procedentes de un total de 17 nacionalidades que presentarán del 5 al 7 de octubre en Madrid sus proyectos ante inversores y corporaciones nacionales e internacionales para generar visibilidad y nuevas posibilidades de negocio. «Estamos muy contentos de que nos hayan seleccionado. Ya nos sentimos ganadores porque seguro que logramos financiación«, explica el onubense.
Si sus planes se confirman, los socios de ZipSecurity esperan vender entre los próximo cuatro o cinco años unos dos millones de unidades, lo que supondría unos ingresos de 200 millones de euros, unas increíbles perspectivas que pronto podrían hacerse realidad.
Además, la idea de su creador es seguir mejorando el producto, encontrándose en estos momentos en conversaciones con una empresa que tiene la exclusividad de la Red SigFox para España a fin de enganchar el dispositivo de la cremallera digital a esta plataforma focalizada en el Internet de las cosas (IoT).
En suma, José Manuel Cano está a muy pocos meses de revolucionar un sector en el que desde principios del siglo XX poco se había avanzado. Sus cremalleras digitales son el futuro… casi el presente… un nuevo método de seguridad que pronto veremos en tiendas de todo el mundo insertado en productos de grandes marcas.