Carlos Arroyo. Plaza de Toros de la Merced, con tres cuartos largos de entrada en los tendidos, se lidiaron novillos de La Dehesilla y José Luis Pereda, nobles en líneas generales de juego aceptable de correcta presentación, sobresaliendo cuarto y quinto, complicado el sexto, manejables el resto, para los novilleros,
Alejandro Conquero, de blanco y plata, tres pinchazos y bajonazo, silencio; estocada desprendida, ovación con saludos; pinchazo, bajonazo y descabello, silencio.
Emilio Silvera, pinchazo hondo y estocada tras aviso, oreja; pinchazo, estocada y once descabellos, tres avisos, ovación con saludos; tres pinchazos y media estocada, ovación de despedida.
Emilio Silvera cuajó una de las faenas que se recordarán en el coso mercedario. Cumbre en el toreo al natural, con despaciosidad, temple y recorrido al buen novillo de La Dehesilla. Y es que el tiempo se para en las muñecas en el toreo del onubense que volvió a reverdecer los laureles que su padre ya consiguió en la Plaza de la Merced con el toreo eterno con la mano de la verdad. La izquierda del torero onubense encandiló a un público que le regaló las mayores ovaciones en la tarde más local de las fiestas Colombinas.
Todo ocurrió en el cuarto novillo de la tarde, que fue protestado en los primeros tercios ante su falta de fuerzas y una posible merma en sus facultades por lesión en los cuartos traseros. Hizo gala del encaste Núñez, y se entregó a la muleta desmayada y sincera de Emilio Silvera. La faena de muleta comienza con buen tono por el pitón derecho, tras brindar a Miguel Báez “Litri” la muerte del utrero. Cuando se echa la franela a la izquierda el niño tímido se hace hombre y le hace un monumento al toreo y a su estirpe. Mece la embestida del burel con hondura, con despaciosidad eterna, deja el alma en el albero mercedario y enloquece a los tendidos. Remata la obra con molinetes de rodillas y con naturales a pies juntos de frente ya con la espada de matar. En la suerte suprema emborrona todo, sobre todo con el descabello, ya que no atrona al de La Dehesilla y escucha los tres avisos. Escucha la ovación del respetable tras la sublime faena no rematada con el verduguillo.
Ya en su primer oponente atisbó la calidad de su toreo. Buen recibo a la verónica, en verónicas con empaque y temple. Se desmontera Diego Sánchez tras parear al novillo. Por la derecha comienza bien la faena en el toreo en redondo, pero de nuevo, alcanza las mayores cotas en el toreo al natural en faena de menos a más, donde va acortando las distancias y el ajuste con el novillo. La espada viaja certera al segundo intento, obteniendo el único trofeo de la tarde, premio escaso a lo demostrado sobre el albero. El sexto, es reservón, manso y tardo en las embestidas, el más deslucido de la corrida, no pasando el novillero de voluntarioso y arrebatado en el epílogo con manoletinas con más ganas que brillantez. La espada también demora el último tramo, algo en lo que tiene que mejorar y mucho el novillero, para puntuar en la exigencia del escalafón actual.
No fue la tarde del otro actuante de la tarde, Alejandro Conquero. Excesivamente amontonado, no consiguió conectar con los tendidos ni acoplarse con los novillos que le correspondieron en suerte. Especialmente desafortunado estuvo con los aceros, señalando y matando en los bajos de los animales. Su primer novillo no está enclasado y suelta la cara. El novillero no acierta a conducir las embestidas, abundando los enganchones. Una sola serie por el pitón derecho sale limpia en derechazo de trazo bueno. El tercero de la tarde, bien pareado por “El Ruso” y Jesús Carvajal, que se desmonteran, arranca vibrante de rodillas en los medios. Todo se va disolviendo ante la falta de conjunción entre toro y torero. En el quinto, un toro de buena condición y humillación, la falta de conexión entre novillero y público es evidente, y la faena se pierde entre enganchones y la desilusión del torero que no ha sido capaz de remontar la tarde. Condiciones tiene el novillero, pero de nuevo en Huelva, el exceso de responsabilidad le puede y no es capaz de demostrar lo que tiene dentro.
