
Cayetano Burgos. Amanecía en Moguer uno de los dos días más tristes del año para los cristianos, Viernes Santo, en el que se celebra la muerte de Jesucristo, triste jornada pero alegre a la vez por la certeza de su Resurrección, y de cómo la vida se impone a la muerte.

Con una declaración para formar una vida en común finalizaba al amanecer el Viernes Santo la Madruga moguereña en la capilla de Jesús, sede de la Hermandad de Padre Jesús. Y delante de Padre Jesús y la Virgen de los Dolores tenía que ser. Un joven moguereño, Baldomero Garrido, hermano desde pequeño de esta hermandad, miembro ahora de su Junta Directiva, y costalero de la Virgen de los Dolores lo tenía todo pensado.

Nada más finalizar la procesión, llamó a su novia, María Quintero, hermana como él de esta hermandad y miembro de su junta de gobierno, que también acababa de finalizar la procesión como penitente. La llevó delante del palio de la Virgen de los Dolores, y rodilla en tierra, le pidió matrimonio. Que el amor que habéis ido forjando delante de vuestros titulares, testigos seguro de vuestra boda. este presente siempre en vuestras vidas. Que tarden, pero seguro que llegarán, cuando ya seáis una sola vida, que en los momentos difíciles seáis uno Cirineo del otro, como seguro lo estáis siendo durante vuestros años de novios.