Juan José Oña Hervalejo. 1945. Puertollano (Ciudad Real). Artista multidisciplinar y dinamizador del arte y la cultura

Adolfo Morales. Los latidos de este hombre, vienen de lejos avivados por la palabra, la música, y el teatro.  A ratos actor, a ratos director, en su juventud se sintió abstraído por el pulso de la escena, la construcción imaginada y la interpretación independiente. A nadie se le escapa, su voz en aquellos ensalmos en algunos temas de amplia repercusión social, del grupo musical JARCHA.

Una oportunidad profesional en Duro Felguera le condujo a Huelva en el año 1973, una ingeniería para la ampliación de la entonces Refinería de la Rio Gulf de Petróleos S.A., compagina su dedicación profesional con el grupo de teatro que había puesto en marcha y del que participaban entre otros Ángel Corpas y Antonio Ángel Ligero. Una constante que le ha acompañado siempre, su entusiasmo por “el teatro independiente, comprometido, de trincheras”. Por aquellos días el grupo JARCHA más coral que nunca, estaba emulsionando el proyecto y Juan José escribía para ellos. Una cosa lleva a la otra, su talento conecta y es felizmente incorporado al mismo.

Una de las claves que gestionan su modo de entender y acercarse a la cultura, es sin duda su respeto por la lengua y el adecuado uso de la palabra “sin perversiones”, una cuestión que se plantea frente a la subversión del lenguaje. Esta camaradería afable, empática y casi afectiva, es sin la menor duda una de sus grandes flaquezas.  Su ponderación en lo personal, le hace ser reposado en los gestos, no son las alharacas precisamente una isla en la que suela refugiarse. No obstante, como no podría ser de otro modo, sus sentimientos se turban fácilmente con las emociones más sencillas.

Vivió con pasión los años que condujeron a la naciente Democracia, y pergeño un plan de dinamización cultural bajo el epígrafe “Hacia otra política cultural desde los municipios”, que concluida la etapa musical, le llevó a trabajar en los ámbitos de la municipalidad y la administración pública: intervino en la confección de la ponencia andaluza al Primer Congreso Nacional de Animación Sociocultural y ha sido director de los Servicios Culturales del Ayuntamiento de Huelva (1982-1990); director Gerente del Gran Teatro de Huelva (1990-1995); teniente de alcalde y concejal delegado de Cultura, Festejos, Juventud y Deportes (1991-1995); director del Área de Cultura de la Diputación de Huelva desde 1995 a 2005; responsable del Festival de Teatro y Danza ‘Castillo de Niebla’ durante el mismo periodo, así como delegado provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía desde 2005 al 2011, año en el que culmina su vida laboral y arranca su jubilación.

Oña vive y convive diariamente enfocado al gozo por la literatura y el teatro, siguen siendo sus constantes vitales, a sus setenta y un años. El motor que agita las manecillas del reloj en este tiempo entregado a la indulgencia personal, son las páginas de mil libros,  los versos de mil autores, las tablas de mil escenarios.  Mantiene, promueve, se conmueve y no deja de participar en sesiones culturales en las que el arte y la palabra se conjuguen en el mismo tiempo. Sirva de ejemplo el Recital Poético bajo el enunciado UN PASEO POR LA MEMORIA, su participación ejerciendo de introductor y guía académica, en la lectura de “El cantar de mío Cid”, conducida y resuelta por José Luis Gómez dentro del programa “La RAE sale a escena: Cómicos de la lengua” en el Centro de Arte “Harina de otro costal”, en Trigueros, y tantos otros recitales. Tan prolija la síntesis como innecesaria. Actualmente se integra en el Club Lectura de “textos dramáticos contemporáneos” de la Biblioteca Pública en el que ejerce de coordinador, como define para “hacer entender que el teatro tiene un componente literario, primero la pieza se construye literariamente para luego subir a escena y convertirse en teatro”, en definitiva “tratar al teatro como un género literario más”.

Una mañana castellana, fría y seca, la compañía de un café bien caliente, su sigilosa amabilidad, y el «lenguaje» como rutas peregrinas propiciaron este cordial y fructífero encuentro. Como bien expresa “la vida es una elección permanente”, y una de ellas le trajo hasta aquí, y aquí sigue con nosotros.

Un honor.