Carlos Vizcaíno, cuando el afán de superación está por encima de cualquier límite

Rosa Mora. En la mente, una fecha difícil de olvidar, 3 de febrero de 1993. Era miércoles y Carlos Vizcaíno, un gran aficionado al fútbol, se dirigía a uno de sus entrenamientos habituales en la capital onubense. Tenía 17 años, viajaba en moto y, según cuenta a Huelva Buenas Noticias, un coche se saltó el stop en un cruce. El desenlace, lesión medular que lo dejó en silla en ruedas. Un hecho que marcó un antes y un después en la vida de un joven que comprendió cómo el destino puede venir determinado por un acontecimiento fortuito.

Se define como una persona activa y especialmente positiva. Cualidades corroboradas por su pareja Rosario Fernández, quien se confiesa una gran admiradora de la manera en la que el onubense afronta la vida. No todo ha sido un camino de rosas, reconoce Carlos, pero tiene claro que “querer es poder”, y así los afirma en repetidas ocasiones.

Los éxitos presentes son los que marcan el hilo de nuestra conversación. Al pasado Carlos sólo alude para dar las gracias. Gracias a su familia y a sus dos hermanas, que se volcaron en su recuperación tras el accidente, y palabras de agradecimiento hacia todos sus amigos, con quiénes nos cuenta, siguió sintiéndose uno más. “Yo era muy joven, tenía 17 años, y tras lo ocurrido continué haciendo lo propio de la edad, seguí saliendo con ellos, iba a fiestas…”, explica.

Su carácter vitalista –de pequeño en la familia lo llamaban ‘El Nervio’- llevó a Carlos a independizarse con 20 años. “Desde el primer momento vi necesario sentir que podía valerme por mí mismo, así que tomé pronto la decisión de vivir sólo”, nos cuenta.

Gran aficionado desde joven al deporte, tuvieron que pasar algunos años hasta que el onubense volviera a interesarse por su práctica. El «gancho» fue entonces el baloncesto adaptado. Comenzó a jugar en el municipio de Gibraleón donde llegaron a formar un buen equipo y conoció a Miguel Ángel Muñoz, compañero y amigo que le animó a probar con el tenis, deporte que terminó conquistándole hasta el punto de proclamarse Campeón de Andalucía en el año 2012 en esta modalidad.

Y tras el tenis, el pádel. Un deporte que a día de hoy continúa reportándole una infinidad de éxitos. La temporada 2015 ha terminado ocupando la quinta posición en el ranking nacional a nivel individual, y la tercera en parejas. Éxitos precedidos por su papel en 2014 cuando el onubense finalizó tercero en la clasificación, y segundo en lo que a parejas se refiere.

Sus esfuerzos están en la actualidad centrados además en la promoción del deporte adaptado en la provincia de Huelva, una labor que comenzó hace ya varios años junto a Miguel Ángel Muñoz, y a su también compañero de competición, el beasino Javier Hurtado. «Hace un tiempo apenas había información. Reconozco que se ha avanzado mucho, pero aún queda un larguísimo camino por recorrer», nos cuenta.

En esta línea, destaca el admirable trabajo que realiza la Asociación Pádel Integra, proyecto deportivo y social que pretende acercar el pádel a personas con distintas necesidades. Una entidad con la que el onubense no duda en colaborar siempre que se le presenta la ocasión.

“Desde mi experiencia personal -explica Carlos- puedo afirmar que el deporte ha sido una de mis mejores terapias. Se trata de un buen aliciente para salir de casa, tener vida social, viajar y conocer gente, entre otros muchos beneficios”.

Un onubense cuya clave para sobreponerse al duro golpe que la vida le asestó hace 23 años ha sido el convencimiento de que con esfuerzo y ganas, cualquier cosa es posible.