A.R.E. ¿Quién no ha deseado alguna vez pegarse un gran viaje e irse una semana a las Bermudas? Quizás algunos lo hayan dicho o soñado –otros habrán tenido la suerte de hacerlo- pero lo que muchos onubenses desconocen es que precisamente este archipiélago, situado frente a la costa de América del Norte y formado por más de 150 islas, fue descubierto por un onubense, el palermo Juan de Bermúdez.
Este hombre, cuya fecha de nacimiento se desconoce aunque algunos la sitúan en torno a 1450, pertenecía a una familia de navegantes de Palos de la Frontera, por lo que no es de extrañar que desde muy joven se echara al mar.
Juan, y también su hermano Diego, fueron miembros de la tripulación que acompañó a Cristóbal Colón en su viaje descubridor en 1492. Al parecer, el palermo viajaba en La Pinta, al frente de la cual estaba el capitán Martín Alonso Pinzón, mientras que su hermano, de tal solo 12 años, lo hacía en la Santa María. Ambos fueron testigos directos del avistamiento de la isla de San Salvador (La Española) el 12 de octubre de aquel año, un hecho que marcó para siempre el espíritu de estos marineros.
Tras aquella hazaña, Juan de Bermúdez regresó a Huelva para partir, pocos meses después, en el segundo viaje de Almirante al Nuevo Mundo. Su dominio de la ruta le haría dedicarse más tarde al transporte de mercancías y personas entre España y estos territorios de ultramar, llegando a cruzar en 25 años (entre 1495 y 1519) el océano en 22 ocasiones como piloto o maestre, todo un récord ya que, a día de hoy, no se tienen datos de que otro navegante en los siglos XVI y XVII haya superado estas cifras.
Después de diversas investigaciones realizadas durante los últimos años del siglo XX, se considera que fue en 1505 cuando Juan de Bermúdez descubriría, guiado por una tormenta, un archipiélago que pasaría a la historia como Islas Bermudas. El piloto regresaba a España en la carabela Garza tras llevar provisiones a las colonias en América cuando el mal tiempo lo desvió en dirección norte, avistando una isla (la más grande llamada actualmente Bermuda o Gran Bermuda).
La embarcación se acercó, pero no pudo tomar tierra por diversos motivos. Por un lado, el anillo de arrecifes que rodeaba la isla hacía peligroso al acercamiento y, por otro, porque de ésta emanaban unos ruidos que rápidamente hicieron crecer en torno a ella toda una lista de leyendas sobre espíritus y demonios y que dio pie a que los marineros la bautizaran como Isla de los Diablos.
Hoy se sabe que aquellos sonidos no eran otra cosa que los cantos estridentes del petrel de Bermudas, un ave típica de la zona, a los que se sumaban los ruidos de los jabalíes por la noche y el de las frecuentes tormentas.
De cualquier modo, Bermúdez descubrió la existencia de las islas y posteriormente las reclamó como parte del Imperio español, pero jamás las pisó, y eso que regresó en 1515, según recoge en un documento publicado en 1526, el Sumario de la natural historia de las Indias, por Gonzalo Fernández de Oviedo, aunque las mismas razones que en su primer viaje le hicieron desistir en su empeño.
Asimismo, es curioso que el navegante quiso bautizarlas con el nombre de su carabela, Garza, pero la historia es caprichosa y fue finalmente su apellido el que acabó dando su denominación al archipiélago.
De todos estos datos se tiene noticia, entre otras fuentes, por el cronista de Indias Pedro Mártir de Anglería, quien en 1511 recogía en su obra Legatio Babylonica las nuevas islas descubiertas por el palermo, que posteriormente se incluirían en los mapas de la época.
Cabe recordar que las Bermudas no fueron habitadas hasta 1609, cuando un buque de la flota inglesa, formado por miembros de la Compañía de Virginia y dirigido por el almirante George Somers, naufragó cerca de sus costas y los supervivientes, unos 150, lograron alcanzar el archipiélago, en el que permanecieron durante 10 meses.
Hasta 1614 la Bermudas fueron administradas por esta Compañía y, más tarde, por su sucesora, la Compañía de las Islas Somers. En 1684 se hizo cargo de ellas la corona británica y, tras el nacimiento del Reino Unido, las islas fueron consideradas colonia británica, siendo en la actualidad el territorio inglés de ultramar más antiguo.
En la actualidad, la mayoría de las 150 islas que componen el archipiélago están deshabitadas, siendo sólo una veintena las que son ocupan habitantes y numerosos turistas.
Así pues, Juan de Bermúdez murió en su tierra natal en torno a 1520 sin haber contemplado de cerca este paraíso natural en pleno Atlántico que descubrió al mundo y que hoy le tiene muy presente en su nombre, Bermudas.