M. P. D. Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Sevilla, Juan Manuel Díaz del Valle es un onubense cuya trayectoria ha permanecido unida desde siempre a la industria. Su último cargo ha sido el de gerente de la Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas de Huelva (AIQBE), donde ha permanecido desde el año 1993. Lo era hasta ahora, porque hace escasamente un mes, este onubense nacido en 1950 en Paterna del Campo se despedía de su trabajo para iniciar su jubilación.
Han pasado pocos días, desde luego, por lo que para Juan Manuel, «todavía estoy como si me hubiera ido de vacaciones. La única diferencia es que ya no tengo que estar pendiente del móvil las 24 horas del día. Más aún porque normalmente he cogido vacaciones en agosto, así que cuando comenzaré a notarlo será a partir de septiembre», nos confiesa. No en vano, aunque dejaba su puesto de gerencia el pasado 1 de julio, a lo largo de ese mes ha estado presentando la Memoria, realizando cambio de poderes y todo aquello que conlleva el cambio en este tipo de responsabilidades.
Se trata de una nueva etapa para una persona inquieta que iniciaba su vida profesional tras finalizar la Licenciatura en Químicas en Sevilla en el año 1973. Después de acabar la carrera, Juan Manuel comenzó a buscar trabajo, una vez que hizo prácticas de Milicias. Su primer empleo fue en una bodega de Jerez, donde estuvo seis meses.
Su aterrizaje en la industria onubense se produce en febrero de 1974, cuando entra en Energía e Industrias Aragonesas -hoy Ercros-, ubicada en el Polígono Nuevo Puerto de Palos de la Frontera. En esta empresa permaneció durante 19 años, desempeñando diversos puestos de responsabilidad hasta alcanzar la subdirección. Una etapa de su vida de la que guarda un grato recuerdo, conservando muchos amigos y compañeros. Según nos comenta, «fue un periodo vertiginoso, donde estuve continuamente aprendiendo. Recuerdo la cantidad de horas que dedicamos a su puesta en marcha. Para mí, creo que fue cuando más desarrollé mi papel como técnico. Fue muy gratificante».
En junio de 1993, la gerente de AIQB, María José García Prat, se marchaba a trabajar a Refinería, a Cepsa. «Entonces yo estaba como subdirector de Aragonesa en funciones y pertenecía a la junta de AIQB. Me ofrecieron el cargo y me atreví a dar un paso importante. Era una aventura distinta a la fábrica, donde me había dedicado fundamentalmente a la técnica y a ayudar en la dirección de una empresa. Ahora pasaba a una labor que tenía una representación social dentro de una entidad que se abría camino en la sociedad», nos comenta.
«Fue una decisión muy difícil porque estaba muy bien en Aragonesas y era lanzarse a algo nuevo. Era un riesgo y un reto. Pero, tras meditarlo, decidí pegar el salto y reconozco que han sido 22 años de una experiencia y de una variedad de temas que, indudablemente, han sido inigualables». En definitiva, se siente muy satisfecho con la decisión que tomó.
¿Qué balance hace de estos 22 de años? Ante esta pregunta, Díaz del Valle tiene claro que «me quedo con el avance realizado por la industria onubense en un momento difícil. Y, a pesar de que nos ha costado mucho trabajo, hemos logrado ser reconocidos por las instituciones de Huelva, por la sociedad. Ha sido un avance progresivo. Creo que el posicionamiento que tiene AIQB tanto a nivel provincial como autonómica ha sido el fruto de este tiempo de trabajo».
A lo largo de estas dos décadas, por la asociación han pasado varios presidentes, como fueron Juan Manuel Díaz Cabrera, Gerardo Rojas, Miguel Palacios, Francisco Martínez Campos, Emilio Rodríguez, Rafael Martínez Cañavate y Jesús Contreras. «Todos aportaron mucho a esta entidad. Por destacar a alguno, quizás nombraría a los dos últimos. A Miguel Palacios porque cogió AIQB en un momento difícil tras la muerte de Gerardo, y a Martínez Cañavate, por ser especial para mí al haberse producido mi despedida. Además, en estos últimos 6-8 años hemos conseguido un periodo de estabilidad a nivel privado. Todo ello sin olvidar la figura de José Luis Menéndez, vicepresidente de la entidad durante mucho tiempo», comenta.
Su labor como gerente ha sido la de ser un gestor, el encargado de materializar los designios de la junta directiva, pues son los presidentes los que marcan la pauta, así como de coordinar internamente las comisiones que existen, como son las de medio ambiente, prevención de riesgos laborales, etcétera. En definitiva, un trabajo que no se ve, más técnico, pero igualmente importante, sin olvidar su presencia en actos, charlas o conferencias.
En todos estos años también ha habido momentos muy duros. Uno de los más tristes fue la muerte de Gerardo Rojas, por inesperada y por las condiciones en la que se produjo. Y, por supuesto, cuando tiene lugar el fallecimiento de algún trabajador.
Entre las espinitas que tiene de este tiempo se encuentra el hecho de que AIQB «nunca hemos conseguido uno de los múltiples premios que se dan a instituciones en Huelva. Nunca nos han dado ninguno. A empresas concretas nuestras sí, pero a la entidad, ninguno».
Sea como sea, Juan Manuel Díaz del Valle inicia ahora su jubilación, siendo consciente de que después de 42 años de trabajo comienza una etapa distinta. Un tiempo que, aunque suene a tópico, piensa dedicarlo a su gente: «La familia es una parte importante de mi vida, porque tengo todavía a mi madre y a mis suegros, además de cuatro nietos». También estará pendiente de los pequeños negocios familiares y una explotación agraria que tiene en su pueblo, que cuida desde que su padre falleció, hace 17 años.
Todo ello unido a las actividades que siempre le han gustado, que no son otras que hacer deporte, coger la bicicleta y caminar, sin olvidar «otras aficiones que tuve que dejar en algún momento, como el aprendizaje del saxofón, que lo dejé cuando nacieron los nietos». Y, por último, piensa leer y estudiar sobre Historia Antigua, que le apasiona. En general, disfrutar de Huelva, de Paterna, su pueblo, y de Trigueros y Beas, localidades con las que tiene mucha relación por su familia política.
Para terminar, Díaz del Valle se queda con la reflexión de que «siempre he sido un defensor de la industria en general y de la química en particular, porque es lo que he estudiado. Y soy un defensor de la industria en Huelva porque es idónea por nuestras condiciones, especialmente geográficas, que la dotan de muchas potencialidades. Es algo que no se debe olvidar. Porque se ha demostrado que una alta industrialización es la que crea un alto nivel de satisfacción en la sociedad. Es la industria el sector que tiene un mayor potencial de crecimiento en el futuro. Toda actividad tiene su impacto, positivo y negativo, como también lo tiene el turismo. Y la sociedad tiene que pensar que la industria es una fuente de riqueza, que en los momentos difíciles es capaz de estabilizar cualquier sistema económico. He vivido de y para la industria y considero que es un elemento verdaderamente importante, con mucho potencial de desarrollo para Huelva, que se debería aprovechar. Y, para ello, es fundamental contar con la sociedad«.