Leticia Camacho. Podría ser una chica cualquiera, pero no lo es. Estudia Filología, pinta, canta, toca la guitarra y escribe. Y publica. Su primer poemario, La luz de las persianas, la sitúa ya como una de las jóvenes poetas dentro del escenario de las letras onubense. Bárbara Grande Gil (Huelva, 1992) ha reunido en su debut poético un compendio «que refleja mis luces y mis sombras».
-¿Cómo se fragua tu primera publicación?
-Mi grupo de amigos también está interesado en la poesía, compartimos lo que escribimos y opinamos de lo que hacemos unos y otros. Así conocí a Rafa Pérez, de la editorial Niebla, que me había leído a través de unos amigos y me propuso que publicara con ellos.
-Tener voz propia es uno de los requisitos para emprender esta aventura, de eso habla en el prólogo Antonio Ramírez de Verger, profesor de la Universidad de Huelva, ¿qué significa para ti?
-Significa mucho. Llevo escribiendo desde los 14 años, en un blog y también diarios que escribo a mano, que me encanta. Recibir esas palabras es la prueba de que he conseguido expresar lo que soy y lo que siento, que es mi mayor propósito a la hora de escribir.
-Cuando te proponen escribir La luz de las persianas, ¿cómo te lo planteas: recurres a poemas ya escritos o lo has creado desde cero?
-Es una mezcla de ambas opciones, aunque la gran mayoría son nuevos. Comencé a escribirlo a principios de enero y he rescatado de mis poemas anteriores ideas, sobre todo. Evidentemente, lo que se escribe a los 15 años no se corresponde mucho con lo que quieres escribir a los 22, así que le he ido dando forma poco a poco.
-Escribir poesía, y más aún publicarla, es un acto de valentía, ¿qué ha supuesto para ti enfrentarte a esta experiencia?
-Hubo un momento en el que dudé mucho. No sabía si debía confiar en mi misma o no. Cuando tuve listo el manuscrito se lo pasé a varias personas, que es lo que se suele hacer, y una de ellas, una persona muy culta, me dio su opinión acerca de un verso que no le gustaba y a mí sí. Ahí llegué a la conclusión de que la poesía y la escritura son subjetivas y que lo hay que que hacer es creer en uno mismo, si no, en quién…
-Uno de los bloques que estructura el libro, Apología de lo absurdo, contiene dos poemas llamativos, Yogur y Oda a la pelusa. ¿Qué quieres reflejar en ellos?
–Apología de lo absurdo es la parte más atrevida de todo el libro. Intento utilizar el doble sentido y el simbolismo y ahí es donde está la gracia. En Yogur, por ejemplo, hablo de la sencillez y Oda a la pelusa no es tan social, es más bien la personificación de un objeto que normalmente la gente detesta. Un amigo, al leerlo, me dijo que ya no podría barrer de igual forma (risas) y a mi madre le encanta este poema porque en casa siempre tenemos la broma de que las pelusas ni se crean ni se destruyen.
-Sin embargo, Serie Tripas, otro de los bloques, aunque breve, es mucho más profundo.
-Por eso el título de la obra, La luz de las persianas, porque quiero reflejar mis luces y mis sombras, plasmar pensamientos superficiales y combinarlos con otros más profundos. Serie tripas lo escribí en un día, por eso contiene referencias cronológicas, y aunque pueda parecer violento, en realidad describe una historia de amor.
-Además de la literatura, la música es otra de tus grandes aficiones, Bonus Track le hace un guiño, ¿no es así?
-Sí, es la parte final del libro, y es un guiño a mi pasión por la música. Toco el piano desde hace unos años y también la guitarra, y formo parte de un grupo de funky-soul,’La Mousse’, desde hace dos años, del que soy vocalista y guitarrista. Así que sí, la música ocupa un lugar muy importante en mi vida y así tenía que quedar reflejado en el libro como fuera.
-¿Dónde te ves dentro de unos años cuando acabes la doble grado de Estudios Ingleses y Filología Hispánica?
-Por lo pronto el año que viene me voy de Erasmus a Chester para perfeccionar el inglés. La traducción puede ser una salida profesional muy interesante y no la descarto, pero la rama que más me gusta es la Literatura y tengo claro que no me pienso separar jamás de la escritura.
-¿Cuáles son tu sueños?
-Pues podría responderte con uno de los poemas del libro, Cocodrilo vs. Caimán, Darle la vuelta al mundo/es cuestión de probabilidades. Sólo basta con cerrar los ojos y,/al abrirlos,/tener la loca idea/de repetirlo despierto. No podría elegir un sueño concreto, pero si sé que cuando quiero algo hay que luchar para conseguirlo.