Juan Carlos Jara. Lo de malvivir, en el Recreativo de Huelva, se ha convertido en una costumbre que incluso algunos aficionados, con su evidente resignación, parecen aceptar como algo lógico y normal e incluso inevitable. Resulta difícil de entender que una entidad que era plenamente viable, a pesar de sus deudas, después de declararse en concurso de acreedores haya podido situarse luego, en tan poco tiempo, en una situación tan peligrosa para su superviviencia y tan alejada de lo que los onubenses esperaban cuando no hace mucho se nos prometía algo parecido a su vida eterna.
Llegados al punto actual, los recreativistas del Recreativo Supporters Trust han organizado para el próximo domingo una manifestación que, si nada lo impide de aquí a entonces, discurrirá por las calles onubenses partiendo desde la plaza de El Punto, pasando por el Ayuntamiento y desembocando, un rato antes del duelo del Decano ante el Girona, en los alrededores del Nuevo Colombino. La cita, independientemente de las opiniones que sobre la misma puedan generarse, es por el momento el intento más serio de la afición albiazul en la búsqueda de un cambio de rumbo.
Bajo el lema ‘Recre solución ya’, el evento señala a los dirigentes albiazules y al consistorio de la capital como principales destinatarios de las demandas de estos inquietos recreativistas. La controvertida figura de Pablo Comas, como máximo representante de la entidad futbolística, se convierte en el centro de la mayor parte de las críticas cuando ha transcurrido más de un año desde el embargo de las cuentas albiazules por parte de Hacienda y sin que el presidente haya obrado aún una solución definitiva a los graves problemas generados. Además, muchas personas también recriminan al alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, por haber dejado un patrimonio de la ciudad en unas manos que, por lo visto hasta el momento, no parecen cualificadas para dirigir el destino de un bien tan preciado como es el Decano.
Junto a ello, la situación deportiva añade aún más rémora al caminar del viejo Recre, que en la competición liguera sufre como hacía años que no lo hacía mientras echa de menos un mayor número de puntos y un menor protagonismo de Pablo Comas, el presidente que tantos enemigos ha encontrado en tan solo tres años al frente de una entidad futbolística que, pese a todo y a todos, sigue llevando el nombre de Huelva a los rincones más insospechados del planeta.