Ramón Llanes. Alguien inventó el libro, se quedó tan pancho pero en realidad estaba metiéndonos en un auténtico lío, quizá el mayor lío de la historia porque a partir de entonces en todas partes del mundo se acogió la idea y empezaron a celebrarse cada año ferias y fiestas dedicadas al libro. Y entonces se puso de moda leer y los libros se convirtieron en formas amables para pasar las horas de soledad y los lectores copiaron las conversaciones y los asuntos que se describían en los libros y a estos les dio por pensar en crear libros y en admirar a quienes escribían libros y se hicieron bibliotecas para guardar los libros y para que la vida tuviera un alma llena de libros donde poder abrirlos, olerlos y leerlos.
Y el mundo se fue haciendo grande y culto y los ciudadanos adquirieron conocimientos a través de los libros y los niños supieron imaginar a través de los libros y los hombres enfermos se curaron por lo aprendido en los libros y se creó la filosofía y se crearon las artes y a través de estas creaciones provenientes de los libros los habitantes comenzaron a ser felices y a tener aspiraciones y a luchar por la dignidad y por la verdad.
Quien inventara un día cualquiera un cualquier libro cambió la vida, desobedeciendo los cánones de la naturaleza y convirtiéndose en un dios inmenso que creó la mente y el pensamiento hasta un infinito inaccesible e insondable, creó el hombre un mundo en muchos mundos a través de la compostura de los libros. Y de él nacieron las cosas y los espacios y la voluntad y el amor y las esperanzas. No ha bastado, el hombre tan dios que creara los libros tiene pendiente crear libros nuevos que resuelvan los conflictos, las desigualdades, la pobreza y los odios y será entonces cuando la sabiduría se imponga a la soberbia y cuando la bondad se imponga al poder y cuando la felicidad no sea cuestión de cuenta corriente ni de acción de mando y se haga costumbre cotidiana entre los humanos. Y los libros serán cuadernos de apuntes de cuotas de amor como la mejor custodiada verdad.