La historia de Doñana y sus duques, explotadores y conservadores del Coto durante 600 años

Una imagen del amanecer en Doñana. / Foto: Turismo Huelva.
Una imagen del amanecer en Doñana. / Foto: Turismo Huelva.
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El autor del libro, Francisco García García.

Ana Rodríguez. Doñana en su historia. Cuatro siglos entre la explotación y la conservación bajo la posesión de la Casa de los Guzmanes es el título del libro sobre este espacio natural protegido, que abarca las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, que será publicado en los próximos meses por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, entidad dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Su autor es el onubense Francisco García García, químico e historiador, quien ha dedicado casi una década de su vida a desentrañar y poner en orden 600 años de historia de la mayor reserva ecológica de Europa, acabando también con falsos mitos sobre este espacio, como por el ejemplo, el de que siempre haya sido un entorno protegido.

El futuro volumen comenzó como un proyecto de tesis doctoral de este profesor de instituto, aunque finalmente verá la luz antes de que García defienda sus conclusiones ante un tribunal, hecho que tendrá lugar en enero de 2015. Durante la elaboración del estudio, Francisco firmó un convenio con las Fundaciones Biodiversidad y Casa Medina Sidonia con la finalidad de que el trabajo fuera dado a conocer una vez finalizado.


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Archivo General Fundacion Casa Medina Sidonia Foto A.G.F.C.M.S.
Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia. / Foto: A.G.F.C.M.S.

El libro, del que habrá dos ediciones, una institucional y otra de venta al público, está dedicado a Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, XXI duquesa de Medina Sidonia, la mujer con la que el autor se entrevistó en 2005 para comunicarle sus intenciones de elaborar la historia de Doñana. «Me dijo que otros ya lo habían intentado, pero que al llegar el Archivo y ver la cantidad de documentación que había, se echaron atrás. Le respondí que, si ella me daba permiso, yo llegaría hasta el final», explica el historiador, quien ha cumplido fielmente con la palabra dada.

Tras peregrinar buscando información por los Archivos Histórico Nacional, el General de Simancas, el General de la Marina Don Álvaro de Bazán (Ciudad Real) y los Municipales de Almonte e Hinojos, el historiador onubense se centró en el Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia, ubicado en el palacio de los Guzmanes, en Sanlúcar de Barrameda, y que alberga documentos históricos de gran parte de España e incluso de Hispanoamérica.


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Parque Nacional de Doñana
Parque Nacional de Doñana.

El periodo de tiempo que comprende la investigación realizada por García abarca desde el año 1309, en el que el rey Fernando IV donó Doñana a los duques de Medina Sidonia, hasta 1900, fecha en la que la Casa ducal pasaba por apuros económicos y venden el Coto a Guillermo Garvey por 750.000 pesetas.

El trabajo, de 400 páginas de extensión, cuenta con más de 160 imágenes entre mapas, fotos antiguas y otras actuales del Parque, al que Francisco García ha podido tener acceso en dos ocasiones en estos nueve años.

Según indica su autor, el ejemplar cuenta con dos capítulos de temática específica y más tarde pasa a estructurarse en función de los usos que Doñana ha tenido a lo largo del tiempo. En este sentido, lo primero que podrá conocer el lector son datos del Archivo de la Fundación Casa Medina Sidonia, para luego profundizar en la relación de los duques con el Coto. Sobre esto último, destaca la labor realizada por el VII duque, Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor, siendo éste quien mandó construir el Palacio de Doñana y las torres almenaras de San Jacinto, Zalabar, Carbonero y La Higuera.

Don Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor VII Duque de Medina Sidonia Foto A.G.F.C.M.S.
Don Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor, VII duque de Medina Sidonia. / Foto: A.G.F.C.M.S.

En los siglos XVII y XVIII comienza a haber una mayor actividad económica en Doñana. La primera en explotarse fue la agricultura, caracterizándose esta zona por emplearse en ella una particular forma de sembrar denominada ‘siembra navazo’, o lo que es igual, huertos hechos en arena. Fue un gran fracaso, según explica en su estudio García, al igual que lo fue un intento de plantar viñas en el siglo XVIII y otro de cañas de azúcar en el XIX. La naturaleza arenosa del terreno del Coto no lo hacía el más propicio para cierto tipo de cultivos.

La pesca es otra de las labores que durante siglos se ha practicado en Doñana, concretamente, y como explica el historiador, había dos tipos: la pesca en los caños que desembocaban en el Guadalquivir, principalmente de albures, y la pesca en una almadraba que se encontraba junto a la Torre Carbonero, aunque esta última sólo se llevó a cabo durante medio siglo.

«En la margen derecha del río Guadalquivir había 11 salinas, que eran arrendadas a los vecinos de Sanlúcar para salar los atunes de las almadrabas que el duque de Medina Sidonia tenía en las costas de Cádiz y Huelva», indica Francisco García.

Alzado del Palacio de Donana Foto A.G.F.C.M.S.
Alzado del Palacio de Doñana. / Foto: A.G.F.C.M.S.

La caza fue una de las actividades más importantes y protegidas por los duques, ya que no sólo eran ellos quienes la practicaban, también arrendaban y vendían zonas para cazar, además de conceder licencias de caza a personas ilustres como militares, clérigos o gobernadores. En este sentido, pasaron por Doñana arma en mano personajes históricos como Filiberto de Saboya, Felipe IV, Felipe V, la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III o el monarca Alfonso XII. Por supuesto, y al igual que sigue ocurriendo en nuestros días, los duques tuvieron sus más y sus menos con los cazadores furtivos, de quienes trataban de proteger el espacio.

Otro de los capítulos de este ejemplar sobre la historia de Doñana se centra en las dehesas. Había cuatro y eran arrendadas a los ganaderos de las provincias limítrofes para que pastaran sus vacas junto al ganado de los propios duques, llegando a juntarse entre 2.000 y 3.000 animales.

Almajo de Donana Foto David García Romero
Almajo de Doñana. / Foto: David García Romero

Por otro lado, sobre la explotación forestal del Coto, García ha averiguado que ya en los siglos XVI-XVII se talaban sauces para construir con su madera las barricas en las que eran transportados los atunes de las almadrabas. También se aprovechaban las encinas, álamos y alcornoques -de las dos últimas se hacían repoblaciones- para hacer aperos de labranza o enviarlos a los Reales Arsenales de la Carraca (astilleros).

En el siglo XVIII todas estas especies dejan paso al pino, pues los duques empezaron a plantar piñones de los pinares de Cartaya y a repoblar zonas de Doñana con este tipo de árbol debido a su rápido crecimiento. Como curiosidad, el historiador destaca en su libro que en el siglo XIX parte del tendido telegráfico y de las traviesas de las líneas férreas de Huelva-Sevilla y Cádiz-Sevilla se hizo empleando pinos del Coto.

Todo lo que había en el espacio natural era susceptible de ser explotado y, por tanto, rentado. Así pues, los duques no sólo arrendaban sus tierras a agricultores, cazadores, ganaderos, etc. sino que también obtenían ganancias de quienes retiraban de sus terrenos juncos, castañuelas, aneas, piñas, almajos, miel, cera, espárragos silvestres y hasta las sanguijuelas de las lagunas para los sangrados.

Don Pedro de Alcantara Perez de Guzman y Pacheco XIV Duque de Medina Sidonia Foto A.G.F.C.M.S.
Don Pedro de Alcántara Pérez de Guzmán y Pacheco, XIV duque de Medina Sidonia. / Foto: A.G.F.C.M.S.

Francisco García también habla en la futura publicación de los ‘Proyectistas’, palabra con la que ha bautizado a las personas que quisieron llevar a cabo ciertos proyectos o actuaciones en el Coto. La mayoría de ellas no prosperaron, siendo quizás la más reseñable el intento de establecer una nueva población en el entorno de Doñana, justo frente a la ermita de El Rocío, poblamiento éste que sólo duró hasta la Guerra de Independencia.

Otro de los aspectos más relevantes del espacio natural y que el historiador pone de relieve en su estudio es el haber sido lugar de tránsito de pastores, comerciantes, romeros y militares. Por Doñana circulaba la mercancía que era transportada de la provincia de Huelva a la de Cádiz, e incluso a América, evitando así pasar ciertos productos por la aduana gaditana. Asimismo, durante las guerras con Portugal, parte de las tropas españolas desembarcaban en Cádiz, cruzaban en barca hasta el Coto y de ahí al Andévalo onubense para intervenir en la frontera.

Torre de San Jacinto Foto David García Romero
Torre de San Jacinto Foto David García Romero

En cuanto a ser zona de paso de romeros, García recuerda en su texto que las hermandades gaditanas en el siglo XVIII no atravesaban las arenas, sino que el barco en el que se subían en Sanlúcar de Barrameda las llevaba hasta un embarcadero en la misma aldea de El Rocío, recorrido que dejó de ser posible cuando el Caño de Braines se volvió intransitable, adoptándose entonces el actual recorrido a pie por Doñana.

Los últimos capítulos de la publicación están dedicados a repasar la diversidad biológica del enclave a lo largo de la historia y al papel de los guardas, que durante más de 200 años se encargaron de vigilar, generación tras generación, el Coto, llegando a crearse verdaderas dinastías familiares de guardas, como los Toro o los Espinar. Estos hombres se guiaban por unas ordenanzas, tenían sus casas dentro de Doñana y ciertos privilegios sobre los demás criados de los duques, como el poder tener huertos, una yeguada o un enterramiento digno. En el siglo XIX, con la renovación del Código Penal tras la Constitución de 1812, los guardas pierden prácticamente su autoridad y esta figura desaparece, instalándose un cuartel de la Guardia Civil dentro del Coto.

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Una de las láminas que ilustrarán el ejemplar.

Los datos que Francisco García aporta en su estudio ponen en tela de juicio muchas de las ideas e historias que tradicionalmente se han tenido o contado sobre Doñana, siendo la principal de todas ellas, como destaca el historiador, que el espacio haya estado siempre ‘entre algodones’: «Doñana es lo que es gracias a la actividad económica que tuvo, a que los duques de Medina Sidonia supieron encontrar el equilibrio entre la explotación y la conservación».

Finalmente, cabe destacar que la portada de la publicación mostrará un mapa del siglo XVIII de Doñana y el rostro de tres de los duques fundamentales en la historia del enclave: Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor, VII duque; Pedro de Alcántara Pérez de Guzmán y Pacheco, XIV duque, un hombre ilustrado y gran pensador; y la citada duquesa Luisa Isabel, la dama que logró unificar el Archivo de la Casa Medina Sidonia, darle una ubicación estable y ponerlo a disposición de investigadores como García.

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