Curiosidades y anécdotas en la construcción del Mercado de Santa Fe

Detalle de uno de los nudos en forma de rueda dentro de la estructura metálica de la cubierta del Mercado de Santa Fe (R. Rodríguez).
Detalle de uno de los nudos en forma de rueda dentro de la estructura metálica de la cubierta del Mercado de Santa Fe (R. Rodríguez).

Rocío R. Pujazón/ Miriam Dabrio. Ya hemos visto que el mercado se ideó para poner en práctica las ideas higienistas de Manuel Pérez González en cuanto al abastecimiento alimenticio de la ciudad. También hemos hablado de la tecnología en materia de construcción y de la estética vigente en aquel momento, esto es, la arquitectura del hierro de la cubierta de esta Plaza de Abastos, así como sus características decoraciones de estilo neoclásico aplicadas tanto en los elementos metálicos como en sus fachadas de ladrillo visto. Con este artículo llegamos al ecuador de la serie dedicada al antiguo cuartel de la Policía Nacional, deteniéndonos  ahora en algunas de las curiosidades que hemos descubierto manejando la documentación de aquella época.

Tras más de una década de trabajo en la administración municipal y a pesar de las grandes ideas que inspiraron a Don Manuel en el diseño del edificio, parece ser que durante la construcción del mismo se encontró con una serie de dificultades técnicas que hicieron que ésta fuera su última obra en la ciudad. ¿Qué ocurrió para que el afamado arquitecto desapareciera de la escena local?



Para conocer la respuesta debemos profundizar un poco más en el diseño del edificio y los problemas que fue necesario solventar durante su construcción.

Uno de los problemas que presenta la estructura metálica está en sus uniones con los muros perimetrales, en los que encontramos grietas y problemas de humedad (R. Rodríguez).
Uno de los problemas que presenta la estructura metálica está en sus uniones con los muros perimetrales, en los que encontramos grietas y problemas de humedad (R. Rodríguez).

El proyecto que conservamos en el Archivo Histórico Municipal, aparece como “Proyecto de Mercado Público para la ciudad de Huelva” a  construir en la llamada explanada de San Pedro. Está firmado por el arquitecto Manuel Pérez y González el 20 septiembre de 1899 y en él apareen reflejados, en forma de pliego de condiciones, todos los pormenores de la construcción y exigencias en cuanto a la calidad de los materiales que habrían de ser supervisadas por la “Comisión de Obras del Ayuntamiento, el arquitecto municipal y su ayudante facultativo”. Este documento se acompaña de una planta con la disposición de los puestos y un presupuesto detallado. Contemplaba un plazo de ejecución de ocho meses y una cantidad de ciento catorce mil ciento setenta y cinco pesetas con cuarenta y seis céntimos como presupuesto.


Puerto de Huelva

No sabemos en qué momento comenzaron las obras, pero sí sabemos que en el verano de 1901 los trabajos habían quedado paralizados pues aparecen en el expediente varias certificaciones “a cero” firmadas por el arquitecto municipal, no habiendo trabajos que abonar al contratista D. José Vizcaya Muñoz. Este personaje era un conocido constructor que se había encargado de llevar a cabo, entre otras obras, las del Matadero Municipal abierto en 1894.

Cerchas del segundo nivel de la cubierta del Mercado de Santa Fe. Las piezas se encuentran entrelazadas formando un sólido conjunto y no presentan problemas de corrosión (R. Rodríguez).
Cerchas del segundo nivel de la cubierta del Mercado de Santa Fe. Las piezas se encuentran entrelazadas formando un sólido conjunto y no presentan problemas de corrosión (R. Rodríguez).

En Acta Capitular de la sesión pública ordinaria celebrada el 12 de junio de 1902 se recoge que con fecha 30 de mayo se había optado por “conceder a Don José Vizcaya Muñoz como último e improrrogable plazo para la total entrega de las obras de construcción de un edificio destinado a Plaza de Abastos”. El 20 de junio, habiéndose tenido constancia de la falta de solidez en la estructura metálica que tenia que soportar el tejado del nuevo mercado, el Ayuntamiento solicitaba al arquitecto las explicaciones oportunas y en escrito de éste fechado al día siguiente, el 21 de junio,  vemos los detalles técnicos proporcionados por el arquitecto municipal para explicar lo sucedido. 

Detalle de la unión entre los tirantes que conectan entre sí los capiteles de los pilares. El atornillado permite el ajuste detallado entre piezas (R. Rodríguez).
Detalle de la unión entre los tirantes que conectan entre sí los capiteles de los pilares. El atornillado permite el ajuste detallado entre piezas (R. Rodríguez).

Se comprueba en esas explicaciones que la estructura metálica originalmente diseñada tuvo dos problemas fundamentales. En primer lugar, no era suficientemente sólida por sí misma, debiendo añadirse algunos elementos metálicos de refuerzo para detener las deformaciones que se estaban produciendo en los hierros al colocarlos en su sitio. Hay que tener en cuenta dificultades como los escasos medios humanos y técnicos en la época, la diferencia de cota en el terreno, la gran altura a la que había que colocar los hierros, el gran tamaño y peso de toda la estructura o la calidad de los materiales tanto de la armadura como del andamiaje auxiliar utilizado para su colocación. Este tipo de estructuras sin soldaduras, estaban compuestas por numerosas piezas atornilladas y roblonadas (vigas, tirantes, bielas, nudos…) formando un gigantesco puzle que requería un complejo y milimétrico ajuste entre sí para su correcta instalación, apretando o aflojando determinados elementos hasta su perfecto ensamblaje.

El arquitecto municipal demuestra en su descripción que sobre su diseño y cálculos  originarios tuvo que hacer adaptaciones en obra. En cuanto a la geometría de la obra de hierro, no se ha conservado ningún plano de Pérez González. Parece ser que éste estableció la disposición de las cerchas para cubrir la luz de 25 metros a cuatro aguas y sin apoyos intermedios. La cubierta del espacio central del edificio iba a tener una forma piramidal de base cuadrada compuesta por ocho cuchillos Polonceau: cuatro en las aristas diagonales y cuatro en forma de cruz, centrados en cada vertiente de sus cuatro tejados.

En segundo lugar, al problema de diseño se unió el de un mal montaje, pues parece que se utilizó un procedimiento de apuntalamiento en madera que no fue lo suficientemente resistente como para soportar el peso de la estructura metálica. Al romperse los tablones utilizados como apoyo se produjo la deformación de toda la armadura y las distintas piezas se desencajaron. De esto último el arquitecto responsabiliza al contratista José Vizcaya, que habría obrado sin su consentimiento, retirando el puntal central al intentar arreglar unas primeras curvaturas en las vigas principales.

Viéndose en entredicho, el contratista no tardó en pronunciarse en su propia defensa.Del 24 de junio obra en el expediente un escrito de Vizcaya dirigido al Alcalde, entonces D. José Coto Mora, dando también su versión de lo que había ocurrido en la obra. Vizcaya por su parte es expresivo: “Siguiendo instrucciones del dicho Sr. Arquitecto se quitaron las correas acusando entonces que al bajar el pie de gato cedio la armadura metalica sesenta centimetros no viniendose al suelo todo ello por una de esas coincidencias que no es facil explicarse”. Por supuesto, a éste último le preocupaba más bien la cuestión de a quién correspondían los gastos “extra” que iba a suponer desmontarlo todo y volver a hacerlo de nuevo. Evidentemente trató de hacer responsable a Pérez González dando una versión diferente de los hechos: el problema estaba en errores de cálculo y no en el montaje.

Esquema de ubicación y dimensiones de pilares y enanos. Doce columnas de fundición sostienen la techumbre del Mercado de Santa Fe formando un cuadrado de 25 metros de lado que había que cubrir sin usar apoyos intermedios (R. Rodríguez).
Esquema de ubicación y dimensiones de pilares y enanos. Doce columnas de fundición sostienen la techumbre del Mercado de Santa Fe formando un cuadrado de 25 metros de lado que había que cubrir sin usar apoyos intermedios (R. Rodríguez).

Ante este dilema, el Ayuntamiento optó por recurrir a ayuda externa, y se crea una comisión facultativa compuesta por los arquitectos Trinidad Gallego Díaz y Juan Talavera, quienes elaboran un informe de fecha 1 de julio, que se encuentra incluido en la documentación conservada: “…Según hemos podido deducir, estos defectos proceden primeramente de la falta de director facultativo, por parte del contratista; falta que no tiene explicación plausible, cuando la obligación de nombrarlo está consignada en las condiciones, cumpliendo con varios reales decretos que así lo disponen. […] Pues no son solas las deficiencias del proyecto y las faltas de esmero en la construcción, las causas del sensible resultado que hoy se toca; sino que también ha contribuido a él lo defectuoso y escaso de los medios auxiliares empleados para montar la armadura y los esfuerzos extraordinarios que han debido emplearse, con el fin de acoplar algunas de las piezas”.

Días después, vemos nuevamente a un desesperado José Vizcaya, quien mediante oficio de 4 de julio, acepta hacerse cargo del desmonte de la estructura metálica siempre y cuando se le abone ese trabajo y sigue responsabilizando al arquitecto municipal. Del 14 de julio tenemos al Alcalde obligado a intervenir en el asunto: “Recibí la duplicada: José Vizcaya. Teniendo noticias de que a pesar de las insistentes órdenes de esta Alcaldía, no hayan comenzado las operaciones necesarias para el desmontaje de la cubierta central del Mercado en construcción, constituyendo un peligro inminente que debe evitarse, he dispuesto prevenir a U. que si en el preciso término de tercero día no ha dado comienzo esa Contrata a los expresados trabajos de desmonte se procederá a practicarlos por administración sin perjuicio de exigir a Ud. las responsabilidades en que haya podido incurrir por su apatía, falta de celo e incumplimiento de las órdenes de esta alcaldía. Dios que a V.S.M.A. Huelva 14 de julio de 1902. José Coto Mora”.

Algunas de las piezas metálicas de las esquinas del segundo nivel de la cubierta presentan grietas (VORSEVI/ Planimetría de Anteproyectos Hernández-Dabrio).
Algunas de las piezas metálicas de las esquinas del segundo nivel de la cubierta presentan grietas (VORSEVI/ Planimetría de Anteproyectos Hernández-Dabrio).

De este modo se obligó al contratista y la estructura quedó desmontada, permaneciendo las piezas a pie de obra. Desde el Ayuntamiento se deja constancia de la remisión tanto al contratista como al arquitecto municipal del informe de la comisión, así como se abre un plazo para que éstos aleguen lo que consideren oportuno. De este modo, el último documento de Don Manuel que encontramos en el expediente es un escrito que supone un intento final de defender su trabajo, “solo un percance desgraciado en el montaje ocasionado por la falta de elementos de que Fabricante y Contratista disponian para el armado, habia dado lugar a que las vigas de doble T que forman la armadura no estuvieran completamente rectas, y que estando practicando una operacion para conseguir enderezarlas se rompieron unos tablones que la sostenian provisionalmente, ocasionando un descenso en el vértice de los tejados y terminada esta operación en cuanto el par de armadura, estando ya terminado y completamente desclavado tiene las condiciones de solidez y resistencia necesarias». 

Además, el arquitecto solicitaba se dejara hacer una prueba de carga de la estructura para demostrar la validez de su diseño:   “Y para demostrarlo prácticamente, deseo que el Excmo. Ayuntamiento me autorice dándome un plazo de dos o tres semanas para armar yo de mi cuenta la armadura en el suelo para poder corregir algunos defectos de construcción que dada la altura a la que estaba localizada la armadura no pudieron ser vistos ni corregidos, así como igualar en longitud las correas para sostener los pares desechos aplomados y a distancias iguales, comprometiéndome además a probar la armadura con una carga de sesenta toneladas, doble del peso a que ha de estar sometida.”

Detalle de los refuerzos localizados en las esquinas del segundo nivel de la cubierta del Mercado de Santa Fe (VORSEVI).
Detalle de los refuerzos localizados en las esquinas del segundo nivel de la cubierta del Mercado de Santa Fe (VORSEVI).

Desconocemos si dicha prueba llegó a hacerse. Lo cierto es que Pérez González es sustituido por Francisco Monis y los siguientes documentos que obran en el expediente son ya cálculos y descripciones del nuevo técnico para averiguar y buscar soluciones a los problemas de la obra del Mercado. Firmado en febrero de 1903, su informe concluye entre otras cuestiones: “Creo en mi deber manifestar a V.S. que para el caso de continuar las obras, creo conveniente variar la disposición y aumentar la resistencia de los hierros que están a pie de obra y que formaban parte de la armadura, para lo cual si V.S. lo estima y resuelve de conformidad con lo que tengo el honor de informar, formularé el proyecto correspondiente».

Detalle del refuerzo en forma de cono localizado al exterior. Las esquinas constituyen los puntos débiles del edificio e incluso se aprecian grietas en la obra de ladrillo que están siendo objeto de seguimiento por parte de los técnicos municipales. (Planimetría de Anteproyectos Hernández-Dabrio).
Detalle del refuerzo en forma de cono localizado al exterior. Las esquinas constituyen los puntos débiles del edificio e incluso se aprecian grietas en la obra de ladrillo que están siendo objeto de seguimiento por parte de los técnicos municipales. (Planimetría de Anteproyectos Hernández-Dabrio).

Gracias a este texto llegamos a la conclusión que la estructura metálica que hoy en día podemos ver en la cubierta central del Mercado de Santa Fe es obra del nuevo arquitecto. Lo más probable es que Monis modificara el diseño original para ganar estabilidad no sólo incrementando el número de cuchillos, sino también modificando su disposición. Debió de añadir además, determinadas piezas de refuerzo en las esquinas, tanto interiores como exteriores. El pabellón central quedaba configurado en dos niveles, dotado de una linterna superior, y la cubrición se llevó a cabo mediante chapa, en lugar de la teja prevista, para aligerar lo más posible el peso.

La innovación tecnológica que supuso en su momento así como el reto ante tantas dificultades superadas, contribuyen aún más a la valoración arquitectónica que hoy en día hacemos del edificio.

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