Isaac Del Pino / @Idelpinodiaz. Que en Huelva hay un gran afluente de mujeres luchadoras y -que coño- hombres luchadores, no es una sorpresa. Tenemos anclada, y me figura desde mi abuelo, una gran animadversión hacia lo injusto y lo que no es de recibo.
Este día 7 de Mayo se daba la cita para con la diversidad por parte del área de la mujer de Comisiones Obreras mediante las “Jornadas Diversidad afectivo-sexual e identidad de género en el ámbito laboral”. Sí, diversidad -tal cual leen-. Esa palabreja de apoderamiento por parte de los sectores socialdemócratas que parece anclada con verdadera fuerza en el colectivo LGTBI -Ya saben: Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, y ahora aceptado, Intersexuales-; pero que a su vez en una terminología más exacta deriva en el inmenso tapiz social y cultural que se ha generado en España por ser ruta de paso e incluso asentamiento de una amalgama de sujetos cada uno de su padre y de su madre.
Notablemente las cifras no son halagüeñas si hablamos de la diversidad en el ámbito laboral. Y es que si algo se le ha dado bien al Gobierno del Estado es crear flecos y desigualdades en el ámbito laboral, con la bandera de la “herencia recibida” como constante, vía reformas de la normativa laboral que ha propiciado un aumento de los contratos basura y contratos precarios; y más importante en el asunto que nos ocupa, una ingente cantidad de despidos objetivos por causas personalistas como son la orientación sexual.
Esto ha generado que los sindicatos se deban volcar, e iba siendo imperativo, en los colectivos afectados. Que, además, no son pocos.
En Europa se aprobó hace nada un informe bajo el nombre de “Lunacek”, que para quien no lo sepa era un compendio titánico de datos que pocos eurodiputados pudieron digerir sin la necesidad de un cubo para vomitar ante las injusticias de unos y otros Estados de cara a las personas LGTBI. Pero así mismo, como ya saben, de nada sirve un informe que a su vez no sea propositivo. Y en este sentido, el mentado, incluía unas rutas de acciones a nivel europeo para la terminante acción de la lucha contra la discriminación, en especial, por orientación e identidad sexual -no la jodamos confundiendo uno y otro término-.
Pero con eso no basta, y así parece ser que lo han entendido desde nuestra Huelva aquellas mujeres y hombres que llevan años partiéndose el lomo por otras personas; algunas de estas personas conocidas para mí -y todo el que se mueva- como la guerrillera Carmen Árenas de CCOO, la incombustible Flora Pereira de Colegas Huelva y la estoyatodoloquepuedo y más Támara Márquez -que cualquiera diría que es un ejercito convergido en el cuerpo de una sola mujer, de verás- y Raúl del Río, en gala y honor a la presidencia de la Fundación Triangulo Andalucía, así como Miriam Hervas de la asociación Arco Iris Huelva ¡Un plantel tremendo y muy valiente!
Unas jornadas como ruta inicial de un trabajo inmenso. Con el objetivo fundamental de abrir debate y generar aún más fórmulas y mecanismos positivos que permitan paliar con la maligna desigualdad que unos y otros han generado en un hacer poco humano y demasiado mercantilista.
Y mediocre, así como vanguardista mental, ha de ser quien opine que hay que entender para poder tomar parte de este foro. Aquí el que más y el que menos le ha salido un hermano o hermana que si entiende. O tiene un amigo o una amiga que también. O un abuelo o abuela que las ha pasado putas durante el franquismo. O hay quien entiende más de lo que quisiera reconocer. Pero lo importante ya no es que nos toque de cerca, lo realmente importante -insiste un hombre a pro de cansarse con una mujer ¿o era casarse?- es tomar determinaciones y acciones contra toda discriminación.
Puede que por altruismo o por el egoísmo inherente a una cita que siempre me gustó, una que circula por los internetes, aquella atribuida a Niemöller: “Primero fueron a por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después fueron a por los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después fueron a por los católicos, y yo no hablé porque era protestante. Después fueron a por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara por mí.”
Pero para el caso da lo mismo, queridos lectores -y lectoras, ya que hoy andamos igualitarios-. Lo realmente importante es tener una conciencia de siglo XXI, donde no nos quepa la sombra de duda sobre que debemos hacer, con constancia, ejecutiva el ánima que recae sobre el artículo 14 de nuestra Constitución. Que nadie se quede fuera, y menos a permisión de un Estado compuesto por ciudadanos libres. Al fin y al cabo ¿Qué es la discriminación sino rechazar a alguien por sus atributos personales en algo donde no caben personalismos?
A mi juicio, y al de cualquier persona con coherencia, la única discriminación lícita es aquella que cuelga de la puerta de un servicio público en la hostelería, la de “aquí mean chicos y aquí chicas”, eso sí, cambiando quizás los obsoletos letreros de sombrero y falda por la simbología circular con un rabito arriba o uno abajo -según el caso-. Pero, para todo lo demás, no. No y mil veces no.
Este día 7 de mayo se apuesta por, debatir sobre y fomentar, la igualdad. Algo que la sociedad onubense sin duda apreciará y dará el valor y eco que se merece, y no, precisamente no a “grito de marica el último”, que el horno no está para bollos ¿o sí?