Adolfo Morales. La complejidad de la historia, y el mismo afán temporal de sus representantes, confiscan la memoria de los ciudadanos, que a menudo desconocen cuáles son sus raíces. Huelva es un templo secular de la desmemoria que necesita resarcirse de esa pereza histórica, al tiempo que debe apartarse de esa vacante y acudir al encuentro de su pasado.
Les presento a Doña Luisa de Guzmán (Huelva13 de octubre de 1613 – Lisboa, 27 de febrero de 1666), la niña onubense que llegó a ser reina consorte de Portugal junto al rey Juan IV, y posteriormente Regente durante la minoría de edad de su hijo Alfonso VI. Madre de los reyes de Portugal Alfonso VI y Pedro II, y de la reina de Inglaterra Catalina de Braganza. Una desconocida que reclama su lugar en el corazón de la ciudad.
Pero antes de adentrarnos en su tiempo, debemos zanjar el que tal vez sea la clave de tan desapasionado desencuentro: su lugar de nacimiento.
El conflicto del lugar del nacimiento de Luisa de Guzmán transita a caballo entre Sanlúcar de Barrameda y Huelva, para perder finalmente la clandestinidad de la duda histórica al considerar como documento válido, contrastado y sancionado con carácter de prueba definitiva, la fe de bautismo descubierta por el Licenciado D. Juan Agustín de Mora, que se conserva en la Parroquia Mayor San Pedro de Huelva, y que he podido contemplar y fotografiar gracias a la amable colaboración de su párroco José Arturo Domínguez Asensio.
Este documento, es un viejo conocido, ya descrito por historiadores y otros defensores de la memoria de la historia de Huelva, que hace referencia al singular hecho que nos ocupa.
La fe de bautismo forma parte de un tomo compuesto por decenas de otras declaraciones datadas entre 1602 y 1626 y que dicta lo siguiente:
“En la Villa de Huelva, jueves veinte y cuatro días del mes de octubre del año de Nuestro Salvador Jesucristo de mil y seiscientos trece años. Yo el licenciado Diego Muñiz de Leon, visitador general del Arzobispado de Sevilla, bautizo a la señora Doña Luisa Francisca, hija del señor don Manuel Alonso Perez de Guzman y de la señora doña Juana de Sandoval, Condes de Niebla. Fue su padrino el señor don Gaspar Alonso Perez de Guzman, Marques de Cazaza, y le adverti la cognación espiritual, y lo firme fecha ut supra. Licenciado Diego Muñiz de Leon”.
Es muy comprensible concluir, a la lectura de este documento administrativo que siendo aceptado que Luisa de Guzmán viese la luz el 13 de octubre, sería impensable que este hecho hubiese ocurrido en otro lugar que no fuese la misma ciudad de Huelva. Un bebé de días y una madre que acababa de dar a luz, no estarían en condiciones de viajar de una a otra ciudad, ni habría sido algo remotamente contemplado en la Casa Medina Sidonia ni en el Condado de Niebla, ante los riesgos innecesarios que una y otra podrían correr, por lo que podemos concluir que basándonos en el dato irrefutable de la fe de bautismo, y –como veremos más adelante- en el apego de su padre, don Alonso Pérez de Guzmán por Huelva, que Doña Luisa María Francisca de Guzmán y Sandoval nació en Huelva el 13 de octubre y bautizada el 24 del mismo mes tal y como queda constancia documental.
El origen de semejante tropelía histórica tiene su asiento en “historiadores” de ligera pluma, que canjearon la ciudad del nacimiento por Sanlúcar de Barrameda, probablemente al tratar de enaltecer la cuna de la figura de Luisa de Guzmán asociando el nacimiento a la Casa de Medina Sidonia, mostrando un absoluto desconocimiento y falta de rigor histórico anteponiéndolo a la insigne figura de su padre el XI Conde Niebla y VIII duque de Medina Sidonia , cuya vida e influencia también como ella pasaron de puntillas por la historia, y que vamos a tratar de recuperar sucintamente.
(Próximamente la Parte II: De cómo don Alonso Pérez de Guzmán, prefiere la “soledad de Huelva” a las gentilezas de la corte de Felipe III)
8 comentarios en «Doña Luisa de Guzmán, la onubense que llegó a ser Reina de Portugal»
Mi personal crireio es que este error se basa en principio, en la pertenencia de Huelva al Ducado de Medina Sidonia, ubicado en Sanlucar de Barrameda.
Lamentablemente en todos los textos portugueses, incluso en el Archivo da Torre de Tombo (Archivo Nacional), refieren Sanlucar como ciudad natal de Doña Luisa, algo que no se sotiene, porque si hubiese nacido alli, no la ubiesen posido trasladar a Huelva para bautizarla a los once dias, cuando en aquella epoca, a las embarazadas las tenian muchos dias con las piernas atadas, para que no surgieran hemorragias.
Hola Ángel, la afirmación de que «en todos los textos portugueses» es un poco exagerada. Las fuentes diversifican la común confusión. Y tal y como queda explicado hay otras que validan justo lo contrario, y luego queda el mismo sentido común y el ritmo natural de los acontecimientos. Es por eso que mi intención es clarificar con absoluta definición y evitar continuar el debate estéril de la duda que no vale más que para alargar esta singular anomalía. Saludos y gracias por tu también sentido común.
No voy a a entrar en comentarios sobre la historia de doña Luisa de Guzmán ya que la desconocía hasta el momento de leer tu información, Adolfo, documentada y fehaciente, de la que aprendo más de las cosas de Huelva. Pero si quiero, sin ánimo de molestarte, por si crees oportuno corregirlo, que el primer apellido del párroco de San Pedro es Domínguez y no es González. Gracias por todo lo que has aportAdo sobre doña Luisa de Guzmán.
Ok. Gracias.
D. Luísa de Gusmão.
D. Luísa de Gusmão não é das mais reconhecidas rainhas portuguesas. Verdadeiramente, o papel destinado às mulheres, no seu tempo, não ia muito além da maternidade. Se necessário, podiam assumir a regência (durante ausência, menoridade ou incapacidade do rei) e, em determinados casos, chegar ao trono por direito próprio (o que só aconteceria, em Portugal, um século e meio mais tarde a D. Luísa, com D. Maria Pia). Pelo contrário, a historiografia portuguesa tem sido unânime ao afirmar que D. Luísa era dotada, numa visão da época algo machista, de um espírito varonil, exercendo um magistério de influência sobre o seu rei e esposo, futuro D. João IV, tendo desempenhado um papel crucial na ascensão ao trono deste.
Nascida em Huelva, Espanha, a 13 de Outubro de 1613, D. Luísa foi filha de D. Juana Lorenza Gomez de Sandoval y la Cerda e de Juan Manuel Pérez de Gúzman y Silva, pertencendo, deste modo, à alta nobreza espanhola. Verifica-se facilmente na árvore genealógica da futura rainha alguns antepassados com a Casa de Bragança.
Ainda sob o domínio espanhol, uma união entre a Casa de Bragança e a Casa de Medina Sidónia era essencial para os desígnios de uma maior integração entre os reinos de Portugal e de Espanha. Nesse sentido, o casamento entre D. Luísa de Gusmão e D. João (futuro D. João IV) foi muito bem visto aos olhos de Filipe IV (III de Portugal). Assim, a 19 de Dezembro de 1632, após dispensa papel devido a alguma consanguinidade entre os nubentes, celebrar-se-ia o matrimónio, tornando-se D. Luísa na mais recente duquesa de Bragança. Ambos apenas se veriam a 12 de Janeiro de 1633, na ponte do Caia, dirigindo-se de seguida para a Sé Catedral de Elvas, lugar onde se procedeu à ratificação do casamento.
Me tomé la libertad de publicar este texto,donde se ve que D.Luisa de Guzmán nació en Huelva.Aunque esta en portugués se entiende bien,que nació en Huelva.
Muchas gracias por este articulo.
Me interesaría leer el siguiente sobre Manuel perez de guzman y Huelva.
Hay que tener en cuenta que el Duque de Medina Sidonia, además de Conde de Niebla, era Señor de Sanlúcar de Barrameda, lo que pudo contribuir al error. Yo he escrito a los responsables de algunas fuentes portuguesas que consulto con cierta frecuencia, al objeto de subsanar el error. Espero que la gestión tenga buen fin.
Por otro lado, parece necesario reescribir la historia de Huelva y sus pueblos, dejando a un lado chovinismos innecesarios y leyendas que se han demostrado falsas y recuperando todo lo que, con base documental suficiente, se ha venido aportando desde que se publicaran otras versiones previas de esa historia.
No sé si eso será posible en una ciudad que entierra sus restos arqueológicos, añade nuevas plantas absurdas a los pocos edificios históricos que nos quedan y goza de una buena dosis de desidia.